Virginia Feito, Cristina Cerrada e Yrsa Sigurðardóttir en el festival BCNegra 2025

Virginia Feito, Cristina Cerrada e Yrsa Sigurðardóttir en el festival BCNegra 2025 PM

Letras

Los fantasmas metafóricos en el festival BCNegra 2025

La segunda jornada del festival BCNegra 2025 contó con la presencia de Donna Leon y otros autores clave del noir nacional e internacional con una reflexión de fondo sobre los componentes de la alta Literatura

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La gran dama del noir en Barcelona. El pasado lunes, la histórica sala de espectáculos Paral·lel 62, reconvertida en un espacio dedicado a la música y otras disciplinas artísticas, se convirtió en el epicentro de la novela negra. En una tarde, acogió a algunos de los autores del género más destacados a nivel local, nacional y también internacional. Entre ellos, destacó la presencia de la escritora y reina de la novela negra', Donna Leon

A lo largo de los años, el festival ha conseguido reunir a numersos autores de prestigio, como es el caso de Leon, pero se debe destacar que no por ello ha disminuido su cercanía y familiaridad con el público, muy participativo en todo momento durante las tres charlas que tuvieron lugar: Fantasmas bajo la cama del tiempo, Amílcar Barca, Barcelona, y Venezia senza di te.

Los fantasmas de la mente 

Tres autoras fueron las encargadas de comenzar la jornada, Virginia Feito, Cristina Cerrada e Yrsa Sigurðardóttir, protagonistas del debate junto a Víctor Fernández, el moderador de la primera mesa redonda, Fantasmas bajo la cama del tiempo.

Virginia Feito, Cristina Cerrada e Yrsa Sigurðardóttir

Virginia Feito, Cristina Cerrada e Yrsa Sigurðardóttir

Feito, autora de Victorian Psycho, bestseller en EEUU que se convertirá en película (protagonizada y producida por Elizabeth Moss), fue la primera en pronunciarse con una duda razonable: “¿Te refieres a los fantasmas literales o a los metáforicos?”. “A los metafóricos, por supuesto” –ya se sabe que son los que provocan más miedo, y los más útiles para la creación literaria–. 

Las preguntas incidieron en cómo las experiencias pasadas influyeron en la obra de las tres autoras, en su propia identidad, y en la de su país; también sobre cómo el fantasma del lector siempre acecha en cada página en blanco.

Dejando a un lado cada caso particular, las tres coincidieron en una misma idea: el noir es un género que pretende atender una grieta, presente en la persona del lector y en la del autor, un glitch interior que genera en algunas personas una atracción hacia lo grotesco –ese componente 'gore' que encontramos en tantas narrativas hoy en día (en el cine destaca La sustancia, nominada a cinco premios Oscar este año)–. 

La doctora en Estudios Literarios, Cristina Cerrada, autora de Gadir (Lumen), aportó otra reflexión acerca del género: “Al final, todos los conflictos –el punto de partida de cualquier ficción–  son crímenes, si entendemos por crimen todo suceso que contradice la norma, que tiene una víctima y un culpable, que genera repercusiones…”.

¿La literatura policíaca es literatura en mayúsuculas, entonces? Una cuestión sin responder que dos horas más tarde volvió a salir a colación, en el tercer encuentro de la tarde, Venezia senza di te, una conversación entre Donna Leon y la periodista Berna González Harbour

Una invitada estrella

El teatro se llenó de pronto cuando apareció Donna Leon. La premio Pepe Carvalho 2016, autora de más de treinta títulos y creadora de la saga del comisario Brunetti. Con una voz sorprendentemente joven, pausada, un tono jocoso, y una lúcidez envidiable a sus 90 años, la escritora se declaró rotundamente en contra de la violencia explícita en literatura policíaca.

Donna Leon en la Feria de Frankfurt 2016

Donna Leon en la Feria de Frankfurt 2016 Wikimedia Commons

"No creo que deba escribirse con gusto sobre la violencia previa a un asesinato", afirmó. "Existe el deber de respetar a la persona fallecida".

Es la postura de una escritora que ha conseguido cautivar con sus novelas, la mayoría de las cuales tienen como escenario principal Venecia, su ciudad adoptiva. Allí vivió más de treinta años antes de mudarse, no por gusto, sino debido a los 30 millones de turistas que visitan la ciudad año tras año. La única solución para ahuyentarlos sería, según Leon, "llenar los canales de cocodrilos". 

Dónde queda la ética

Durante la conversación, Gónzalez Harbour sacó a relucir lo excepcional del personaje de Guido Brunetti, un detective atípico dentro del género políciaco. Allí dónde abundan los hombres atormentados y frustrados, Donna Leon creó un comisario educado, instruido, dedicado a su trabajo, que destaca por su inteligencia, pero también por su sensibilidad. 

Ante esto último, Leon explicó con emoción que aún se sorprende cuándo sus lectores le escriben para hablarles sobre Brunetti. Tanto es su personaje un ejemplo de la bondad humana, que hasta en tres ocasiones, relató, había recibido una carta en la que le hacían saber lo siguiente: un familiar había pedido que le releyeran un libro suyo antes de morir, porque deseaban que Brunetti fuera lo último que recordaran antes de fallecer. “Aún no he comprendido por qué”, dijo Leon.

Donna Leon y Berna González Harbour

Donna Leon y Berna González Harbour

En todo momento de su discurso llama la atención cómo le apasiona la literatura y el grado de conexión que siente con su propia obra. Describe a sus personajes como si los viera, recuerda frase a frase los capítulos de sus libros y también de sus títulos de cabecera, entre los que abundan los clásicos griegos como Agamenón. Para ella son modelos de ética que admira por su “claridad acerca de las reglas, de lo que se debe hacer y lo que no”, y por cómo han configurado nuestra cultura y nuestra manera de entender las relaciones humanas.

Ante la cuestión Trump, Leon continúa donde lo dejó en 2022, cuando comentó que su país “se estaba volviendo loco”, como recordó González Harbour.

“Hay dos cosas por las que toda persona es capaz de enloquecer: el dinero y el poder. No se dan cuenta de que la gente no escapa a la muerte y de que el dinero no te salva”. La escritora citó los últimos versos del soneto Ozymandias, de Percy B. Shelley: "Mi nombre es Ozymandias, rey de reyes: / ¡Contemplad mis obras, poderosos, y desesperad!" / Nada queda a su lado. Alrededor de la decadencia / de estas colosales ruinas, infinitas y desnudas / se extienden, a lo lejos, las solitarias y llanas arenas. 

Al final de la charla, González Harbour lanzó la pregunta que había quedado sin responder en la tertulia anterior: “¿Por qué la novela negra no se considera literatura en mayúsculas?”. Y Donna Leon, la reina de la novela negra, respondió así: “En general, los autores de este tipo de novela solo se interesan por el quién lo hizo. No están interesados en exponer la vida humana y los porqués de ella".

"También porque lo mejor de los autores que se consideran clásicos, es lo bien que están escritos y el placer que produce su lectura”.