Cuesta un poco encontrarla porque HBO Max la ha colgado de tapadillo y no aparece entre las primeras propuestas que te ofrece su página. De hecho, es un misterio que haya producido la magnífica miniserie (ocho episodios) Irma Vep, escrita y dirigida por el francés Olivier Assayas (París, 1955) basándose en una película suya de 1996 con el mismo título de la que la serie es una versión corregida y aumentada y con el delirio original elevado a la enésima potencia. Irma Vep (si cambiamos las letras de sitio nos sale el término galo Vampire) era el personaje principal de un célebre serial del cine mudo en diez capítulos, Les vampires (1915) y lo interpretaba la legendaria Musidora (Jeanne Roques, 1889 – 1957). El director era un excéntrico dado al tremendismo llamado Louis Feuillade (1873--1925), y la confusa trama de Les vampires giraba en torno a una banda criminal que se hacía llamar así y que actuaba a las órdenes de un aristócrata malvado, conocido como El gran vampiro, quien, a su vez, recibía órdenes directas de Satanás en persona.
El señor Assayas parece ligeramente obsesionado con Feuillade y sus vampiros. Para la película contrató a la actriz china Maggie Cheung, con la que mantuvo un romance que acabó como el rosario de la aurora y que aún lo atormenta, si hemos de hacer caso a la serie, donde su alter ego, el cineasta René Duval (un colosal Vincent Macaigne), aparece como un neurótico depresivo atiborrado a pastillas y propenso a las rabietas infantiles. El argumento de la miniserie es, en pocas palabras, el siguiente: el tal Duval ha conseguido convencer a una plataforma de streaming no especificada para rodar un remake del clásico de Feuillade y contrata para el papel de Musidora a Mira Harberg (la sueca establecida en Estados Unidos Alicia Vikander, que no parece sueca, dada su atrayente belleza meridional), que acaba de rodar otro blockbuster de súper héroes que le da un asco tremendo y ansía redimirse como intérprete junto a un director al que siempre ha admirado.
Cine dentro del cine para los amantes del cine
La cosa se convierte enseguida en una comedia de enredo sobre las interioridades de un rodaje dividida en tres planos: hay secuencias del rodaje, escenas de lo rodado y hasta imágenes extraídas del serial original. La atención se centra en Vikander y Duval, sin olvidarse de los dimes y diretes de algunos secundarios, entre los que destacan Jeanne Balibar en el rol de la figurinista lesbiana Zoe o Devon Ross en el de Regina, la asistente personal de Mira Harding. Cine dentro del cine y aún más adentro del cine, Irma Vep muestra un tono de comedia dramática que será especialmente apreciado por quienes conozcan un poco las interioridades del séptimo arte. Assayas no tiene piedad con nadie (aunque, en el fondo aprecie a todo el mundo) y demuestra un admirable sentido de la autocrítica con el doppelganger que se ha buscado, un pobre infeliz, carne de psiquiatra, que cada día entiende menos por qué rueda películas cuando éstas no sirven para nada a la hora de mejorar la vida de los seres humanos.
Como les decía al principio, resulta inverosímil que Irma Vep haya podido rodarse en la era de Stranger things, aunque la productora haya sido la primera en enterrarla en su catálogo. La premisa es increíble: ¿quién va a pagar un remake de un serial del cine mudo en los tiempos que corren, rodado en inglés por una serie de actores con acento francés? Yo diría que nadie, aunque el hecho incomprensible de que HBO Max haya financiado esta miniserie demuestra que en el mundo del audiovisual casi todo es posible. Huelga decir que Irma Vep está pasando completamente desapercibida y que la cosa me duele, pues es de lo más raro e interesante que he visto últimamente en mi televisor de 42 pulgadas, así como, desde el punto de vista de la industria, un delirio minoritario dirigido a un público muy especial.
Para cualquier espectador
En realidad, Irma Vep no deja de ser una oportuna reflexión sobre la vida de los seres humanos en general y los que se dedican al cine en particular. Aunque está llena de chistes privados, yo creo que puede llegar a cualquier espectador cansado de la simpleza que se da en una gran parte del material contemporáneo. Pero hubiese necesitado un poco más de ayuda por parte de quien la financió, pues lo de HBO ha consistido en colgarla de cualquier manera, esconderla al cabo de dos semanas y aparentar que no han tenido nada que ver con el supuesto disparate del señor Assayas.
Irma Vep no es ningún disparate y se agradecerían más rarezas como ésta en el panorama del streaming. Puede que no la vea casi nadie, pero los cuatro gatos que se tomen la molestia de hacerlo pueden pasárselo tan bien como quien firma estas líneas.