Un campo resbaladizo, pero agradable. El historiador lee novelas, sí, lee ensayos y se sumerge en los archivos. Investiga, pero también sabe disfrutar de la literatura. Es el terreno en el que está a gusto Jordi Canal (Olot, 1964), historiador, profesor investigador en la École des Hautes Études en Sciences Sociales de París. Centrado en la Historia Contemporánea de España, Canal no ha renunciado a influir en la sociedad con colaboraciones en distintos proyectos, con publicaciones en revistas como La Aventura de la Historia. Producto de ello es su última obra, Contar España, Una historia contemporánea en doce novelas (Ladera norte). Canal se adentra en la literatura española, con la convicción de que el historiador profesional debe captar lo que el novelista ofrece, la imaginación para reconstruir momentos y vivencias, emociones y experiencias de individuos, de personas de carne y hueso. Y tiene claro la importancia de las obras escogidas: "Para entender la España de los últimos 40 años hay que leer 'Crematorio', de Chirbes".
Canal, en esta entrevista con Letra Global, reflexiona sobre todo lo que aporta la literatura. Considera que los historiadores “han quedado apartados en los últimos años, y han entrado en el debate público otros profesionales, como periodistas o científicos sociales que se posicionan sobre distintas cuestiones”. A su juicio, los historiadores “han sido uno de los gremios menos capaces de responder a las nuevas demandas de la sociedad, que tiene hambre de historia”. El hueco que se ha dejado, precisa Canal, lo ocupa “la novela histórica, las series o libros con mucha historia bien escritos por narradores”.
Los historiadores han tenido otro problema, principalmente en España y es que los libros que ha escrito –la situación está cambiando con las nuevas generaciones—no han pensado en el público, en los posibles lectores, a diferencia de los anglosajones, “o los franceses, que han logrado muchos éxitos de ventas como demuestra el caso de Georges Duby, entre otros”.
“Hay que escribir bien, con una narración que interese a los lectores”, insiste Canal. Su selección puede ser discutible, pero está muy pensada. Canal analiza doce novelas: El 19 de marzo y el 2 de mayo, de Benito Pérez Galdós; Paz en la guerra, de Miguel de Unamuno; Los pazos de Ulloa, de Emilia Pardo Bazán; Pequeñeces, del padre Luis Coloma; Aurora Roja, de Pío Baroja; Imán, de Ramón J. Sender; Los cipreses creen en Dios, de José María Gironella; Campo francés, de Max Aub; Veinte años y un día, de Jorge Semprún; Anatomía de un instante, de Javier Cercas; Crematorio, de Rafael Chirbes, y Patria, de Fernando Aramburu.
Con esas obras, Canal cubre desde la Guerra de la Independencia hasta la época contemporánea. ¿Por qué partir de esa fecha, la de 1808? “Es difícil situar un momento para poder hablar de la nación española, porque es un proceso que arranca a finales del siglo XVIII y continua durante todo el siglo XIX, pero entiendo que ese periodo se cubre bien con Pérez Galdós, aunque él no es contemporáneo de ese instante”, señala Canal, que incide en la importancia de la guerra contra los franceses.
La conciencia de nación española se desarrollará en esos años, aunque el proceso se iba a prolongar durante muchas décadas. “En eso España experimentó lo mismo que otros países. Francia, hasta la I Guerra Mundial, no está constituida como nación, como señaló Eugen Weber”.
¿Son novelas importantes por el rigor histórico o por los fenómenos sociales y literarios que causaron? Canal asegura que lo importante en una novela no es que se ajuste a una realidad histórica: “La novela debe tener la capacidad de emocionar, de recrear, de llegar donde no puede el historiador. La novela es el reino de los individuos, y puede explicar muy bien una época, como lo hace, por ejemplo, Madame Bovary de Flaubert para darnos a conocer la Francia de provincias del siglo XIX”.
Por ello, y con todos los nombres sobre la mesa, los escritores que ha elegido Canal, el historiador se decanta por un narrador como Rafael Chirbes. "Para entender la España de los últimos 50 años hay que leer Crematorio, de Chirbes, porque se ahonda en muchas cuestiones. Es una novela sobre el boom inmobiliario en el levante español, sí, pero es también la reflexión sobre la transición, sobre los sueños de juventud, sobre lo que se iba a construir, sobre el desencanto de muchos que creían en la revolución. La Guerra Civil, el franquismo, la transición, todo está presente, y con personajes creíbles y con muchos matices”, señala Jordi Canal.
¿Cómo elegir, por tanto? ¿Qué aprende el historiador y el lector que busca placer en la literatura? Canal constata que algunos títulos se incluyen por el fenómeno social que generaron. Es el caso de Los cipreses creen en Dios, de Gironella, que supone “una visión de derechas” de la Guerra Civil y de los años previos a la guerra. La intención de Canal era que las propias novelas pudieran dialogar entre ellas. Y lo consigue. “Gironella lee a Max Aub y se cabrea, y lo deja por escrito, y se lo dice a un amigo, que ha decidido un ‘Basta’ y que se pone a escribir”. Y justo Max Aub leería Los cipreses creen en Dios para señalar que había errores históricos y que era ilegible.
¿Qué dice el profesional del Historia? “El libro de Gironella tiene problemas de lengua, de estructura, pero no comete errores o tergiversaciones. Está claro que es una visión determinada, como la tenía Max Aub, exiliado en México”, asegura Canal, que ha conseguido ese diálogo entre distintas obras y que destaca la importancia de la novela de Gironella, “un fenómeno de ventas que supuso la base del imperio de la editorial Planeta”.
El libro se cierra con Patria, “el último gran acontecimiento literario en España”, señala Canal, en referencia al éxito de ventas y al impacto social, mediático y político que consiguió. “Es una visión sobre las víctimas, con muchos matices, que interioriza lo que supuso ETA, aunque Aramburu había apuntado todo ello en un libro enorme, que es Los peces de la amargura”.
Otro de los elegidos es Cercas, con Anatomía de un instante, sobre la transición, pero también, como es el caso de Chirbes, sobre mucho más. "Se puede decir que es un libro sobre el 23F, pero analiza todo lo que se desarrolla antes, con los principales actores en ese momento. Lo he elegido también por lo que supone, como hibridación de géneros. Algunos periodistas han señalado que es más un reportaje largo, que es periodismo. Sí y no, es también un libro de Historia escrito por un muy buen escritor. Esa mezcla de géneros es también lo que me ha interesado".
¿Se podría formular una elección similar con novelas en catalán sobre determinados periodos? Canal no lo duda. "Con Vida Privada de Josep Maria de Sagarra e Incerta Glòria, de Joan Sales, se podría cubrir muy bien los años veinte y cuarenta del pasado siglo".