Un “autorretrato, descaradamente subjetivo y militantemente personal”. Lo apunta el escritor Javier Cercas en el prólogo del libro Barcelona fantasma (Vegueta), de Ramón de España, que reivindica el vigor y la creatividad de la ciudad preolímpica, la de los años setenta y ochenta, con personajes, bares y publicaciones que ya no existen, con personas que fueron determinantes y que dejaron un enorme poso. Y dos periodistas, de generaciones diferentes, se sumergirán en esa Barcelona para analizar la transformación de la capital catalana. Serán Jordi Baste, el director de El món a Rac1, y Xavier Sardà, periodista y creador de lenguajes televisivos innovadores, presentador del programa Obrim Fil, de RTVE, el próximo 18 de mayo, en la Casa del Libro. El acto lo moderará Eva Moll de Alba, directora de la editorial Vegueta, que ha editado el libro de Ramón de España.
Cercas señala en el prólogo que, precisamente, ese ha sido el objeto de Ramón de España, el de explicarse a través de la historia reciente de la ciudad, con todas sus vivencias particulares, que son las de varias generaciones. Pero no hay nostalgia en las páginas del libro, que se ha editado a partir de las colaboraciones del periodista en Letra Global.
La editorial Vegueta y el Grupo de Medios Global (GMG) han organizado el acto que pretende ser un diálogo intergeneracional sobre una ciudad que ya no es, pero que debe mucho de su actual importancia a lo que muchos creadores supieron poner en marcha en aquellos años. A pesar de que Ramón de España huye de la nostalgia, muchos lectores la sentirán. Cercas lo admite: “Yo también he sentido una nostalgia parecida, y eso que apenas conocí aquella Barcelona, o solo la conocí de refilón. No se me ocurre mejor elogio”, asegura el autor de Anatomía de un instante.
Xavier Sardà ha vivido muchas de las cosas que cuenta Ramón de España desde la primera fila. También Basté, aunque pertenece a una generación más joven. Los lectores podrán instalarse en la Avenida de la luz, o contemplarán el triste final de Bocaccio, o podrán bailar de nuevo en Studio 54 –cuya imagen forma parte de la portada del libro– o leerán de nuevo los reportajes contraculturales de Ajoblanco, de Pepe Ribas. También se acercarán al talento y la personalidad de Rosa Maria Sardà o de Javier Tomeo.
Ramón de España lleva una larga linterna y con ella enfoca esa Barcelona de los 70 y 80, con una idea que ahora se antoja imposible. Y es que en primer plano aparecen jóvenes con menos de treinta años que crean publicaciones de cierto éxito, que compiten con los medios de comunicación tradicionales en aquel momento y que encumbran Barcelona como la gran capital cultural de España.
Antes de la Barcelona olímpica
El periodista ejerce de notario, con su particular visión irónica y aguda de la realidad. ¿Habría que envidiar aquella Barcelona? Ramón de España tiene claro que es mejor vivir cada tiempo lo mejor posible. Y señala: “Barcelona era una ciudad muy cutre, otra cosa es que me lo pasara muy bien en ese momento”.
¿Todo cambió con los Juegos Olímpicos de 1992? “No he participado nunca de ese contingente anti-olímpico, toda esa gente que gimoteaba por los chiringuitos derribados de la Barceloneta, con aquellas paellas malas y las canciones de Bernardo. Aquellos chiringuitos eran un asco y no echo de menos nada de aquello, aunque, tal vez sí algunas actitudes y acciones”.
Pero, ¿qué acciones? Las refleja Ramón de España en el libro, con publicaciones de cómic, con dibujantes, como el recientemente fallecido Miguel Gallardo, con revistas como Ajoblanco, Star o Disco Exprés.
Y de todo ello hablarán Xavier Sardà, Jordi Basté y la editora Eva Moll de Alba.