La reina de espadas (Lumen) no es una biografía de la escritora mexicana Elena Garro, pero sí un texto que nos aproxima a una de las más grandes autoras mexicanas del siglo XX. Con una estructura fragmentaria, estructura ya utilizada por su autora, Jazmina Barrera en obras anteriores. La reina de espadas analiza la figura compleja y contradictoria de Garro sin condescendencia, con respeto literario y la voluntad de reubicar dentro del relato cultural mexicano a una figura literaria clave. 

Al inicio advierte que La reina de espadas no es una biografía y, efectivamente, no lo es o, por lo menos, no una biografía al uso. Es más bien un cuaderno de notas de una lectora. ¿Cómo llegó usted hasta aquí?

Mi editora me propuso escribir un texto corto sobre Elena Garro. Había leído un par de libros suyos que me habían fascinado, pero poco más. Apenas sabía nada sobre su vida y conocía poco el resto de su obra. Por eso acepté la propuesta: me permitió investigar sobre su figura, leer su obra y rastrear información sobre su vida. De inmediato me di cuenta de que era imposible, teniendo en cuenta mi capacidad de síntesis, escribir solo 30 páginas. Su mundo era fascinante. Fue una mujer que, reinventándose todo el tiempo, vivió muchas vidas y momentos históricos importantes del siglo XX. No me interesaba escribir una biografía al uso. Ya existen, como también existen libros que abordan su figura desde un punto de vista periodístico o desde la crítica literaria. Hay ensayos sobre Garro donde encontramos entrevistas y testimonios de personas que la conocieron. No quería hacer algo igual. A la hora de pensar este libro tuve muy presente Vida de Barbara Loden de Nathalie Leger, Georges de La Tour de Pascal Quignard y Estar aquí es espléndido. Vida de Paula M. Becker de Marie Darrieussecq.

Jazmina Barrera AINGEL VALENZUELA

Esos libros son retratos, aproximaciones e impresiones personales, pero no biografías.

Yo los defino como retratos en cuanto son una interpretación, una lectura y una mirada sobre la vida y la obra de un personaje. En todos estos libros está presente la experiencia de quien escribe a la hora de acercarse al personaje retratado; es decir, se nos cuenta el viaje de quien se sumerge en estas vidas. Eso es lo que yo quería hacer, poniendo a dialogar mi momento histórico con el lugar y el tiempo de Garro. Una de las razones por las que decidí no hacer una biografía total es porque a mí este tipo de libros me intimidan y, hasta cierto punto, me repelen un poco. 

¿En qué sentido?

Es una empresa muy ambiciosa contar una vida entera. Podríamos estar toda una vida y no sé si lo conseguiríamos. De ahí que me alejara de lo biográfico jugando con el formato para que el relato no estuviera ordenado cronológicamente. Garro jugaba mucho con el tiempo, que es uno de los temas que más le interesaron. Pensé que estaría bien jugar –como ella– con el tiempo y, de esta manera, explorar las posibilidades de la biografía, pensando qué pasaría si contáramos la vida con otros marcos de referencia, sin ceñirnos al marco temporal. ¿Qué pasa si la narramos a partir de los sueños, por ejemplo? Ella utilizó los sueños y también al tarot; yo recurrí a esas mismas estrategias para tratar de resolver las lagunas en torno a su figura.

Cuando usted interpela a otras personas y les pregunta acerca de quién era Elena Garro observamos que no hay una única respuesta. 

Para mí fue sorprendente darme cuenta de las definiciones que se daban de Garro. Mientras escribía el libro me preguntaba si todos somos así, tan multifacéticos. Seguramente, en parte lo somos, pero no creo que lleguemos a tanto como llegó ella. Antes la definía como una mujer que vivió muchas vidas: residió en distintos países, se dedicó a múltiples expresiones artísticas -cine, teatro, literatura-, conoció a muchísimas personas antes las cuales se mostraba siempre distinta. Ella contribuyó a esto construyendo su propio mito. Hay que tener en cuenta que escribió textos con un gran componente autobiográfico, en donde se retrató de manera muy particular. La imagen que daba de sí misma contrasta con la que daban, por ejemplo, Octavio Paz y sus amigos; de hecho, ellos construyeron de ella imágenes bastante maniqueas y esto favoreció que, por un lado, fuera considerada la loca y la villana y, por el otro, la santa y la víctima. He intentado devolverle su humanidad.

