La imagen de un científico suele estar asociada a la de un hombre con bata blanca y que vive en el laboratorio, alejado de los asuntos más mundanos. Un estereotipo que no corresponde a la actualidad, donde cada vez son más los investigadores que se lanzan al mundo del emprendimiento creando sus propias start ups o modelos de negocios innovadores.
Este es el caso de Exogenus Therapeutics, una empresa emergente de biotecnología portuguesa que recientemente ha ganado el Premio everis 2016 por sus hallazgos en el campo de la medicina regenerativa. Su fundadora, Joana Simoes Correia, explica a instancias de Crónica Global que han conseguido progresos significativos por lo que respecta a la curación de heridas crónicas: “Lo que nuestra medicina puede hacer para el paciente es estimular la curación. En lugar de tener una herida que puede tardar meses o años en curar, nuestro producto puede acelerarlo y cerrar la herida de forma mucho más rápida”.
75 millones de afectados en todo el mundo
Este avance propiciaría que el paciente no tenga que ir a rehabilitación o a terapia durante tanto tiempo. Se trata de heridas crónicas causadas por enfermedades como la diabetes, la obesidad o la hipertensión arterial, que afectan a más de 75 millones de personas en todo el mundo, y de las que el 70% no pueden curarse con una atención estándar.
“Hay una alta necesidad de terapias que pueden acelerar el proceso de curación en esta gente que no tienen una regeneración adecuada de la piel”, relata la máxima responsable del proyecto.
Desde Exogenus Therapeutics manipulan la sangre del cordón umbilical en el laboratorio, coleccionando diferentes tipos de células, y, posteriormente, trabajan con las moléculas que tienen una alta capacidad de regeneración. Se trata de medicina biológica que, a diferencia de la sintética, trabaja con componentes vivos.
Acelera la curación un 20%
En la actualidad, se encuentran en la fase preclínica, en el desarrollo de su primer producto, llamado Exo-Wound, que ha sido testado en diversos tipos de roedores con resultados positivos. “En 2018 finalizaremos la fase preclínica y, en 2019, estimamos que se podrá testar en personas”, augura la científica.
Las conclusiones más recientes reflejan que el tratamiento no provoca rechazos y, después de 10 días de aplicación, es 50% más eficiente que las terapias con las que compiten. Además, acelera la curación un 20% respecto los tratamientos convencionales.
Si logran comercializar el producto, representará un logro de un pequeño grupo de científicos embarcados en una aventura empresarial con resultados beneficiosos para el conjunto de la sociedad.