LAS DIEZ MEJORES PELÍCULAS
TÁR. Todd Field
Abusos y cancelación, las dos caras de la moneda, representadas por la ficticia compositora y directora de orquesta Lidia Tár, interpretada por una sobresaliente Cate Blanchet. Sin embargo, la película es mucho más que esto: construye personajes complejos, se adentra en escenas que derivan hacia un clima de pesadilla y es visualmente deslumbrante. El director, Todd Field, ya había demostrado que iba muy en serio con Juegos prohibidos, una película inusualmente osada y bestia para los estándares hollywoodienses. Lo pagó caro, porque le ha costado más de quince años levantar su siguiente proyecto, TÁR. La espera ha merecido la pena. Escenas como la del histérico alumno que se niega a tocar a Bach porque hiere su sensibilidad por ser representante del heteropatriarcado ejemplifican la potencia de la propuesta. Cine adulto en tiempos en que abundan la simpleza, las consignas y los eslóganes.
Asteroid City. Wes Anderson
Un brillantísimo juego de cajas chinas, con un programa televisivo sobre una obra de teatro sobre una población en mitad del desierto llamada Asteroid City. Realidad y ficción. Ficción y representación. Asoman la América de los 50 con su paranoia anticomunista, el nuevo modo de afrontar la interpretación del Actor’s Studio, una estrella de Hollywood que prepara con un ojo amoratado con maquillaje su próximo papel de mujer con tendencias suicidas, un fotógrafo de guerra viudo, cowboys cantantes, una máquina expendedora que prepara cócteles y hasta un alienígena. Anderson despliega un repertorio visual desbordante y deslumbrante, con su obsesivo juego de simetrías y el singular trabajo de gestualidad actoral. Y como siempre, de fondo hay mucho más de lo que parece: desconcierto, angustias, miedos. El encuentro en los balcones confrontados de dos teatros del actor protagonista con la actriz que interpretaba a su esposa muerta es una de las más bellas que ha filmado el cineasta. Eso sí, sus haters -que los tiene- detestarán con fruición la película; ellos se lo pierden.
Almas en pena de Inisherin. Martin McDonagh
Como ya sucedía en sus anteriores películas, una vez más vuelve a notarse -para bien- la sólida formación como dramaturgo de McDonagh, que presenta una fábula nada inocente y con toques un poco gore sobre la amistad, el sentido de la vida y el empeño de no perder el tiempo con fruslerías. El escenario es una pequeña isla irlandesa con aires de fábula -aparece una banshee- desde la que se oyen, a lo lejos, los cañonazos de la guerra civil en curso. Todos los personajes son memorables: los dos amigos que rompen su amistad, la hermana de uno de ellos que sueña con marcharse, el taciturno hijo del violento jefe de policía. Y todos los actores están superlativos, empezando por la pareja protagonista, Colin Farrell Y Brendan Gleeson.
Holy Spider. Ali Abbasi
Dirigida por un cineasta iraní residente en Dinamarca y rodada fuera de Irán, narra una historia brutal inspirada en hechos reales, sucedida en una ciudad del norte del país. Una periodista investiga de forma clandestina los asesinatos de prostitutas que lleva a cabo con total impunidad un perturbado fanático religioso. Las autoridades políticas y policiales de la zona no muestras especial interés por acelerar las investigaciones, porque de algún modo el psicópata les está limpiado las calles de mujeres de dudosa moral. La película, cruda y desoladora, demuestra que el thriller es un buen vehículo para retratar las taras e injusticias de una sociedad, en este caso el machismo campante en la República Islámica de Irán.
Godland. Hlynur Palmason
A finales del XIX, un pastor es enviado por su obispo a levantar una iglesia en la agreste Islandia, entonces una colonia danesa. El joven religioso emprende un extenuante viaje y se enfrenta a la hostilidad de los lugareños y a la fuerza de la Naturaleza, a un tiempo bellísima y destructora. El periplo, a un tiempo físico y espiritual, es, como en la novela de Joseph Conrad, un viaje al corazón de las tinieblas. Está filmada en un peculiar formato cuadrado, con los cantos redondeados, para imitar las fotografías que el protagonista va tomando con su primitiva cámara. Es muy larga y de ritmo pausado, requiere que el espectador sea paciente y se deje absorber por la fuerza deslumbrante de las imágenes. Tal vez se dispersa un poco en el tramo final, pero es un relato absorbente del viaje hacia la locura y la autodestrucción de un personaje que se confronta con sus propios miedos y empieza a dudar de su fe.
