Un equipo de científicos españoles y belgas ha descubierto que el sistema inmunológico de las alpacas es capaz de desarrollar un tipo de anticuerpos que podrían ser una valiosa herramienta en la lucha contra el cáncer. A este conjunto de anticuerpos, caracterizados por ser de un tamaño mucho menor que los comunes, ha sido bautizado por los científicos como nanocuerpos.

La característica que más ha atraído la atención de los investigadores ha sido que este componente del sistema inmune podría bloquear el Factor de Crecimiento Epidérmico (EGF) en las células cancerígenas

¿Qué es el EGF?

El EGF o nepidermina es una sustancia proteica que --junto con las hormonas y los neurotransmisores-- son capaces de acelerar el crecimiento de algunos tumores cuando se produce una regulación inadecuada en su secreción. Este tipo de sustancias no dispone de inhibidores concretos, al menos hasta ahora. Los nanocuerpos hallados en la alpaca podrían ser las primeras evidencias que mostraran que es posible frenar la nepidermina.

Así pues, la investigación en el sistema inmunológico de las alpacas se consolida como una etapa inicial en lo que podría ser un estudio mucho más extenso para averiguar si los nanocuerpos detectados tienen realmente un efecto farmacológico efectivo en tratamientos contra el cáncer. “Aprovechando una herramienta biotecnológica emergente hemos conseguido los primeros fármacos inhibidores de alta afinidad para EGF”, afirman los científicos.

Los anticuerpos de la alpaca

El IRB Barcelona produjo la proteína EGF y sus colaboradores belgas la administraron en una muestra selectiva de alpacas. Una vez aplicada la proteína, el sistema inmunitario de este animal característico de Bolivia reaccionó inmediatamente ante el antígeno extraño. Creó anticuerpos bloqueadores del EGF que dieron la clave sobre la efectividad inmunológica en los mamíferos. 

Así lo explica Ernest Giralt, jefe del Laboratorio de Péptidos y Proteínas del IRB Barcelona y uno de los principales autores del estudio: “Al inyectar EGF a la alpaca le hemos pedido a la madre naturaleza que encuentre alguna molécula capaz de unirse de manera muy fuerte y muy selectiva al EGF, y ha encontrado dos soluciones muy diferentes pero igualmente efectivas para un antígeno tan pequeño y difícil como este”.