Nos engañan. Somos conscientes, pero caemos la mayor parte de las veces. Nos movemos por impulsos y aunque luego veamos con claridad que hemos sido objeto de una estafa, parece que no aprendemos, somos manipulables. Los ejemplos son múltiples, pensemos solo por un instante en esas terribles armas de destrucción masiva que justificaron una invasión y luego no existían. Y luego están las advertencias de los agoreros sobre todas las conspiraciones que nos acechan y que van desde que Hitler no está muerto hasta que hay una raza reptiliana que bajo apariencia humana ocupa cargos de poder. Algunas no tienen desperdicio: nos domina un Gobierno mundial liderado por miembros de la secta de los Illuminati, el tsunami de diciembre de 2004 fue provocado artificialmente por empresas para conseguir contratos de reconstrucción, el holocausto judío es un invento y Jack el Destripador era la Reina Victoria ayudada por su médico personal y amante, a fin de asesinar a una prostituta embarazada de su hijo, el príncipe heredero.
Todo es un complot de las agencias espaciales para justificar las millonarias partidas presupuestarias que se gastan a nuestra costa
Pero todo esto no es nada comparado con la conspiración que han destapado recientemente jugadores de la NBA. Sí, no estoy desvariando. Shaquille O'Neal ha dicho que cree firmemente que la Tierra es plana y que tiene pruebas. Como si de un moderno Isaac Newton se tratase, basándose en la observación, tiene claro que cuando conduce de costa a costa de EEUU llega de un punto a otro sin más, que no hay ninguna curvatura, concluye que "es jodidamente plana", así como que las imágenes de la Tierra que nos proporcionan las estaciones espaciales podrían ser dibujadas o inventadas. Kyrie Irving, otro jugador, sostiene lo mismo, le basta con ver cómo viajamos. Según éste, deberíamos plantearnos incluso si la Tierra gira alrededor del Sol (pobre Copérnico), puesto que si el planeta no es esférico, girar es absurdo. Estas ideas no son nuevas, la Flat Earth Society, fundada en 1956 por Samuel Shenton, tiene claro que la Tierra es un disco de unos 24.900 millas de diámetro y 9.000 kilómetros de profundidad, en el que el polo norte está en el centro y la Antártida es un anillo que rodea toda la circunferencia, de forma que si caminas por ella, acabas dando la vuelta al mundo sin caerte. Parece mentira que no se le haya ocurrido a nadie darse ese paseo. En casa podríamos hacer la prueba, aplastar la típica bola del mundo que los Reyes Magos trajeron a nuestros hijos, a ver qué pasa. Si esto es así, ¿cuál es el motivo del engaño universal? Todo es un complot de las agencias espaciales para justificar las millonarias partidas presupuestarias que se gastan a nuestra costa. El propio Shenton dijo en su día que los alunizajes eran un montaje de la NASA y que contaron con la colaboración de Hollywood. Muchos están convencidos de que el hombre nunca llegó a la Luna.
En fin, que no podemos fiarnos ni de nuestra sombra. Y por cierto, hay una teoría que dice que los vampiros existen y se basa en la cantidad de personas que desaparecen todos los días. No estaría de más ir por la calle con una cabeza de ajos en el cuello. Por si acaso.