La escritora mexicana Elena Garro

Usted señala que, por muchas razones, la figura Garro sufrió debido a su relación con Octavio Paz; sin embargo, también le reprocha cosas.

Desde el primer momento tuve una relación afectuosa con el personaje de Garro y quería hablar sobre ella con honestidad. Al comenzar a escribir sentía que estaba hablando de una amiga y, cuando una quiere a una amiga, se la quiere tal y como es, con sus luces y sus sombras, con sus defectos y sus virtudes. Voy a estar siempre del lado de mi amiga. Quien escriba la versión de esa relación desde la perspectiva del novio ofrecerá una versión distinta, pero creo a Garro, aunque soy consciente de que tergiversa muchas veces la verdad. Me gustaría que cada uno saliera de este libro con su propia imagen de Elena Garro. 

Habla del feminismo de Garro, pero también hace referencia a declaraciones que lo ponen en cuestión. Señala la dificultad de fiarse de las declaraciones de Garro, puesto que se había construido un personaje. ¿Es en su literatura donde encontramos a la Garro más auténtica?

Tenía múltiples máscaras, pero creo que, a pesar de ello, sí hay una cierta continuidad en el personaje de Garro, que se transforma, pero que sigue siendo ella, porque hay aspectos suyos que permanecen en el tiempo, por ejemplo, su sentido del humor. Solamente perdió su sentido del humor durante el exilo. Su humor era irónico, sutil. Tampoco pierde nunca su amor por los animales, su obsesión con Rusia, su pasión por la belleza en todo lo que la rodeaba. La Garro más auténtica es la que se refleja en su obra. Escribió todos los géneros literarios, teatro, cine, novela, cuento, poesía, ensayo, memorias. Y escribió también desde distintos puntos de vista: los animales, los niños, las mujeres. Para ella la escritura era libertad. Esa libertad que anhelaba la encontraba en la literatura.

Muchas veces comenta que ella, en realidad, no quería ser escritora, si bien reconocía que la escritura le había dado libertad.

Sí, porque ese espíritu creativo que ensayó de joven en el teatro y en la danza y que, al casarse con Octavio Paz abandonó, lo recobró a través de la escritura. La libertad también la encontraba a través de la lectura: fue siempre, desde niña, una gran lectora.

'La reina de espadas' LUMEN

En Historia de España se muestra muy crítica con el mundo intelectual que encontró en los años treinta, una crítica que, tiempo después, vuelve a dirigir, esta vez hacia al mundo intelectual mexicano de finales de los años sesenta.

Para bien y para mal, ella siempre se mostró muy crítica con el mundo intelectual. Le parecía hipócrita que los intelectuales pregonaran ideales comunistas, socialistas, de igualdad…desde las universidades y la comodidad de los escritorios. Le parecía una gran hipocresía que pregonaran estos ideales sin ensuciarse las manos, algo que ella sí hizo. Se involucró para defender las tierras de los campesinos y fue a la cárcel para narrar la realidad de las mujeres presas. Culpó a los intelectuales de la matanza de Tlatelolco, puesto que sostenía que mandaron a los estudiantes como si fueran carne de cañón. No fue así, porque sí que había intelectuales involucrados en el movimiento estudiantil. La suya fue una lectura superficial; además, su implicación con el movimiento estudiantil del 68 es bastante ambigua: por un lado, acudió a distintas asambleas y refugió en su casa a estudiantes, pero, por otro, su cercanía con el político Carlos Madrazo la llevó a expresar críticas no del todo justas hacia este movimiento.

Usted comienza el libro preguntándose dónde estaba Elena Garro. Fue el largo exilio, fue su posicionamiento político, fue la sombra de Octavio Paz… ¿Qué fue lo que hizo que pasara desapercibida?

Fue todo eso. Influyó su carácter, complicado y difícil. Discutía incluso con aquellas personas que la quería ayudar. No siempre acertaba en sus opiniones y esto terminó por aislarla. Su papel en las revueltas del 68 influyó, como también lo hizo su exilio. Pasó veinte años fuera de México, sin dinero, lejos del mundo cultural, de hotel en hotel, cuidando a su hija enferma y con pocas posibilidades de publicar. Siguió escribiendo a lo largo de esas dos décadas, pero apenas editó nada. Por lo que se refiere a Paz, no sé hasta qué punto él tuvo responsabilidad en el hecho de que ella quedara en segundo plano o la tuvieron más bien los amigos de Paz, aquellos que lo rodeaban y que, por quedar bien con él, la apartaban. Sin duda, este olvido se explica por todos estos motivos; es resultado de una combinación de factores y también de una estructura social y cultural machista. Ella no fue la única: hubo más escritoras que tuvieron dificultades para publicar y darse a conocer por ser mujeres.

