Las diez mejores películas, series y libros de cine de 2024

En Letra Global hemos hecho una lista con las diez mejores películas estrenadas en España en 2024, seguida de una selección de cinco series televisivas y cinco libros de cine. Este último listado recoge títulos aparecidos en el segundo semestre del año, dado que de los publicados durante la primera parte del años ya hicimos una selección en Sant Jordi. 

PELÍCULAS

Perfect Days. Wim Wenders 

La película de zen del cineasta alemán. Y su regreso a la plena forma en la ficción. Rodada en Tokio y protagonizada por un sublime Kôji Yakusho, narra el día a día de un hombre que ha renunciado al triunfo social, vive con lo mínimo y trabaja limpiando con disciplinada dedicación lavabos públicos. De diseño, ya que este fue el origen de la cinta: la invitación que le hizo un productor japonés a Wenders de rodar un documental sobre los ultramodernos lavabos creados para las olimpiadas. El director decidió que era un buen punto de partida para armar una historia de ficción hecha de encuentros e instantes, con una celebración de lo analógico y Lou Reed y otros rockeros en la banda sonora. Los marxistas y los furibundos dirán que la cinta justifica el trabajo humillante y la actitud conformista; qué le vamos a hacer, siempre hay idiotas que en lugar de mirar a la luna miran al dedo. No, la película va de cosas como el Komorebi, que es la palabra japonesa para designar la luz que se filtra entre las hojas de los árboles. 

La zona de interés. Jonathan Glazer

¿Cómo contar por enésima vez la monstruosidad del Holocausto sin que el espectador se aletargue en la butaca? Pues, por ejemplo, adaptando la polémica novela de Martin Amis, que da el protagonismo a los verdugos. Mostrando la apacible cotidianeidad burguesa de la familia del comandante del campo de Auschwitz. Los vemos cultivando el jardín junto a un muro tras el que hay chimeneas que siempre humean y de tanto en tanto se oyen gritos desgarradores. O bañándose en un río en el que de pronto las aguas bajan turbias de cenizas. Más allá de su vocación de agarrar al espectador por el pescuezo y zarandearlo, la película es un artefacto estético de una poderosa radicalidad: desde la fotografía de Lukasz Zal a la banda sonora de sonidos electrónicos de Mica Levi, pasando por el manejo de una doble realidad: lo que no vemos pero sí oímos. Glazer ya había demostrado su portentoso talento visual en Under The Skin, infravalorada cumbre de la ciencia ficción contemporánea basada en una novela de Michel Faber. 

Pobres criaturas/Kinds od Kindness. Yorgos Lanthimos

Doblete del incómodo Lanthimos en el mismo año. Para algunos será una sobredosis. Sin embargo, el cineasta griego ha forjado un universo propio -perturbador, de estirpe surrealista- a través del cual nos explica una y otra vez lo raros que somos los seres humanos.  En Pobres criaturas adapta una novela de otro creador delirante, el escocés Alisdair Gray, sobre una suerte de criatura de Frankenstein femenina y tal vez feminista (¡asunto para el debate y la polémica!). Kind of Kindnes se compone de tres historias -a cuál más desquiciada- coescritas con su guionista de los primeros tiempos, Efthymis Filippou. Que semejante salvajada se la haya financiado la industria estadounidense, Disney entre otros, es un indicativo de que todavía hay esperanza. No, no todo el cine es algoritmo y superhéroes. 

Secretos de un escándalo. Todd Haynes

Como Gus Van Sant, Todd Haynes se ha movido entre los proyectos más personales y los encargos resueltos con pulcra profesionalidad. Haynes es además uno de los cineastas gays que -como Fassbinder y Almodóvar- ha manejado como referente al rey del melodrama hollywoodiense, el maestro Douglas Sirk. Lo hizo en Lejos del cielo, Mildred Pierce y Carol. En este caso, en cambio, sustituye el melodrama clásico por la estética del folletín televisivo para construir un retorcido juego de espejos y soterradas manipulaciones. Las contendientes son una actriz y la mujer a la que va a interpretar: una profesora que se lio con un alumno menor de edad con el que se casó y tuvo hijos después de cumplir condena. Escenas como esa en la que la actriz explica a los alumnos del instituto local lo que para ella supone rodar una escena de sexo -¿simula que goza o disimula el goce?- ejemplifican el virtuosismo de la puesta en escena de Haynes. 

