Sonia Fernández-Vidal, y La puerta de los tres cerrojos. ¿El reto? Explicar y divertir a partir de la física cuántica. ¿Imposible? No para ella.
Si un átomo se encierra dentro de una caja junto a un gato, la probabilidad de que el animal esté vivo o muerto es la misma hasta que alguien se decida a abrir la caja. Es decir, dentro de la caja el gato está vivo y muerto al mismo tiempo. Aunque nuestra razón nos diga que esto es una enorme paradoja, el experimento del físico austríaco Erwin Schrödinger explica así las contradicciones del mundo subatómico.
Explicar lo inexplicable es el reto al que se enfrenta la física cuántica, el ámbito científico que estudia las partículas: átomos, electrones, protones... Aunque las reglas que explican cómo se comporta la materia a nuestro alrededor son observables e innegables (no podemos estar vivos y muertos a la vez), a nivel esencial, cuando nos referimos a los átomos, las posibilidades se amplían y es posible, por ejemplo, que dos fenómenos contrarios sucedan a la vez, como en la "paradoja" de Schrödinger.
Se trata de una ciencia que tan solo ahora está comenzando a ser comprendida. A pesar de que cada vez se está haciendo más divulgación sobre una ciencia que será clave en el futuro, con el desarrollo de la computación cuántica y los superordenadores, la mayoría desconoce en qué consiste en realidad y por qué es tan relevante.
Si entender los principios de la cuántica es un objetivo complejo para cualquier adulto, plantear a un público joven conceptos como las superposiciones, la dualidad onda-partícula, el electromagnetismo o la radiación térmica es un reto mayúsculo. Sin embargo, Sonia Fernández-Vidal ya lo ha conseguido y con grandes resultados. Su trilogía La puerta de los tres cerrojos (Destino) ha vendido más de 450.000 ejemplares y ha sido traducida a 14 idiomas. Ahora presenta la primera entrega de la precuela, El origen de la puerta de los tres cerrojos: La semilla de una revolución.
Una novela de divulgación científica que pueden disfrutar tanto niños como adultos. Con ella, su autora pretende dar luz sobre algunos de los misterios que giran en torno a la cuántica, así como mover a los más pequeños a interesarse por el mundo de la ciencia, en especial a las niñas, las menos proclives a encaminar su carrera profesional hacia este ámbito.
Ciencia y literatura
Sonia Fernández-Vidal es mujer y también física. Doctora en Información y Óptica Cuántica, ha trabajado y colaborado como investigadora en algunos de los centros más prestigiosos como el Laboratorio Nacional de Los Álamos de EEUU, sede del proyecto Manhattan, y el centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN) en Suiza, donde se encuentra el acelerador de partículas más grande del mundo.
Seleccionada como una de las 100 personas más creativas del mundo por la revista Forbes, destaca en su trayectoria no solo por sus logros científicos, sino también por su labor como docente y escritora, a la que se dedica guiada por la convicción de que fomentar el pensamiento crítico es uno de los pasos esenciales para enfrentar los desafíos emergentes en la era de la información. Fernández-Vidal, en este sentido, considera que el pensamiento científico, basado en la rigurosidad, la disciplina y la capacidad de imaginar, es "una herramienta esencial para la democracia".
Hacer entendible y atractivo el discurso científico la ha llevado a impartir conferencias y charlas en universidades de todo el mundo, también a aplicar su creatividad a escribir novelas que combinan la ciencia y la ficción: Quantic Love, Desayuno con partículas, El universo en tus manos y la saga de La puerta de los tres cerrojos.
Romper con la tradición
El origen de la puerta de los tres cerrojos: La semilla de una revolución es una divertida fábula que narra los comienzos de la física cuántica mezclando personajes de ficción con algunos de los científicos pioneros en dicho ámbito: Max Planck, Niels Bohr y Albert Einstein.
Ambientada a principios del siglo XX, la protagoniza Ada, una niña inteligente y con un gran don para la ciencia. Consciente de sus capacidades, Sonia, su profesora preferida dentro del orfanato en el que vive, la anima a perseverar para conseguir su sueño: ser una gran científica. Cuando Sonia desaparece de forma misteriosa, la niña decide escaparse y emprender un viaje para encontrar a su antigua mentora, cuya desaparición está relacionada con los secretos de la nueva física que está a punto de nacer.
El viaje que realiza Ada no solo tiene que ver con la cuántica. Fernández-Vidal demuestra con esta historia que las semillas de cualquier revolución, incluso de aquellas que afectan a la ciencia, germinan a base de esfuerzo y de valentía. Son fruto de la perseverancia, el ensayo-error y del estar dispuesto a abrir la mente, a creer en lo imposible, a aceptar la novedad aunque haga tambalear nuestras convicciones.
En eso también consiste el tener agallas, porque "imaginad estar en su lugar (el de los pioneros en física cuántica)", dice la autora, "teniendo que aceptar fenómenos sorprendentes en el mundo de las partículas fundamentales: pueden atravesar paredes, comportarse "a su antojo" como ondas o partículas, teletransportarse, establecer conexiones extrañas a distancia, y un sinfín de aparentes absurdos. Al fin y al cabo, todo lo que vemos está formado por esas diminutas partículas. ¿Qué nos dice eso del universo en el que vivimos?".