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Auge y caída del conejo Bam (Anagrama) es mucho más que la historia de un conejo que se convirtió en el líder de los demás conejos. Tampoco es solo la historia de Copito, otro conejo que supo ver, con mayor o menor acierto el potencial de liderazgo de Bam. La nueva novela de Andrés Barba es, en realidad, la historia de cómo nace y se organiza una sociedad y de cómo esta comienza a deteriorarse y pervertirse a través de las mismas dinámicas que le permitieron nacer. A través de la historia de una madriguera, Barba nos habla de nuestra sociedad: las dinámicas de las masas, el fanatismo de los líderes, la perversión del lenguaje, la seguridad como un instrumento de control o la libertad convertida en un concepto vacío. Detrás de esta novela hay muchas lecturas, algunas de ellas procedentes de sus años universitarios, como Natalia Ginzburg, un autora de la que ha traducido distintas obras, entre ellas su teatro completo, que próximamente verá la luz en el sello Acantilado. “Ginzburg me ha enseñado a simplificar. Soy una persona que tiene cierta inclinación a la retórica y su ejemplo me hizo descubrir que no debo decir nada que no sepa o que no haya entendido. A no escribir sobre cuestiones que no han sido antes experiencias”. 

¿Auge y caída del conejo Bam es una fábula o una ficción política? ¿Cómo definimos esta novela protagonizada por conejos?

Por motivos comerciales la hemos presentado como fábula, pero en realidad no lo es. Tiene muy poco en común con las fábulas de Esopo o los cuentos de animales de Apuleyo. Tampoco la emparejaría con Rebelión en la granja, porque ahí Orwell antropomorfiza a los animales y, además, cada animal tiene como correlato a un personaje histórico identificable. El referente que yo tenía era Kafka y  su relato 'Josefina la Cantora', que además es el último de sus cuentos. Ahí recurre a los animales, pero no para hacer un ejercicio de antropomorfismo. Lo que pretende Kafka es pensar y narrar los animales como animales y, de esta manera, al anular lo humano, crear un relato político. A mí ese cuento me marcó mucho. Es difícil canalizar a través de un relato así las neurosis de tu propio tiempo sin simplificarlas, que es algo a lo que tiende la fábula, a simplificar lo complejo para hacerlo más comprensible. Con Auge y caída del conejo Bam quería eludir cualquier elemento pedagógico de la fábula, que precisamente por este motivo ha terminado siendo un género vinculado al público infantil. En mi novela, los conejos piensan como animales, a pesar de que encarnan nuestras neurosis y nuestros miedos.

Andrés Barba EDUARDO CARRERA (ANAGRAMA)

¿Es también una metáfora de nuestra historia?

Sí, es un guiño al famoso ensayo de Edward Gibbon [Historia y decadencia del imperio romano] en el sentido de que la novela construye casi un ciclo histórico hegeliano completo. Lo que aquí narro es un ciclo trágico el auge y de la caída no solo de Bam, sino de toda una comunidad de conejos, desde el nacimiento de la conciencia a través del nombre hasta la decadencia de todo, pasando por la creación de las instituciones, la instauración de un líder, la creación de rituales o la politización del placer… En la construcción de este libro hay una mirada sobre nuestro presente, sobre todo en lo que se refiere a la aceleración de los tiempos y la historia; da la impresión de que, en los últimos diez años, hayamos cruzado tantos ciclos que nuestra capacidad para pensar crítica y políticamente se ha vuelto nula. Me interesaba observar, por un lado, la creación de la conciencia individual y colectiva y, por el otro, la decadencia de las instituciones, el vaciado del sentido democrático. La novela se cierra, por decirlo de alguna manera, en el comienzo del segundo ciclo, el paródico.

Esta novela dialoga con otra anterior suya, República luminosa. Ahí indagaba en las dinámicas sociales de la violencia y el dominio a través de un grupo de niños.

Es cierto. Cuando empecé a escribir este libro tuve la misma sensación que tuve con República luminosa: tener una especie de juguete entre las manos que me habilitaba para hablar de todas estas cuestiones. 

