El escritor barcelonés Eduardo Mendoza, uno de los maestros del humor, la ironía y el ingenio en la narrativa española del último medio siglo, regresa a las librerías con una nueva novela –Tres temas para la Organización (Seix Barral)– donde combina elementos del género policial con la fabulación satírica a partir de una estructura donde agrupa tres historias de intriga –sin una aparente vinculación expresa– donde se relata un suicidio, una desaparición y una estafa empresarial.
Estos tres casos deben de ser investigados por personajes caricaturescos que forman parte de una extraña galería de freaks, consorciados dentro de una entidad secreta, creada en 1944, y que opera, al margen del control burocrático, desde la calle Valencia de Barcelona. A través de sus peripecias se hace un retrato deformado de España al modo del guiñolesco Retablo de las Maravillas de Cervantes.
El singular y característico humor de Mendoza, que el autor se toma de nuevo en esta obra como una tarea literaria muy seria, y que es el ingrediente esencial de sus famosas comedias ligeras, se proyecta en este libro través de este coro de personajes y de unas situaciones que le permiten abordar cuestiones sociales como las tendencias pedagógicas, el procés independentista en Cataluña, la burbuja turística (con epicentro en Barcelona) o las nuevas tecnologías, todas tratadas con su característico costumbrismo irónico, ácido y al mismo tiempo tierno, que lo emparenta con el universo estético de Francisco Ibáñez, creador de tebeos y padre de Mortadelo y Filemón y el humor absurdo.
Tres temas para la Organización es además una obra que, bajo su apariencia de divertimento, esconde un depurado trabajo estilístico, como evidencia la capacidad de Mendoza para combinar distintos registros retóricos y diferentes tonos, siempre a mitad de camino entre una solemnidad (ironica) y una naturalidad (trabajada). Esta novela es, además, es una enmienda a su anuncio, realizado hace dos años, de dejar de escribir tras culminar la trilogía Las tres leyes del movimiento, compuesta por El rey recibe (2018), El negociado del yin y el yang (2019) y Transbordo en Moscú (2021).
"El humor es exigente. Si haces humor, tienes que hacer reír y ser eficaz. Es como cocinar, tiene su punto", ha dicho Mendoza al presentar este libro, del que ha dicho que es una obra "autocontenida", sin temas candentes ni contenido, como si fuera un juego para los lectores, al igual que lo son las novelas de Sherlock Holmes, con las que él mismo se estrenó como lector.
Su primera obra –La verdad sobre el caso Savolta–, de hecho, exploraba también este subgénero narrativo, aunque en un momento en el que en España no era tan frecuente ni tenía mucho prestigio. Esta novela, según Mendoza, está planteada como "una burrada", una obra que nace en un contexto similar al tiempo de descuento de un partido de fútbol: "Si cae un gol bien, pero sí no, no pasa nada".