Segundo premio. Isaki Lacuesta y Pol Rodríguez

No es uno más de esos biopics tramposos y edulcorados sobre estrellas del rock. Esta cinta muestra desde el principio sus cartas y nos anuncia que lo que vamos a ver no es una película al uso sobre el grupo indie granadino Los Planetas, sino sobre la leyenda de Los Planetas. Eso no significa contar trolas como las de los biopics, sino aproximarse a la verdad rasgando el corsé de la narración clásica. El resultado es una obra libérrima, experimental, arty, con aires de poema visual, sobre la caótica grabación del tercer álbum de la banda, Una semana en el motor del autobús. Lo verdaderamente importante son las andanzas de unos jóvenes temerarios con aspiraciones a malditos, sus tensiones, su pulsión autodestructiva, sus adicciones, sus amores imposibles… 

Anora. Sean Baker

Una versión moderna de Cenicienta con stripper. La réplica veraz y nada inocente a la infumable Pretty Woman, una de las películas más tóxicas de la historia del cine. Prostituta conoce a millonario y se casa con él. Solo que aquí el millonario es un veinteañero hijo de oligarca ruso y la escort otra veinteañera, todavía con algunos sueños pero también con unas cuantas lecciones de vida ya aprendidas. Sean Baker ha dedicado toda su obra al retrato de los seres marginales, sin caer jamás ni en el paternalismo ni en el exhibicionismo de la sordidez. Anora es trepidante -con un ritmo espídico similar al de los hermanos Safdie- y está poblada por personajes imperfectos y entrañablemente humanos. La larguísima escena en la que los matones enviados por los padres del chico retienen a la joven stripper en la casa es la prueba del talento superlativo de Baker: logra combinar tensión dramática y comicidad en una pirueta casi imposible. Y el último plano, con un gesto mínimo y cargado de desconcierto de la protagonista es cine en estado puro. 

Los que se quedan. Alexander Payne

Casi con sigilo, sin gestos enfáticos ni cabriolas, Payne ha ido forjando una sólida obra compuesta por pequeñas historias sobre gente corriente, en películas como Entre copas, Los descendientes y Nebraska. Los que se quedan, destinada a convertirse en clásico navideño, es su obra más redonda. Nos presenta a la disfuncional familia improvisada que forman los pobres desgraciados que deben quedarse durante las navidades en un colegio de élite: un profesor con malas pulgas al que todos detestan, un alumno conflictivo al que sus padres divorciados han dejado allí aparcado y una cocinera negra que ha perdido a su hijo en Vietnam. Se inspira muy libremente en una vieja película de Marcel Pagnol y posee la emotividad del mejor Capra. Cine de estirpe clásica, sin alharacas ni fuegos de artificio, que sabe retratar con sensibilidad las flaquezas y las esperanzas de sus personajes.

Dream Scenario. Kristoffer Borgli

La demostración de que Nicolas Cage es algo más que un friki y un histrión. Es un actor que pone su fama al servicio de proyectos tan audaces como este. Su director, el noruego Borgli, ya sorprendió el año pasado con Sick of Myself, sobre una perturbada que para hacerse famosa en las redes se provocaba una afección cutánea con un medicamento prohibido. En Dream Scenario sigue explorando los dislates de la obsesión contemporánea por la popularidad instantánea. Lo hace en esta ocasión en forma de fábula, con un apocado profesor que -vaya usted a saber por qué- empieza a aparecerse en sueños ajenos y eso lo convierte en una celebrity. El disfrute de la fama espuria no tarda en tornarse pesadilla… Contra todo pronóstico, el chiflado planteamiento no se desinfla y aguanta con solidez hasta el final. 

Hit Man. Asesino por casualidad. Richard Linklater.

Inspirada libremente en una historia real, cuenta las andanzas de un anodino profesor de filosofía que, en sus ratos libres, colabora con la policía haciéndose pasar por asesino a sueldo que ofrece sus servicios por internet. Cuando lo contactan los pirados que quieren deshacerse de alguien, los cita disfrazado y provisto de un micro y la policía procede a detener in fraganti al aspirante a criminal. Hasta que aparece una joven ingenua y muy guapa que quiere matar al marido que la maltrata. Aquí empieza el lío amoroso -y criminal- y el juego de falsas identidades. Porque ella se enamora del sicario que él en realidad no es y él se enamora de una chica que acaso no sea tan cándida como aparenta… Sensualidad, comedia de equívocos y una perspicaz reflexión sobre lo que creemos ser y qué somos en realidad. 

