La mujer contada por ella misma y con todas las consecuencias. La literatura como instrumento para contarse y contar, sin apenas elementos de ficción y para demostrar que los hombres podrán opinar, pero las decisiones las toma libremente la mujer, en todas las facetas de la vida. Es lo que ha practicado Annie Ernaux (Lillebonne, 1940), la escritora que ha ganado el Premio Nobel de 2022, y que ha sido destacada por el jurado por “el coraje y la agudeza clínica”, por cómo ha sabido “destapar las raíces, los alienamientos y las limitaciones colectivas de la memoria personal”. En España, su obra ha sido publicada por Tusquests, pero es Cabaret Voltaire quien tiene ahora todos los derechos de su obra.
Responde el premio a esa apuesta por la mujer, por su capacidad para transmitir al mundo su mirada, sin filtros ni tutelajes. Eso se puede lograr a través de la ficción, pero Ernaux también ha sido galardonada por una tendencia cada vez más aceptada según la cual la propia biografía puede ser una obra literaria. Siempre hay elementos personales en todas las obras de ficción, del escritor y escritora que no quieren cocinar en exceso una determinada historia. Pero en ese caso se trata de la propia vida de la autora, que ha llegado a señalar que no hay “prácticamente ficción”, en sus novelas.
¿Es ensayo, son diarios? Esa es la grandeza de Ernaux, que el jurado ha valorado al entender que esa crudeza, esa mujer descarnada, se refleja en el conjunto de su obra. En España la mayor parte la ha editado Tusquests: Pura pasión, La vergüenza, El acontecimiento y El lugar. La última en Cabaret Voltarie es Los armacios vacíos.
El aborto
En el caso de El acontecimiento la experiencia es directa, dolorosa, y representa todo lo que ha querido desarrollar la escritora francesa. Se trata de una mujer que decide abortar, con un aborto clandestino. Se encuentra sola, su pareja se desentiende y ella toma su propia decisión, sin ahorrar al lector todos los elementos más dolorosos y desagradables, los mismos que han sufrido millones de mujeres a lo largo de la historia. ¿Está el hombre al lado para saber qué se siente, cómo sucede? ¿O está un poco o mucho más tarde para sermonear, para teorizar, para vislumbrar el futuro de la maternidad? Es en gran medida el objetivo de Ernaux, para mostrar toda la potencia, también con todas sus miserias, de la mujer como género en una eterna batalla por la igualdad.
¿Es una provocación? ¿Busca el escándalo? Ernaux ha criticado que, en ocasiones, se ha tildado su obra como literatura “de mujeres o para mujeres”. Pero lo que la academia sueca ha premiado es, precisamente, que desde la mirada de una mujer se busca un universo plural, en el que nadie dé lecciones de comportamiento. En otra de sus obras, Pura pasión, Ernaux explica la historia sobre la pasión de una mujer culta, inteligente, económicamente independiente, divorciada y con hijos ya mayores, “que pierde la cabeza por un diplomático de un país del Este”. Tusquests refleja, en su informe sobre la autora, que “muy pocas veces antes se había hablado con tan descarnado descaro del sexo masculino o del deseo que trastoca”.
Y en eso consiste, precisamente, la libertad. ¿No puede desear la mujer con la misma intensidad que el hombre, o más todavía, con la necesidad de transmitir ese deseo? En 2020, una autora que revindica esa idea ha sido premiada con el Nobel. ¿Señal de que es necesario un empujón mayor para llegar a la igualdad de géneros?
Comprender la violencia
Ernaux, que apoyó a los chalecos amarillos con sus protestas en París, y que accedió a la burguesía tras un matrimonio, se define a sí misma como una “tránsfuga de clase”, que puede “comprender” la violencia.
A través de sus libros se puede recorrer también la historia de los últimos decenios en Francia, un país agotado, que sufre convulsiones periódicas, que se reconoce en unos valores que no se practican. De todo ello habla Ernaux, descarnada, sin miedo, porque cuenta su propia vida, hecha literatura.
¿Es toda experiencia algo susceptible de ser literario? En el caso de Ernaux, el jurado del Premio Nobel ha considerado que debe ser leído, que puede despertar conciencias, y molestar, todavía, a los que creen en jerarquías, entre hombres y mujeres, o entre mujeres de una clase y de otra.