Un amor. Isabel Coixet
Espléndida adaptación de la novela de Sara Mesa, que no es nada fácil de llevar a la pantalla. Novela y película se adentran en las arenas movedizas del deseo, la manipulación y el autoengaño con valentía. Entre sus muchos méritos: la construcción de un clima desasosegante muy logrado, con un paisaje hostil y opresivo; un entramado de personajes secundarios que van aportando ángulos y aristas; un par de escenas sexuales muy arriesgadas resueltas con maestría, y grandes interpretaciones de todo el elenco, con especial mención a Laia Costa y Hovick Keuchkerian, este último un acierto de cásting fundamental para que la historia que se cuenta sea creíble. La obra más redonda de Isabel Coixet y de lejos la mejor y más ambiciosa película española de este año.
Decisition to Leave. Park Chan-wook
Superar su anterior película, La doncella, era imposible porque es perfecta en su mórbida sensualidad, su refinada perversión y su fastuosa recreación de época. Aquí Park se pone en modo hitchcockiano, con un detective obnubilado por una sospechosa de asesinato. El cineasta sigue demostrando su capacidad para crear imágenes inolvidables y retratar a personajes turbios. Miradas que espían, manipulación, deseo, obsesión: un amour fou en el que es cada vez más difícil delimitar dónde acaba la realidad y empieza la fantasía, el delirio.
Los asesinos de la luna. Martin Scorsese
Los trapos sucios de la historia americana, la cara más despiadada de la lógica capitalista y una historia de amor retorcida, manipuladora y criminal, sin redención posible. Scorsese cuenta el poco edificante episodio de los asesinatos de miembros de la nación Osage, una tribu india que tuvo la suerte -y padeció la maldición- de que en sus tierras se encontrase petróleo. Para hacerlo opta por una perspectiva sorprendente, tomando como protagonista a un tipo corto de luces y sin atisbo de ética. Un western con toques de thriller sobre la codicia y la maldad, que es además un ambiciosísimo fresco histórico. Atención a la escena final, en la que aparece el propio Scorsese en un pequeño papel que nos habla de cómo se acaba contando la historia.
Vidas pasadas. Celine Song
El amor, las oportunidades perdidas, las almas gemelas, lo que pudo haber sido pero quedó en el limbo de las posibilidades no consumadas, la imagen idealizada que nos creamos de la persona deseada, las personas que dejamos de ser con el paso del tiempo… Una película pequeña y contenida, que no levanta la voz, no enfatiza, no abraza el melodrama. Una historia de separaciones y reencuentros que se desarrolla en tres tiempos separados cada uno por más de una década. Tiene el arranque más maravilloso que he visto en la pantalla de un cine en mucho tiempo.
El conde. Pablo Larraín
Pinochet convertido en un vampiro inmortal y chupasangres. La propuesta es al mismo tiempo una sátira política y una película de terror expresionista rodada en un exquisito blanco y negro. Larrain demuestra osadía con una propuesta que de entrada puede sonar a disparate. Diálogos de un humor negro muy macabro, personajes grotescos y una puesta en escena virtuosa. Si hubo en Latinoamérica en el siglo XX un género literario que se conoció como novela de dictador, el cineasta chileno se ha inventado la película de dictador.
DIEZ SERIES DE EXCELENCIA
The Last of Us (HBO)
Sí, está basada en un videojuego, y sí, es de zombis (o una especie de zombis, víctimas de un hongo tóxico). Pero aparquen los prejuicios. En realidad es un intenso drama sobre la relación paternofilial que forjan dos desconocidos. Tiene momentos impresionantes (la cita amorosa de la joven protagonista con su amiga en un centro comercial abandonado, el encuentro con el líder caníbal de una comunidad...) y un capítulo antológico (el tercero), que abandona a los protagonistas y, en un larguísimo flashback independiente, reconstruye una preciosa historia de amor gay en pleno apocalipsis.
