Y, sin embargo… ¡Se lee! Editorial Minúscula. Esta es la frase que ha elegido como lema para celebrar sus 25 años de historia, adaptación al terreno literario de la conocida expresión que pronunció Galileo Galilei para defender su teoría heliocéntrica ('Eppur si muove'). Dirigida y fundada por Valeria Bergalli, traductora y editora, Minúscula es una de las editoriales independientes que forman parte del panorama literario español, conocida por tener en su catálogo a grandes nombres como Victor Klemperer, Varlam Shalámov, Marisa Madieri, Annemarie Schwarzenbach, Anna Maria Ortese, Hans Keilson, Pierre Bergounioux o Giani Stuparich.
La editorial nació en el año 1999, y su nombre hace alusión a la letra minúscula por su afán de proponer libros “sin recurrir a estridencias, casi en voz baja”, como expresan en su página web, una idea que se suma a otra de las claves que están presentes en su espíritu: la experimentación.
Así lo describe la propia Bergalli en la reflexión que abre el catálogo especial con motivo del aniversario: “Cumplimos veinticinco años y a la hora de hacer balance descubrimos que una de las cosas destacables es haber podido, aún inmersos en los impactantes acontecimientos de las últimas décadas (crisis económica, transformación digital, pandemia, etc.), aprender de la manera más intensa posible: experimentando”.
Un catálogo inusual
Estas inquietudes han definido a Minúscula desde su fundación, cuando Bergalli se arriesgó a crear uno de los primeros sellos independientes antes de que se produjera su boom en el año 2000 en España. Desde la publicación de sus primeros títulos, Las ciudades blancas, de Joseph Roth y Verde agua, de Marisa Madieri, Minúscula ha querido acercarse a la literatura desde un punto de vista propio, alejándose de lo ordinario para apostar por lo extraordinario, priorizando la calidad literaria.
Los criterios que establece la editorial en cada una de sus seis colecciones dan fe de su espíritu. Por ejemplo, en Alexanderplatz, Minúscula une títulos de obras narrativas con otras de ensayo –cuando lo habitual es distinguir ambos géneros– bajo la temática de la cultura alemana y su influencia. LTI. La lengua del tercer Reich, de Victor Klemperer, forma parte de esta colección, uno de los ensayos destacados por Bergalli por ser “una referencia ineludible para abordar la manipulación del lenguaje de la vida cotidiana bajo el nazismo”.
Otras obras que destaca Bergalli en el catálogo especial son: La isla, de Giani Stuparich, finalista del Premio Llibreter 2008; los seis volúmenes de Relatos de Kolimá, de Varlam Shalámov, a quién Jorge Semprún describió como “el más grande escritor de la experiencia de los campos de concentración del siglo XX, sea en los campos nazis o en el gulag soviético”, y la recuperación de la obra de la novelista de terror Shirley Jackson, autora de títulos como La maldición de Hill House.
Junto a ‘Alexanderplatz’, Minúscula publica tres colecciones más en castellano, Con vuelta de hoja, Tour de force, Micra, y una en catalán, Microclimes.
Una labor reconocida
El trabajo de la editorial ha sido reconocido con varios premios y distinciones, entre ellas una medalla FAD (Fomento de las Artes y el Diseño), un premio QWERTY a la Mejor Labor Editorial y el premio Tendències a la Industria Cultural Emergente. Además, dos de sus traductores han recibido el Premio Nacional al conjunto de la obra de un traductor, Selma Ancira y Adam Kovacsics.
Algunos de los autores que publican en Minúscula le han dedicado unas palabras con motivo de su aniversario:
Esther Cross. “Celebro su visión de la literatura y de la relación de las palabras con la historia y los lugares reales o imaginados de nuestra vida. Valeria Bergalli dijo alguna vez que construir un catálogo es crear una conversación a lo largo del tiempo. Publicar con ella es participar, de alguna manera, en esa conversación maravillosa, y eso es un privilegio y una gran suerte para mí”.
Proyecto cultural
Paula Porroni. “Minúscula publicaba (y publica) la literatura que más me gusta y que también aspiro a escribir: un poco rara y como descentrada, corrida del eje. Por momentos tengo la impresión de que los libros ahora vienen a llenar casilleros, y una de las cualidades que más admiro de Minúscula es que existe un intento por ir más allá, por romper el molde”.
La editorial Minúscula, con 25 años a sus espaldas, ha podido demostrar algo esencial: la viabilidad económica de un proyecto cultural, porque ese ha sido siempre su fin, con títulos escogidos con mimo, con la idea de que podía haber un público interesado. La Cultura como motor, y con un ajuste de los costes para permitir, precisamente, la continuidad del proyecto. Y el catálogo habla ahora por sí solo, en nombre de Valeria Bergalli y de colaboradores que han confiado en ella, entre ellos el ilustrador Pepe Far, el autor de las portadas de la mayoría de títulos.