Un equipo científico procedente del Deep Carbon Observatory (DCO) acaba de publicar un sorprendente estudio en el que se ha sacado a la luz la existencia de una 'biosfera profunda' hasta ahora totalmente desconocida por la ciencia y que presenta un gigantesco ecosistema aún por descubrir.
Los expertos han estimado que podría haber hasta 23.000 millones de toneladas de bacterias y microbios debajo de la superficie de la Tierra, algunos de los cuales podrían arrojar información de enorme relevancia sobre la evolución de la vida en el planeta.
Además de estos datos, el estudio de la 'biosfera profunda' ha determinado que este nuevo ecosistema se extiende para ocupar un volumen de entre 2.000 y 2.300 millones de kilómetros cúbicos, es decir, el doble de lo que ocupan los océanos del planeta. Con lo que respecta a las criaturas pobladoras de este gigantesco espacio, la mayoría de ellas son bacterias y arqueas, un dato muy significativo puesto que se cree que la biomasa de este ecosistema supone el 70 % de toda la población bacteriana del planeta.
Seres vivos subterráneos
El estudio de este sorprendente hallazgo ha podido evidenciar más datos sobre las características del nuevo espacio. A pesar de las condiciones extremas, la escasez de luz y de nutrientes y la alta presión, lo más sorprendente de todo es la enorme presencia de seres vivos subterráneos. Esta fascinación es la que comenta la microbióloga Karen Lloyd, de la Universidad de Tennessee: “Hay vida en todas partes, en todas. Y lo más fascinante es que mires donde mires descubres organismos inesperados e inusuales. Algunos de ellos llevan vivos miles de años, están metabólicamente activos, pero consumen menos energía de lo que creíamos suficiente para subsistir”.
A día de hoy, la magnitud de este ecosistema hace que sea imposible saber si es posible que haya criaturas más grandes y diversas. Hasta ahora, los científicos perforaron la superficie terrestre y tomaron muestras a más de cinco kilómetros de profundidad, tanto bajo tierra firme como bajo el mar, pero las posibilidades de la 'biosfera profunda' parecen tener aún mucho que aportar.