Nur Gueneli, un estudiante de doctorado, ha protagonizado un increíble hallazgo para la ciencia: ha descubierto nada más y nada menos que el color más antiguo de la historia. Se trata de un pigmento de color rosáceo hallado en unas rocas de la cuenca de Taoudeni, en Mauritania, de una antigüedad que supera los 1.100 millones de años. Según científicos de la Universidad de Australia, las muestras ofrecen una amplia gama de color que va desde el rojo sangre hasta el morado oscuro, pero que cuando se someten a disolución adquieren un color rosa muy intenso.
El responsable de este descubrimiento ha explicado los procesos llevados a cabo en su investigación doctoral hasta dar con el color. Según Gueneli, el resultado de este pigmento se debe a restos moleculares de clorofila producidos por organismos fotosintéticos que vivían en un océano primitivo ya inexistente.
Más antiguo que los dinosaurios
La revelación de este estudio supone un gran interés no sólo por descubrir un color de la antigüedad, sino porque gracias a este hallazgo se puede arrojar luz sobre la historia de la evolución. Jochen Brocks, científico de la Universidad Nacional de Australia, destaca la rareza de un hallazgo como este. Tanto es así que en un principio pensaba que las muestras debían estar contaminadas: “Es increíble que algo con un color biológico haya sobrevivido durante tanto tiempo. Estamos hablando de moléculas reales, las moléculas coloreadas más antiguas del mundo”.
Según reflejan los datos, este pigmento contiene más de 1.000 millones de años de antigüedad, lo que quiere decir que es incluso anterior al surgimiento de los seres vivos que conocemos. Para hacernos una idea, los primeros dinosaurios de los que se tienen constancia surgieron hace 600 millones de años, por lo que el color descubierto es incluso diez veces más antiguo que, por ejemplo, el primer Tyrannosaurus Rex.