Es muy probable que en alguna ocasión hayas oído hablar de creencias populares que hablan del uso del microondas como una forma de cocinar que acaba con las vitaminas y el valor nutricional de los alimentos. Algo que poco a poco se ha ido extendiendo, hasta el punto de no saberse si realmente es cierto o no.
Igual que esta, existen muchas leyendas urbanas que han conseguido sobrevivir al paso del tiempo, llevándonos a tomar por verdad cosas que poco o nada tienen que ver con la realidad. Por suerte, gracias a internet y a su libre acceso a la información, podemos desenmascarar estos falsos mitos.
El mito del microondas
Tal y como han revelado estudios llevados a cabo por el equipo del programa de YouTube SciShow, efectivamente el microondas altera el valor nutricional de los alimentos. No obstante, esto sucede también con otros métodos de cocina que no gozan de tan mala prensa e, incluso, pueden llegar a ser más perjudiciales para la integridad de los nutrientes.
Foto de archivo de un microondas / CRÓNICA GLOBAL
La realidad es que los microondas son capaces de calentar los alimentos con mucha más rapidez que otros electrodomésticos. Algo que es importante teniendo en cuenta que las vitaminas se descomponen más cuanto más tiempo están expuestas al calor. Esto adquiere una relevancia mayor en determinadas propiedades como la vitamina C, que es especialmente sensible al calor.
¿Cómo desaparecen más nutrientes?
Un grupo de investigadores analizó las diferentes formas de cocinar el brócoli, prestando atención a los cambios que experimentaron sus nutrientes con cada una de ellas. Como resultado, observaron que hervirlo provocaba una pérdida del 33% de su vitamina C y sofreirlo un 24%, mientras que al hacerlo en el microondas sólo se perdía el 16%. Sin embargo, el método más eficiente fue la cocción al vapor, gracias al que casi nada de la vitamina C del brócoli desapareció.
De esta forma, queda desmentido el mito de que el uso del microondas sea de alguna forma perjudicial para la conservación de los nutrientes de los alimentos. Una muestra de que muchas veces, los métodos más eficientes que son capaces de ahorrarnos tiempo, son también los más válidos.