'Cuaderno de faros' PEPITAS

Leyendo algunas afirmaciones de Paz da la impresión de que él era plenamente consciente del talento de Garro. ¿Llegó a molestarle este talento?

Paz es un personaje al que conocí mejor a través de Elena Garro, no lo estudié en profundidad. Creo que en él se produce una transformación. El Paz que conoce Garro, y que encontramos en las primeras cartas que se intercambian, es un hombre imperativo, violento y muy desagradable. Con el tiempo se vuelve más simpático y comprensivo; de hecho, la apoya. Su relación fue una montaña rusa llena de altibajos, pero de lo que no hay duda es que de la misma manera que Garro siempre reconoció el talento de Paz, él hizo lo mismo con el suyo. Creo que hubo momentos en que a Paz ese talento le maravillaba y lo emocionaba y otros en los que le inquietaba. 

Luego mantuvo una relación con Bioy Casares. ¿Su relación con Paz y Bioy nos permite comprender cómo se construía el canon literario entonces?

Por supuesto. Yo no hablaría de un triángulo amoroso, sino de un cuarteto. Están Paz y Bioy Casares y Elena Garro y Silvina Ocampo. Ellas son mucho menos reconocidas internacionalmente, menos leídas y estudiadas.  

'Punto de Cruz' TRÁNSITO

¿La infancia y el contexto de Iguala en el que creció fue determinante a la hora de construir su mundo literario?

Sin duda. Elena cuenta que sus padres leían todo el tiempo y se ocupaban poco de ella. Estaban en su mundo. Su madre le contaba muchos cuentos de hadas. A estos se sumaban las leyendas y los mitos propios de la zona interior de México en la que creció, la náhuatl. Todo ello permeó su literatura, en la que encontramos la influencia del catolicismo y el pensamiento mágico tan arraigado en esas tierras y que es el origen de los elementos sobrenaturales que encontramos en sus libros. 

Este mundo mágico, esotérico, entronca con las vanguardias francesas, que también ejercieron gran influencia sobre su trabajo

En París, ciudad donde se instala junto a Octavio Paz, se hace amiga de André Breton, conoce a Picasso, a Picabia y a todo el círculo de artistas de la vanguardia, de la que toma muchos elementos que encontramos en sus mejores obras y en su teatro, que le permitió volver a México.

¿Se siguen representando sus obras teatrales?

Pues no sé si ampliamente, pero sí que se llevan a escena. Yo he conocido actores y gente de teatro que conocen su obra dramática. Garro ha sido más estudiada en la escuela de teatro que en la universidad y hay algo bonito en esto porque el teatro fue su primer amor.

Su hija escribió unas memorias…

Ella es el personaje más trágico en esta historia. Tuvo una vida muy difícil. Relata que, siendo muy chica, fue violada por el padrastro de Octavio Paz. Su vida se caracterizó por ir de un lugar a otro –al ser Paz diplomático, la hija vivió en Estados Unidos, Francia, Japón–, por lo que tuvo una vida estimulante y creativa, pero también poco estable y en la que las peleas entre sus padres eran habituales. Garro, en sus diarios, escribe que uno de los motivos para no divorciarse de Paz fue que él siempre la amenazaba con quitarle a la hija, que estuvo siempre con su madre, tocándole los momentos peores de Garro, desde los sucesos traumáticos del 68 hasta los veinte años de exilio.

Jazmina Barrera LUMEN

¿En qué punto estamos por lo que se refiere a la recuperación de su obra?

Se ha hecho un enorme esfuerzo por reeditar sus obras, muchas de las cuales eran casi imposible conseguir, y también por estudiarlas y divulgarlas. La relación que tienen con Garro las generaciones que convivieron con ella o con la figura de Octavio Paz es muy distinta de la que podemos tener nosotras.

Quizás su obra más conocida en España sea Recuerdos del porvenir.

En México sucede lo mismo. Es importante dar a conocer el resto de su obra, puesto que tiene textos fantásticos. La semana de colores es uno de los mejores libros de relatos que se han escrito en México; sorprendentes y con elementos maravillosos, y hablan de la violencia de género. Luego está Y Matarazo no llamó o Memorias de España, dos obras maestras.