Castigo (Filmin)
Seis episodios independientes basados en relatos -inspirados en casos reales- del abogado y escritor alemán Ferdinand von Schirach: La realización va a cargo de relevantes cineastas alemanes actuales como Oliver Hirschbiegel y el resultado es visualmente apabullante. Eso sí, un aviso: algunos capítulos son francamente incómodos de ver por brutales y desquiciados. Una serie solo apta para quien esté dispuesto a darse un paseo por los rincones más sórdidos del alma humana. Es demoledora y magnífica, con giros inesperados y estructuras narrativas sorprendentes (hay, por ejemplo, un capítulo narrado en sentido inverso, empezando por el final). Atención al episodio del vigilante de un museo que enloquece contemplando día tras día una escultura, por destacar uno, aunque todos son de altísimo nivel.
Exterior noche (Filmin)
El octogenario Marco Bellocchio regresa a un tema que ya había abordado en una película: el asesinato de Aldo Moro. Un crimen que conmocionó al mundo y fue el atroz pináculo de los años de plomo italianos, marcados por la barbarie y la indigencia moral e intelectual de los patéticos fanáticos de las Brigadas Rojas (los primos hermanos de nuestros etarras, para entendernos, solo que los nuestros duraron más y a los ingredientes de su estupidez criminal añadían el nacionalismo). Cada capítulo adopta un punto de vista y el resultado es un fresco desgarrador, en el que la clase política tampoco sale muy bien parada. Destacan Toni Servillo como el Papa Pablo VI y Margherita Buy como la esposa de Moro.
Chivalry (Filmin)
No es perfecta, pero tiene la meritoria osadía de abordar los abusos y el #MeToo en Hollywood desde el complicado ángulo del humor. El guion está escrito por los dos protagonistas: Steve Coogan y Sarah Solemani. Se conocieron en el rodaje de Greed de Winterbottom, en las pausas debatían sobre estos temas y se retaban y de ahí salió esta suerte de propuesta dialéctica en la que cada uno aporta su punto de vista. Tiene momentos gloriosos, como una discusión sobre si existe o no el squirt femenino, la aparición de una asesora de intimidad en un rodaje o la cruda escena en la que la protagonista le recuerda de pronto al mandamás de un estudio algo horrible que le sucedió en el pasado y de lo que él fue testigo, sin mover un dedo por ayudarla.
Fleishman está en apuros (Disney +)
Tragicomedia judía neoyorquina basada en una novela de Taffy Brodeser-Akner. Jesse Eisenberg interpreta a un médico cuya mujer un buen día se larga de casa sin dar ninguna explicación. Él queda al cargo de sus dos hijos tirando a rebotados y se lanza a diversas aventuras amorosas tirando a disparatadas. A ratos parece una comedia de Woody Allen pero, conforme va ganando peso el personaje de la esposa -Claire Danes- y los enigmáticos motivos de su huida, se incorporan nuevos matices que alteran y enriquecen la ecuación de lo que estamos viendo. El resultado es una serie sobre los sueños juveniles que se disuelven como un azucarillo, sobre las fachadas de autoengaño que nos construimos y que un buen día se desploman, sobre lo que significa llevar toda una vida conviviendo con alguien a quien en realidad no conoces; sobre lo solo que se puede sentir uno viviendo en una ciudad superpoblada…
Los fontaneros de la Casa Blanca (HBO)
¿Se puede decir todavía algo nuevo sobre el Watergate? Sí, desde la perspectiva de la comedia grotesca. Esta serie reconstruye la chapucera actuación de los dos fontaneros del Partido Republicano a los que se les encargó espiar a sus rivales. Su primer error fue subcontratar para el trabajito a una panda de cubanos del exilio anticastrista. Unos tipos muy motivados porque odiaban al Partido Demócrata por lo de Bahía Cochinos, pero que como espías eran más bien ineptos y dejaron todo tipo de huellas de su paso por el famoso Edifico Watergate. La propuesta demuestra que lo de Pepe Gotera y Otilio no es una exclusiva hispánica. Woody Harrelson y Justin Theroux, están estupendos como los dos patrióticos y reaccionarios antihéroes a los que todo les sale mal.