The Apprentice. La historia de Trump. Ali Abbasi

Fue lanzada como una granada de mano al final de la campaña de las elecciones americanas -una semana después del libro War de Bob Woodward, que aireaba los trapos sucios de Trump con Putin- en un intento desesperado de tumbarlo. Los abogados del magnate intentaron parar el estreno, sin lograrlo, pero la película no surtió efecto. Más allá de este interesante aspecto como arma política, The Apprentice es el retrato de la forja del monstruo en su juventud. Cuando el siniestro Roy Cohn lo tomó bajo su tutela y le enseñó sus máximas para triunfar: “Regla número 1: En lugar de defenderte, ataca, ataca, ataca. Regla número 2: Jamás admitas nada. Niégalo todo. Cada uno tiene su verdad. Regla número 3: Declárate siempre ganador, jamás admitas una derrota”. Al final el discípulo superó al maestro. El iraní residente en Dinamarca Abbasi ya había demostrado su potencia de tiro con el espeluznante thriller Holy Spider y aquí opta por un tono de falso documental de estética setentera y ochentera que resulta muy eficaz. 

SERIES

Ripley. Steven Zaillian (Netflix)

Entre toneladas de algoritmos y trivialidades, Netflix deja cada año hueco a alguna propuesta ambiciosa y hasta temeraria. Revisitar el Ripley de Highsmith en blanco y negro, con un ritmo pausado y una estética preciosista es ambicioso y temerario, y la serie pinchó en audiencia. Pero queda como el producto más atractivo de la plataforma en esta temporada, seguido por otros dos todavía más osados. La turbadora Eric, de la dramaturga británica Abigail Morgan, solo lastrada por un final en el que hay que atar demasiados cabos, y la desasosegante Mi reno de peluche, de Richard Gadd, cuya única pega es el regodeo casi pornográfico en la exhibición de las miserias. 

Feud: Capote vs. The Swans. Jon Robin Baitz (Max)

Impecable retrato de la decadencia de Truman Capote en este año de su centenario. La serie es meticulosamente fiel a la realidad y se toma contadísimas licencias por motivos de tensión dramática. Tom Hollander interpreta a un muy creíble Capote, que ejerce de bufón de las damas de la alta sociedad neoyorquina mientras trata de escribir su obra maestra repleta de maldades y chismes. Es una producción de la prolífica factoría de Ryan Murphy, cocreador con Ian Brennan de otro notable estreno de este año basado en hechos reales, en este caso para Netflix: Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menéndez. Los protagonistas son dos niñatos pijos que asesinaron a sus padres y alegaron abusos que nunca se demostraron. Atención al capítulo cinco, rodado en un único plano secuencia de uno de los dos hermanos conversando con su abogada.

Douglas Is Cancelled. Steven Moffat (SkyShowrime)

Brillante ejercicio de manipulación del espectador perpetrado por el autor del exitoso Sherlock contemporáneo de la BBC. Son cuatro capítulos en torno a un reputado presentador de telediario acusado de hacer una broma sexista en una boda que empieza a resonar en redes. Los dos primeros capítulos tienen un tono de comedia ácida sobre los excesos del wokismo y otras penurias contemporáneas. Pero de pronto la serie da un vuelco, el tono cambia y todo se impregna de un aire muy turbio. La interminable escena de una tentativa de seducción/abuso en una habitación de hotel es portentosa. El mismo tema sobrevuela Disclaimer, de Alfonso Cuarón, con Cate Blanchett, para Apple TV+. Debería haber sido una de las series del año, por su ambición estética -muy superior a la de Douglas is Cancelled- y narrativa, pero los giros forzados y las inconsistencias e inverosimilitudes del guion la desmoronan, lo cual es una verdadera lástima. 

El simpatizante. Don McKellar (Max)

Con capítulos dirigidos por Park Chan-Wook y Fernando Meirelles, adapta una novela de Viet Thanh Nguyen (que ganó el Pulitzer y aquí publicó Seix Barral) sobre un vietnamita que, tras el triunfo del Vietcong, se exilia con otros compatriotas en Estados Unidos, pero resulta ser un espía comunista. Con un peculiar tono de tragicomedia, es una reflexión sobre la identidad, la pertenencia, los ideales y las decisiones que marcan una vida. Destaca la presencia de un camaleónico Robert Downey Jr. como un agente de la CIA de métodos expeditivos y la del músico vietnamita Le Toan en el papel de un corrupto general de Vietnam del Sur. 

