Hay lenguas tan cercanas que nos olvidamos a veces de ellas, lo mismo que la presencia constante de un hermano junto a nosotros, algo que damos por hecho y como lo más natural del mundo, nos hace olvidar al propio hermano. El pariente muy cercano con el que compartimos la Península Ibérica celebró hace poco el Día Internacional de la Lengua Portuguesa. Este año ha decidido que el protagonista de esos actos en un par de ciudades españolas sea el narrador y poeta José Luís Peixoto, recién llegado de la Feria del Libro de Bogotá. Peixoto concuerda, en lo viajero, con el Camoes que da nombre al Instituto que vela por la difusión de la lengua y cultura portuguesas. Como el autor de Os Lusíadas (epopeya tan hermosamente traducida en octavas reales por Aquilino Duque) ha recorrido todo el mundo. Incluso ha escrito un libro sobre esa última dictadura comunista que empieza a relajar sus aparatosas amenazas, sus manazas aparatosas, a su vecino del sur.
En los mencionados actos Peixoto presentó sus dos últimos libros publicados en español, las novelas En tu vientre y Galveias, ambas en el sello Literatura Random House y traducidas por Antonio Sáez Delgado (en el segundo caso, mano a mano con Pilar del Río, viuda de José Saramago, mentor primero de Peixoto). Sáez Delgado es profesor de la Universidad de Évora y, entre otras cosas, especialista en Mario de Sá-Carneiro, a quien ha estudiado en el contexto de los modernistas y vanguardistas ibéricos. Ha traducido además otros libros de Peixoto (Una casa en la oscuridad y Te me moriste), y de Gonçalo M. Tavares, António Lobo Antunes, Teixeira de Pascoaes o, cómo no, Fernando Pessoa, cuyas relaciones con España ha investigado en un libro en el que recuerda a Adriano del Valle, Rogelio Buendía o Isaac de Vando-Villar. Un traductor es alguien que, aunque inevitablemente traicione, hace propósito de enmienda. Y que procura, si se presenta la ocasión, traicionar menos. O mejor. Es lo que ha hecho Sáez Delgado con el breve Te me moriste (Minúscula, 2017), ya traducido por él mismo en la Editora Regional de Extremadura (2001).
Ejemplar de Os Lusíadas, el gran poema épico de la literatura portuguesa
En tu vientre es una relectura distinta, desde lo menudo y concreto, desde los ojos de la infancia inocente personificada en la niña Lúcia, de las apariciones de Fátima, más una hipnotizadora letanía de apócrifos versículos bíblicos y las intromisiones de una voz que es la de la madre del escritor, proyectada sobre su conciencia. En cuanto a Galveias, se trata de un retrato coral del pueblo natal de Peixoto, en el Alentejo; un entrelazado de historias y personajes que yendo y viniendo recrean un espacio habitado, como sucedía y sucede (se acaba de reeditar) con la Historia universal de Paniceiros, del asturiano Xuan Bello. En estas obras, lo rural, lo cotidiano simple rozado por la magia y el misterio.
La lusofonía está en boga y atravesando por un buen momento. Portugal protagonizó en 2017 la Feria del Libro de Madrid, y es el país invitado de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, que se celebrará como todos los años, desde hace más de treinta, en la capital de Jalisco a finales de noviembre. También será el invitado de honor en la Feria de Leipzig en 2021, la segunda más importante de Alemania, y en otras se avizora igualmente su destacada participación. El portugués es, por otra parte, la lengua que proporcionalmente más ha crecido en habitantes nativos en los últimos tiempos. No solo es lengua oficial en Portugal y Brasil, sino también en Cabo Verde, Guinea-Bissau, Santo Tomé y Príncipe, Angola y Mozambique, en África; o en Timor Oriental, en Asia. Además, se habla en partes de la India, con Goa, la bellísima Goa, a la cabeza; o en Macao, engullida por China.
El escritor portugués Lobo Antunes / CG
Junto a Sáez Delgado, en España hemos tenido y tenemos buenos y laboriosos traductores del portugués. Entre los desaparecidos, cómo no nombrar a Ángel Campos Pámpano (de cuya temprana muerte se acaban de cumplir los diez años), José Antonio Llardent o Ángel Crespo. También, felizmente vivos, José Luis García Martín, Jorge Gimeno, Martín López-Vega o Manuel Moya, incansablemente multiplicado en las voces pessoanas. Eso, por hablar solo de España, que el idioma común tuvo en México al formidable Octavio Paz, uno de los mejores lectores (y traductores) de Pessoa, sobre el que escribió, a la par que sus versiones, el ensayo El desconocido de sí mismo.
Peixoto (que nació en 1974, año de la Revolución de los Claveles) representa un Portugal nuevo y antiguo a un tiempo. Un hermano joven que es también un tío abuelo o un padre. Y que se expresa en prosa y en versos muy valiosos de los que el año que viene dará, Peixoto, una nueva muestra. Luis Cernuda, que leyó mucha literatura portuguesa en sus originales allá donde se lo permitían las bibliotecas, escribió una vez a Eugénio de Andrade en una de las numerosas cartas que cruzó con este: “Qué hermosa lengua es el portugués. El castellano es demasiado duro, y el italiano demasiado dulce. Entre ambos, el portugués suena con la medida justa.” En nombre de quienes no pueden leerlo aunque perciban su melodía, gracias una vez más a los traductores.