Usted se interroga sobre el lenguaje.

Por supuesto. Vivimos en un tiempo donde el lenguaje es clave. Nuestra inseguridad para nombrar la realidad es mayor que nunca. La civilización, como se muestra en la novela, comienza con la creación de los nombres; nombrar es otorgar un destino y una identidad. Cuando los conejos reciben un nombre –como Bam y Copito– su destino cambia radicalmente,  incluso para aquellos que no aceptan su nombre. Libramos una batalla por los términos, por las palabras.

'República luminosa' ANAGRAMA

Un líder no solo controla a través de las palabras, sino que nace con las palabras.

Bam nace como líder a través de Copito. Un líder no depende de sí mismo, sino que depende de que alguien lo reconozca como tal. Y quien le concede esta credibilidad y lo convierte en líder es Copito, puesto, antes de su llegada, los únicos valores de Bam eran la estupidez y la insensatez. Copito convierte esa insensatez en un valor y, así, Bam pasa de ser alguien que nadie quería cerca porque se le consideraba peligroso e, incluso, un loco, a ser una autoridad. Esto nos lleva a preguntarnos cuáles son las condiciones naturales del líder. Al respecto, en El muro, Sartre tiene un relato, 'La infancia de un jefe', que pasa desapercibido, pero para mí es uno de sus mejores textos. En él se plantea, desde un punto de vista existencialista, qué le tiene que ocurrir, en su infancia o en su adolescencia, a una persona para convertirse en líder en su madurez. Y la respuesta de Sartre es que esta persona debe pasar por una enorme humillación o por un enorme rechazo antes de convertirse en líder.

Y esto es lo que vive Bam antes de ser un referente para el resto.

Efectivamente. Bam, como todo líder, nace dos veces: por un lado, está el nacimiento a través del cual los otros perciben que es un catalizador de emociones; por el otro, está el nacimiento en el que él, conscientemente, asume su condición de líder, incluso en contra de su voluntad, pues, como decía Platón, los verdaderos políticos son aquellos que asumen su condición de políticos enojados por tener que hacer política y dejar de hacer cosas más interesantes por el bien de la comunidad. Esto me hace pensar en lo que cuenta Obama en sus memorias, que traduje junto a mi pareja. Obama dice que, en la primera campaña electoral, pensó mucho hasta qué punto tenía que asumir su condición de hombre negro: ¿debía explicitarla o no y, por tanto, asumirla sin más?

Hay que tener en cuenta que, en Estados Unidos, para muchos, incluso demócratas, el hecho de que una persona negra pudiera ser presidente resultaba aterrador. Lo curioso es que cuando se convierte en Estados Unidos su negritud desaparece.  No es que deje de ser negro, sino que su color de piel deja de ser importante. Ser negro se vuelve una cualidad más, como ser abogado o ser de Chicago. Esto es interesante porque nos deja ver de qué manera todos los líderes tienen una cantidad de rasgos hiperespecíficos, es decir, tienen una serie de marcas físicas fuertes y reconocibles, pero, al mismo tiempo, estas marcas no son más que categorías vacías. Los líderes políticos son ninots a los que la gente pone las etiquetas que quiere.

La relación de Bam y Copito, ¿tiene algo de la relación entre Don Quijote y Sancho?

Sancho es el único que puede convencer a Alonso Quijano para que siga siendo don Quijote cuando ha dejado de creer que lo es. Cuando pierde la fe, el único que puede recuperarla es Sancho. Y aquí pasa algo similar: Copito es un legatario, es el historiador, quien reescribe la historia como testigo y  cómplice político, puesto que Copito es el habilitador del nacimiento de Bam como líder.

Si Copito es el habilitador, Marron es la disidente

Es la primera cancelada, puesto que es una disidente del discurso. Y aquí vuelve a aparecer el tema del lenguaje. El discurso político es un género que me fascina, y quería incluir eslóganes en el texto para ver cómo funcionan. La novela está llena de frases reales de políticos: Thatcher, Trump, Stalin… Lo que me interesa de lo eslóganes es el hecho de que tienen que ser capaces de generar sentimientos viscerales, siendo ellos una categoría vacía en el sentido de que dicen sin decir. En la novela, hay un momento en el que Bam grita “más” y todos empiezan a repetir: “más, más, más…” ¿Más qué? Ni tan siquiera están seguros de que Bam haya dicho “más”, pero lo siguen igualmente.

