Los secadores de manos, tan típicos en los cuartos de baño en sitios públicos, han sido considerados fuentes de microbios en multitud de ocasiones y son muchas las personas que evitan el contacto con ellos. No obstante, pese a no tocarlos, siguen siendo un propagador de bacterias, según un estudio realizado por la Escuela de Medicina de la Universidad de Connecticut que ha sido publicado en la revista científica Applied and Environmental Microbiology.
Estos aparatos no solo soplan aire, sino que también succionan. Es por ello que cuando alguien se está secando sus manos, el dispositivo también está aspirando, lo que está provocando que absorba las bacterias presentes en las manos de las personas. Estas, aunque puedan estar lavadas, pueden portar microbios en la piel. Los secadores de manos absorben estas bacterias y posteriormente vuelven a expulsarlas cuando sueltan aire.
Imagen de archivo de una persona lavándose las manos / CG
Una autopista de bacterias
Los investigadores que han llevado a cabo este análisis pusieron a prueba sus propios cuartos de baño. Observaron que los secadores de manos están creando autopistas bacteriológicas invisibles en el aire de los cuartos de baño. La fuerte energía con la que estos aparatos soplan estaba provocando que estas bacterias se extendiesen por todo el edificio. No sólo mediante las manos que se colocan bajo ellos, sino también por el aire.
Para descubrir cuantas bacterias conseguían esparcir, los investigadores colocaron filtros de glucosa en baños públicos para analizar la cantidad de bacterias cuando los secadores estaban apagados y encendidos. Cuando no estaban activados, la evidencia de bacterias era menor, con una media de seis colonias por filtro. Pero cuando los secadores de manos comenzaban a funcionar, la cantidad de bacterias aumentaban, promediando en torno a 60 colonias de bacterias.
Parte de las bacterias que encontraron no fueron originadas en el interior de los secadores, sino que llegaron a ellos por el aire. Los autores del estudio sospechan que posiblemente se expandieran las partículas que resultan al tirar de la cisterna de un inodoro. Por ejemplo encontraron Bacillus subtilis, un microbio provenientes de las tripas humanas, así como diversos tipos de flora intestinal. Para reducir este número de bacterias sugieren instalar determinados filtros en estos aparatos.