Un espía entre amigos (Movistar)
Basada en el magnífico libro del especialista en temas de espionaje Ben MacIntyre, cuenta la historia del más infame, artero y destructivo de los traidores del MI6: Kim Philby. Reconstruye de forma muy veraz ese mundo gris de los espías británicos de la Guerra Fría, mitad funcionarios, mitad señoritos de clase alta que jugaban al engaño y se protegían entre ellos. Hay que apuntar también que este año que termina se ha estrenado la segunda temporada de Slow Horses (Apple TV), que es incluso mejor que la primera, y acaba de colgarse la tercera. Basada en las novelas de Mick Herron y con un Gary Oldman que se sale, es la mejor serie de espías contemporáneos que se ha hecho jamás.
Nada (Disney +)
Los argentinos Marcelo Cohn y Gastón Dupart (autores de películas como Ciudadano ilustre y Competencia oficial) firmaron un contrato con Disney + para desarrollar proyectos para la plataforma como productores y creadores. En esta última faceta tienen ya en su haber dos comedias deliciosas. La primera, El encargado (dos temporadas, la segunda se acaba de estrenar), con Guillermo Francella en el papel de un potero de edificio metomentodo, manipulador y un punto psicópata. La otra es Nada, muy breve -tan solo cinco episodios de media hora- y cuyo protagonista es un irritante crítico gastronómico al que se le cae el mundo encima cuando su eficaz asistenta fallece de forma inesperada. Como esa abnegada mujer le resolvía la papeleta de todo lo cotidiano, como hacer la compra o la colada, él se encuentra de la noche a la mañana solo ante el peligro. Los autores saben exprimir todo el jugo a situaciones nimias y al mismo tiempo rinden homenaje a la cocina argentina. Luis Brandoni da vida al neurótico gastrónomo y aparece como estrella invitada nada menos que Robert de Niro.
Cowboy de Copenhague (Netflix)
¿Nicolas Winding Refn es un genio o un mero terrorista visual? Nadie ha rodado series tan delirantes y rupturistas como él. Sorprende que las plataformas le hayan dado carta blanca por dos veces. La primera incauta fue Amazon Prime, con Too Old To Die Young, una propuesta extrema en todos los sentidos: perturbadora, radical en las formas, delirante en la trama y que hacía saltar por los aires todos los códigos narrativos establecidos. Ahora es Netflix la que le ha dado la oportunidad de volver a dar rienda suelta a sus loquísimas fantasías. En Cowboy de Copenhague hay una taciturna chica con poderes sobrenaturales, un psicópata aterrador que tiene cerdos asesinos, proxenetas y traficantes ultraviolentos, muchas luces de neón y mucha música de sintetizador. Una pirueta formal no apta para todos los paladares. La amas o la odias, y esto es muy positivo, porque quiere decir que su creador ha asumido riesgos.
Círculo cerrado (HBO)
Las propuestas televisivas de Soderberg pueden ser irregulares, pero siempre tienen un sello propio y un desarrollo visual sugestivo. Mis favoritas son tres películas realizadas para HBO: Detrás del candelabro, Déjales hablar y Sin movimientos bruscos. Esta serie maneja una trama tan rocambolesca que bordea el disparate, repleta de secretos inconfesables y giros pasmosos, a la que el cineasta sabe sacar mucho partido. Millonarios con secretos bajo la alfombra, gánsteres procedentes de Guayana que se traen a un brujo para romper una supuesta maldición, una agente de policía muy desequilibrada y la codicia que siempre lo acaba liando todo. Destaca Claire Danes en el papel de la madre del niño presuntamente secuestrado.