Portada de 'Masa y poder' de Elías Canetti MUCHNIK EDITORES

Aquí aparece el tema de las masas, porque para que haya un líder se necesita de una masa que lo siga y qué repita sus eslóganes.

Sobre esta cuestión, uno de los libros clave es Masa y poder de Elias Canetti. Lo leí con 20 años en la universidad y me enseñó a pensar políticamente y a entender el funcionamiento de las masas, algo que hoy es esencial. Canetti nos ayuda a comprender cómo funcionan esas dinámicas energéticas de la masa, cómo se dinamizan, qué las entorpece y por qué, cuando se alcanzan determinados lugares anhelados políticamente, se desactivan. La retórica política es una retórica del anhelo permanente. El político nunca debe cumplir o, si cumple, debe catapultar el anhelo hacia otra parte porque en el momento en el que se deja de anhelar la retórica política se detiene. Por esto, cuando los conejos llegan a la felicidad, son devorados por ella y acaban cayendo en un estado de desdicha.

Uno de los anhelos nunca satisfechos es el de la seguridad plena frente a un supuesto enemigo.

Uno de los mayores aglutinantes para cualquier grupo es tener un enemigo. Hace que la comunidad se cohesione y poroduce un deseo de seguridad. Señala Canetti que la energía de la masa no crece hasta explotar, sino que se va trasladando a conceptos y palabras que, a su vez, van perdiendo su sentido porque se convierten en una especie de obsesión acrítica. En la novela se habla de la obsesión por la libertad, un término que, de tanta obsesión, termina por vaciarse de sentido. Y se habla de cómo se acepta perder la libertad cuando la seguridad se impone. Hay que tener en cuenta que la seguridad total es inalcanzable; por tanto, generar una obsesión con la seguridad es crear un inhibidor ante cualquier otro sentimiento o anhelo. En todos los momentos políticos donde se ha instalado la obsesión por la seguridad es porque se oculta otra cosa. Cada vez que un político dice seguridad sabemos que nos van a robar un derecho civil y, sin embargo, se acepta esta pérdida porque la obsesión por estar seguros es más fuerte.

'Auge y caída del conejo Bam' ANAGRAMA

Otro aglutinante de la sociedad es el relato histórico. Copito reescribe la historia de Bam para que todos, incluso quienes no llegaron a conocerlo, sepan quién es.

Sí, reescribe la historia de Bam por el bien de la comunidad. En esta reescritura está muy presente su figura como testigo. Así percibimos que su relación con Bam ha ido mutando: empieza con un sentimiento de amor que, luego, se transforma en fascinación, puesto que el líder no es alguien que deba ser amado, sino una figura que debe ser admirado e idolatrado. Copito termina manteniendo con él una relación fanática, pero, cuando sucede, ya no hay entre ambos una relación cercana, puesto que Bam, como todos los líderes, se ha vuelto intocable.

El fanatismo lleva a una anulación del juicio crítico.

Lo mejor que le puede ocurrir al populismo es obligarnos a vivir fanáticamente la política, lo que supone la desaparición del pensamiento crítico y defender al partido como si se tratara de un equipo de fútbol.

¿Al desaparecer la crítica desaparece también la parodia?

Marrón es la única coneja que puede reírse de Bam. Nadie más, excepto ella, puede hacer humor sobre Bam. Es lo que Bataille llama, transgresión reglada, un mecanismo que, en lugar de cuestionar el poder, termina reforzándolo. La monarquía más indestructible del planeta es la inglesa porque permite y propicia el humor sobre ella, al no temer por su legitimidad. En España nuestra monarquía se pone nerviosa cada vez que se hace humor sobre ella porque sabe que no se le reconoce su legitimidad.