El escritor norteamericano Kurt Vonnegut (Indianápolis, 1922 – Nueva York, 2007) es un tesoro nacional en su país natal, pero todos los esfuerzos por popularizar su obra en España se han revelado baldíos. Lo intentó Anagrama. Lo intentó Malpaso (yo mismo traduje un par de libros de Vonnegut que no compró prácticamente nadie). Si no me equivoco, Blackie Books lo sigue intentando, pero me temo que su loable iniciativa va a seguir los mismos pasos de las que la precedieron. Ello no es óbice para que el señor Vonnegut cuente entre nosotros con una discreta, pero entusiasta, base de fans de la que uno, modestamente, forma parte: los ataques de risa incontrolable que me produjo la lectura de El desayuno de los campeones (1973) son algo que no se olvida fácilmente y que se agradece durante toda la vida.
Kurt Vonnegut fue un literato excéntrico y (por lo menos en su país) popular. Lo que hacía no se inscribía en ninguna tradición y era capaz de mezclar géneros con una alegría y una desfachatez tan admirable como eficaz: sátira política, ciencia ficción, situaciones disparatadas, la presencia constante de un humor entendido como auto defensa ante los horrores de la existencia…Todo eso podemos encontrar en sus libros, especialmente en el que le granjeó la fama, Matadero 5 (1969), remembranza delirante y con saltos en el tiempo de su experiencia como prisionero de guerra en la ciudad alemana de Dresde, que quedó como la palma de la mano tras los bombardeos de las tropas aliadas después de haber sido una de las urbes más bellas de Europa. Aunque a Vonnegut le gustaba decir que lo de Dresde no le marcó especialmente, es indudable que miente, como afirma su propia hija en el documental Kurt Vonnegut: Unstuck in time (Kurt Vonnegut: A través del tiempo), que puede (y yo diría que debe) verse en Filmin. Para los devotos del escritor de Indiana, es todo un regalo.
Es lo que hay
Especialmente, porque no se trata del documental habitual y canónico sobre el gran hombre de turno, sino una mezcla de tal cosa y el relato de la amistad que unió durante un cuarto de siglo al retratado y a su retratista, Robert E. Weide, más conocido por su trabajo en la serie de Larry David Curb your enthusiasm (once temporadas disponibles en HBO Max) y por haber rodado un montón de documentales (ganó un Emmy por uno sobre el cómico Lenny Bruce). Weide descubrió a Vonnegut en la universidad y no tardó nada en convertirse en uno de sus mayores fans. Años después, le envió una carta al escritor para proponerle un documental sobre su persona y este le contestó, aunque con cierto retraso, que adelante con los faroles. Luego vendría un proceso de más de tres décadas hasta la materialización de la película que ahora podemos ver en Filmin. En el ínterin, biógrafo y biografiado entablaron una amistad que duró hasta la muerte del segundo. Esa amistad se nota, para bien, en Kurt Vonnegut: A través del tiempo. Y aunque el propio Weide se disculpa por convertirse en co-protagonista de un documental sobre otra persona, su entrañable manera de entrometerse resulta muy de agradecer y contribuye enormemente a dibujar el retrato humano del homenajeado, un tipo que hizo de la risa sobre temas muy serios el leit motiv de toda su obra.
Como nos recuerda la película, hay una frase que aparece constantemente en los libros de Vonnegut, So it goes, que puede traducirse por Es lo que hay, Así está el patio, Así van las cosas o alguna otra sentencia parecida y de un fuerte contenido fatalista que puede aplicarse, incluso, a su propia carrera literaria. En los años 60, Kurt Vonnegut tocó una fibra sensible en la juventud de su país con Matadero 5, que, aunque ambientada durante la Segunda Guerra Mundial, remitía inevitablemente a Vietnam. Vonnegut logró en la década prodigiosa lo que J. D. Salinger había conseguido en los 50 con El guardián entre el centeno: fascinar a una audiencia juvenil que se iría ampliando con el paso del tiempo a otras franjas de edad, hasta convertir a Vonnegut en un referente de la literatura norteamericana del siglo XX. Algo difícil de exportar, eso sí. Es como si su obra contuviera unas claves típicamente americanas que resultara difícil desentrañar en Europa y en España, donde sus escasos lectores componemos una especie de extraña fraternidad que asiste con fatalismo a los sucesivos intentos editoriales de hacer de nuestro héroe un autor respetado y leído. Para nosotros ha colgado Filmin Kurt Vonnegut: A través del tiempo. Muchas gracias.