LOS MEJORES DOCUMENTALES
La belleza y el dolor. Laura Poitras
Un doble retrato de Nan Goldin, premiado con el León de Oro en Venecia. Por un lado cuenta su actual faceta de activista contra la familia Sackler y su presencia como mecenas en muchos museos del mundo, pese a ser la causante de la epidemia de los opioides en Estados Unidos con su adictivo medicamento contra el dolor. Y por otra parte recorre su carrera como una de las fotógrafas más influyentes de la segunda mitad del siglo XX, que retrató el Nueva York nocturno y salvaje de los ochenta y la irrupción del sida. Su autorretrato con un ojo morado por la paliza que le dio su pareja de entonces es un hito. Este repaso a su vida y obra es lo más interesante del documental, entre otras cosas porque incluye confesiones inéditas de Goldin sobre la época en que sobrevivió prostituyéndose y sobre la terrible historia detrás del suicidio de su hermana.
Jerry Lee Lewis. Música del diablo. Ethan Coen
Modélico documental dirigido en solitario por Ethan Coen, ahora que los hermanos parecen haber dado por finalizada su etapa conjunta. Utilizando solo material de archivo -conciertos y viejas entrevistas- montado con mucha inteligencia y un ritmo frenético, logra reconstruir la carrera repleta de altibajos y escándalos de este pionero del rocanrol. Y también su compleja personalidad: raíces sureñas, alcoholismo, matrimonio con una menor que además era su prima, violencia, fe religiosa y una capacidad casi sobrehumana para reinventarse y renacer una y otra vez de sus cenizas.
La historia de Noël Coward. Barnaby Thompon
Cómo un chico de origen humilde se reinventó como sofisticado dandi. Cómo un gay se construyó una máscara de ingenio e inteligencia para sobrevivir en una Inglaterra en la que la homosexualidad era delito. Hablamos de Noël Coward, un genio que hizo de todo: escribió deliciosas comedias frívolas (La fiebre del heno, El espíritu burlón), dramas (The Vortex) y guiones perfectos (Breve encuentro), compuso e interpretó canciones rebosantes de ironía (Mad dogs and Englishmen), actuó en el cine en papeles secundarios (An Italian Job), actuó como cantante y showman en Las Vegas, se instaló en Jamaica para evitar los desmesurados impuestos británicos e hizo de la ironía malévola un arte. Para anglófilos de pro, también es muy recomendable Eric Ravilious: un pintor en tiempos de guerra, retrato de una figura poco apreciada fuera de Inglaterra, que trabajó como artista de guerra y falleció joven en un accidente aéreo sobre Islandia en 1942. Uno de sus admiradores más entusiastas es Alan Bennett, que aparece en el documental. Los dos títulos aquí mencionados pueden verse en Filmin.
Lynch/Oz. Alexandre O. Philippe
El director tiene en su haber varios documentales muy recomendables, entre los que destaca 78/52: la escena que cambió el cine, sobre la mítica secuencia de la ducha de Psicosis. Aquí se pone en modo especulativo: varias personalidades plantean sus teorías -algunas más sensatas que otras- sobre la influencia de El mago de Oz en el imaginario de David Lynch. Está en la línea de otro documental extravagante, Habitación 237 de Rodney Ascher, que lanzaba todo tipo elucubraciones sobre supuestos mensajes cifrados colocados por Stanley Kubrick en las imágenes de El resplandor. Ascher es uno de los seis invitados que hablan sobre los vínculos entre Lynch y Oz. La mejor intervención es la de John Waters.
Una noche con David Johansen. Martin Scorsese y David Tedeschi
A veces se nos olvida que Scorsese, además de genial cineasta de ficción, tiene también una más que notoria carrera como documentalista (con hitos como The Last Waltz o No Direction Home: Bob Dylan). Aquí filma un concierto intimista de David Johansen, ex punk que lideró a los autodestrictivos New York Dolls. En sus años de carcamal ha tomado la sabia decisión de reciclarse en crooner zarrapastroso, pero con un toque de elegancia. A ratos desafina, pero pone entusiasmo y mucho humor. Entre canción y canción, la película rescata imágenes de los años salvajes de los New York Dolls, el grupo neoyorquino que, apuntándose a la moda glam de travestirse, dio -junto al incombustible Iggy Pop de los Stooges- el pistoletazo de salida al punk. Cuando lo ves haciendo el ganso con los Dolls, no parece mucho más que un zoquete politoxicómano que le echa mucho morro a todo, pero en las entrevistas que jalonan la película asoma un señor inteligente, con capacidad de reírse de sí mismo y que parece perplejo de seguir vivo después de tantos excesos. Los otros tres miembros de la formación original de los Dolls llevan tiempo criando malvas.