Nos vemos en otra vida. Jorge y Alberto Sánchez-Cabezudo (Disney +)

Aunque se ha mejorado bastante, muchas ficciones audiovisuales policiacas españolas todavía arrastran problemas de veracidad, no resultan creíbles. Véase por ejemplo Asalto al banco central de Calparsoro (reciente estreno en Netflix), en la que ese episodio histórico ochentero es masacrado por unos interpretes sobreactuados hasta el bochorno, unos decorados que ni remotamente se parecen a Plaza Cataluña y las Ramblas (¡en los ochenta los quioscos todavía vendían prensa, no souvenirs!) y unas teorías conspiranoicas de pacotilla. Por eso hay que destacar la solvencia de Nos vemos en otra vida, adaptación del libro de Manuel Jabois sobre la trama de los mineros de Asturias a la que condujeron los explosivos del 11-M. Los hermanos Sánchez-Cabezudo ya habían realizado una impecable adaptación de Crematorio de Chirbes y aquí logran transmitir tensión dramática conflictos morales y verdad. 

LIBROS

Vida y maravillas. Manuel Gutiérrez Aragón (Anagrama) 

Cuando decidió jubilarse del cine, el director de Maravillas se puso a escribir novelas. Y, ¡oh, sorpresa!, se ha revelado como un narrador notabilísimo. El buen manejo de la prosa lo aplica ahora a estas estupendas memorias en las que repasa la infancia santanderina, su formación en la madrileña Escuela de Cine, su carrera singular en el cine español, sus batallas políticas en el PCE del tardofranquismo y el posterior desencanto... Hay jugosos retratos de personajes como José Luis Borau, Rafael Azcona, Juan Luis Galiardo y también de algunos presidentes del gobierno a los que trató y a los que analiza como si fueran actores (que lo son). 

Sonny Boy. Al Pacino (Cúpula)

Ha sido, junto con Robert De Niro, el actor más relevante de su generación. Un puro producto del Método, con interpretaciones viscerales, desaforadas, histriónicas y geniales. Ya octogenario, ha escrito unas amenísimas memorias en las que evoca su infancia en el Bronx, la década dorada de los setenta en la que encadenó un triunfo tras otro, sus altibajos profesionales y personales, sus papeles más polémicos -como el de A la caza de Friedkin-, sus relaciones sentimentales con varias actrices y su pasión por el teatro y por Shakespeare, en especial por el personaje de Ricardo III, al que dedicó una película, Looking for Richard. 

Ve adonde sea imposible llegar. Costa-Gavras (Providence)

El realizador griego repasa en estas enjundiosas memorias su trayectoria en el cine francés, su aventura americana y el posterior regreso a Europa. Se detiene con especial detalle en sus títulos más emblemáticos: Z, La confesión, Estado de sitio y Desaparecido. Paradigma del cine político, cuenta su evolución ideológica y la hostilidad con la que sectores de la izquierda recibieron La confesión, que retrataba las purgas estalinistas en Checoslovaquia. Hay en sus páginas buenos retratos de personas de su entorno como Yves Montand, Simone Signoret, Jorge Semprún o Chris Marker. 

La segunda mujer. Murielle Joudet (Athenaica)

En este estimulante ensayo, la crítica francesa, colaboradora de Le Monde y otras publicaciones, aborda cómo se enfrentan las actrices al envejecimiento en la pantalla. El paso de los años amenaza a los actores de ambos sexos, pero no por igual; la entrada en la madurez tiende a ser más crítica para una actriz que para un actor. Para abordarlo, analiza a ocho estrellas femeninas que han afrontado el reto de envejecer de forma diferente. Las elegidas son dos francesas (Brigitte Bardot e Isabelle Huppert) y seis de Hollywood, tres clásicas (Mae West, Bette Davis y la secundaria Thelma Ritter) y tres contemporáneas (Meryl Streep, Nicole Kidman y Frances McDormand). 

Steven Spielberg. Ian Nathan (Cúpula) 

El crítico británico es una máquina de producir monografías sobre cineastas contemporáneos, que Libros Cúpula va editando puntualmente. Se han publicado los dedicados a Tarantino, Tim Burton, los Coen, Wes Anderson, Clint Eastwood, Christopher Nolan y Guillermo del Toro, y están pendientes de traducción James Cameron y David Lynch. Ahora le toca el turno a Steven Spielberg y lo que ofrece el volumen es lo esperable: un eficaz repaso a la trayectoria, con mucha información y sin sesudas disquisiciones académicas, acompañado de una nutrida selección de imágenes a todo color.