Lo primero que llama la atención en From, la nueva serie de HBO Max, es la canción que suena en los títulos de crédito, esa cima de la cursilería musical que es Qué será, será, inmortalizada en su momento por la inolvidable Doris Day (que hasta la cantó, sin venir a cuento, en la cinta de Alfred Hitchcock El hombre que sabía demasiado). Llama la atención porque la versión es de los Pixies y, si no fuera por la letra, parecería un tema completamente distinto al original: al grupo le bastó con interpretarla en un tono más bajo para que pareciera una canción de Leonard Cohen o de The Handsome Family, otorgándole asimismo un aire siniestro que encaja a la perfección con lo que nos propone From, creada por John Griffin y con la presencia en la producción ejecutiva de Anthony y Joseph Russo, esos dos hermanos que han dirigido cuatro películas de súper héroes para la factoría Marvel.
From es una historia tan espeluznante como inexplicable. La acción transcurre en un pueblo que parece abandonado y al que llegan, procedentes de todos los puntos de Estados Unidos, personas que se quedan atrapadas en él sin que haya una explicación lógica para el asunto. En pocas palabras: tú circulas con tu vehículo por una carretera, te topas con un árbol caído que te impide seguir avanzando, das la vuelta, pillas el único desvío que encuentras y acabas en el pueblo de marras. Si intentas abandonarlo, tires por donde tires, acabas de nuevo en él, atrapado y sin ninguna posibilidad de huir. Para acabarlo de arreglar, en el pueblo solo se puede hacer vida de día, ya que por la noche se materializan unas criaturas monstruosas de aspecto humano que matan y devoran al primero que encuentran y que nadie sabe qué son, de dónde salen y por qué se comportan como lo hacen. En resumen, una pesadilla incomprensible y angustiosa.
A ese pueblo absurdo llega un buen día la familia Matthews, compuesta por el padre, Jim (Eion Bailey), la madre, Tabitha (la colombiana Catalina Sandino Moreno), la hija adolescente, Julie (Hannah Cheramy) y el hijo menor, un crío llamado Ethan (Simon Webster). Los Matthews estaban a punto de divorciarse tras perder a su tercer hijo, un bebé que se cayó de una mesa mientras le cambiaban los pañales, y suponemos que estaban en la carretera buscando alguna manera de arreglar lo suyo, cosa que consiguen, aunque no de la manera esperada, sino gracias a un espanto que supera al que ya habían vivido. Curiosamente, en el pueblo reina algo parecido al orden.
Pueblo infernal
La población se divide entre algunas casas familiares y una gran mansión que acoge a los más díscolos y que funciona como una especie de comuna hippy. No siempre fue así. La cosa era un caos en el que los humanos perecían como moscas hasta que llegó al pueblo un ex militar, Boyd (Harold Perrineau), que enseguida se autoproclamó sheriff del pueblo y se las apañó para poner un poco de orden y bajar drásticamente el número de víctimas. Durante los diez capítulos de la primera temporada (la serie ya ha sido renovada para una segunda, y da la impresión de que la cosa va para largo, ya que la trama es densa, complicada, llena de sorpresas desagradables y con tendencia a mostrar un microcosmos incomprensible en el que yo diría que las explicaciones tardarán en llegar) asistimos a la vida cotidiana de una gente que se ha quedado varada en un lugar inexplicable y que debe defenderse como puede de unos enemigos que nadie sabe muy bien lo que son, pese a su aspecto humano.
From es una serie que te atrapa como hace el pueblo de marras con los desdichados que van a parar a él sin comerlo ni beberlo. Durante los primeros capítulos, estás a punto de abandonar el visionado varias veces, pues te sientes como si estuvieras entrando en un nuevo Lost, pero los constantes acontecimientos te lo impiden, y así es como acabas llegando al final de la primera temporada, tan en la inopia como al comienzo, pero mentalmente metido del todo en las desventuras de toda esa pobre gente que solo puede vivir (más o menos) de día. Te has tragado diez horas de From y sigues sin saber a qué se debe la existencia de ese pueblo infernal. Pero quieres saber más, intuir más cosas, pues el señor Griffin se las ha apañado para tenerte varias noches frente al televisor, generando tu empatía hacia todos esos infelices que, al igual que tú, tampoco tienen ni idea de dónde han ido a parar y por qué.
Absorbente e inquietante historia la que nos presenta From. Si la audiencia responde, corremos el peligro de que se alargue hasta la náusea y se resuelva de manera poco satisfactoria, como suele suceder en estos casos. Espero que su creador, John Griffin, sepa cuándo ponerle fin y salir de manera brillante del tremendo lío narrativo en que se ha metido para solaz del espectador aficionado al terror retorcido y las tramas aparentemente inexplicables. Que así sea.