CINCO LIBROS DE CINE
De imágenes también se vive. Carlos Saura (Taurus)
Las memorias que a Carlos Saura no le dio tiempo a terminar. Con todo, una obra excepcional, con mucho material inédito y algún texto ya publicado que se ha rescatado para incorporarlo al volumen. Un recorrido en primera persona por una de las carreras más importantes del cine español. Y además, un libro muy bien escrito, con una gran capacidad evocativa en los capítulos sobre la guerra civil, vivida de niño, que sobrecogen y plasman muy bien el clima desquiciado de aquellos tiempos y la barbarie de ambos bandos. Muy interesante también el retrato que hace de Charlie Chaplin -como genio, ególatra y tirano-, al que conoció a través de Geraldine. En estas páginas descubrimos a un hombre muy leído y articulado, y nada dogmático.
Todo sobre mí. Mel Brooks (Libros del Kultrum)
Uno de los genios del humor judío repasa su vida y su obra, con un vitalismo admirable en un hombre ya nonagenario. Brooks es historia viva del humor neoyorkino y recorre sus inicios como stand-up comedian en los resorts judíos de las montañas Catskill, su paso por la legendaria sala de guionistas del programa de Sid Caesar, su éxito televisivo con Superagente 86 y su salto al cine. Hay anécdotas impagables, como cuando obligó a todo el equipo de El jovencito Frankenstein a trabajar con un pañuelo metido en la boca, para evitar que las carcajadas de los técnicos estropearan cada escena que rodaban.
Meditaciones de cine. Quentin Tarantino (Reservoir Books)
Tarantino repasa, con un estilo literario tan trepidante y sincopado como el de sus películas, su infancia setentera y las películas de aquella época que le marcaron. Como siempre, la lectura que hace de títulos que no todo el mundo aprecia es sagaz y estimulante. Hay muchas anécdotas y mucha erudición. Destaca el homenaje a un crítico de LA Times que hablaba de cine de serie B y explotación (que tanto le marcó a él) con entusiasmo y rigor. Y sobre todo el momento de epifanía en que el novio negro de su madre lo llevó a ver una película de acción de la estrella de la blaxploitation Jim Brown en una sala repleta de hombres negros que respondían con vítores y aplausos a cada escena de acción. Ahí empezó a gestarse el cine que Tarantino iba a hacer cuando creciera.
En busca de la luz. Oliver Stone (Libros del Kultrum)
Su carrera como director puede gustar más o menos y su deriva política en los últimos años -rindiendo pleitesía a cuanto tiranuelo populista antiamericano se le ponía a tiro- puede resultar lamentable, pero lo que nadie le puede negar a Stone es que sabe contar historias. Lo demuestra en estas memorias, que cubren la primera mitad de su vida, hasta el rodaje y triunfo de Platoon. Narración fluida, ritmo endiablado y buenas páginas sobre su participación en la guerra de Vietnam, sus inicios en el cine como guionista, su adicción a la cocaína, sus primeros rodajes y sus encontronazos con los mandamases de la industria hollywoodiense, algunos colegas cineastas y algunos actores.
Los cines de mi vida. Carlos Mir (Comanegra)
Nuestra relación con el cine tiene también una vertiente emocional. Nos une un vínculo sentimental a ciertas salas de proyección de nuestra ciudad en las que en su día descubrimos películas o vivimos momentos especiales. Como muchas de ellas ya han desaparecido, ese vínculo se tiñe de nostalgia. EL veterano periodista Carlos Mir propone un recorrido por sus cines de Barcelona, que seguro que también traerán recuerdos a muchos lectores: el Spring, el Rialto, el Fémina, el Alcázar, el Fantasio, el Arcadia, el Montecarlo, el Urgel, el Publi, el Avenida de la Luz (¡que estaba en una estación de metro! ¡Allí vi yo de niño una de Bruce Lee!)… El libro, muy ilustrado, evoca escenarios de Barcelona que en su mayor parte ya han desaparecido y reconstruye su historia.