La Guerra Civil no interrumpió la producción cinematográfica. Durante el conflicto bélico, según Crusells, se produjeron 360 películas en el bando republicano y 93 en el nacional. Desde las primeras semanas del inicio de la contienda la España republicana movilizó toda la industria cinematográfica, controlando Barcelona y Madrid. A medida que avanzaba la guerra, Barcelona ganó importancia respecto a Madrid. Dentro del ámbito republicano, el cine asumió las corrientes ideológicas del momento. Lamentablemente, se han perdido muchos de los documentales filmados por el incendio accidental de los laboratorios de Cinematiraje Riera de Madrid, ocurrido en 1945.

Mucho peso tuvo el anarquismo, a partir del Sindicato de la Industria del Espectáculo que intentaba conjugar guerra y revolución. El primer documento filmado fue el que narró los días que transcurrieron en Barcelona desde el 19 al 22 de julio. Lo realizó Mateo Santos. Aparte de los muchos documentales, el Sindicato cenetista produjo películas de ficción como Aurora de esperanza (Sau, 1937), muy crítica con el egoísmo de la burguesía, y Barrios bajos (Puche, 1937), cargada de idealismo buenista. Desde mayo de 1937 los anarquistas perdieron influencia. La FAI produjo Paquete, el fotógrafo público número uno (1938), dirigida por Iquino y protagonizada por Paco Martínez Soria. El Sindicato de la Industria del Espectáculo concentrará su atención directamente en la guerra con críticas al ejército franquista (Bombas sobre el Ebro, ¡Criminales!, Bajo las bombas fascistas) o en la memoria de sus propios héroes, como el homenaje a Durruti en el primer aniversario de su muerte. Otro sindicato anarquista (Suicep), de orientación confederal, produjo también un montón de documentales dirigidos por Armand Guerra, Méndez Cuesta y otros cineastas libertarios. La Generalitat catalana, a través de Laia Films, produjo muchos noticiarios y documentales, especialmente centrados en la batalla del Ebro.

Portada de la película 'Barrios Bajos' / IMDB

Republicanos y comunistas

El Gobierno republicano intentó hacer propaganda directa a través del cine, sobre todo después de 1937. Se coprodujo el largometraje de ficción Sierra de Teruel, realizado por André Malraux, basado en la novela L’espoir del propio Malraux, entre julio de 1938 y marzo de 1939. Al ser ocupada Cataluña por el ejército franquista, la película se terminó en Francia gracias a la intervención del productor Edouard Cormiglion-Molinier. El Gobierno francés prohibiría la exhibición de la película en Francia. La obra se estrenó en Europa en julio de 1945. En España no fue estrenada hasta 1978.

El Partido Comunista, a través de Film Popular o la Cooperativa Obrera Cinematográfica, aparte de la producción del cine de Eisenstein, produjo por su cuenta una gran cantidad de documentales mucho más pragmáticos que los anarquistas, glosando figuras como Líster y Valentí González, el Campesino.

Musicales

En un escenario político intermedio quedaron empresas privadas como Cifesa. Vicente Casanova, propietario de esta compañía, permaneció un tiempo en la España republicana, marchó fuera y después se fue a la España nacional. La película Morena Clara (Florián Rey, 1937), producida por Cifesa antes de la guerra, fue exhibida hasta mayo de 1937 en las dos Españas. Después se prohibió en la España republicana por la colaboración de su director con los franquistas. Otras empresas privadas durante los años de la guerra produjeron algunas películas musicales o de géneros ajenos al conflicto. Se acabaron con dificultades largometrajes cuyo rodaje se había iniciado antes de la guerra, con directores que después tendrían un cometido relevante en el franquismo como Ignacio Iquino, que estrenó en Barcelona, en 1936, su filme Diego Corrientes.

Foto durante el rodaje de 'Morena Clara' (Florián Rey, 1937) / CINEMATECA MADRID

La España franquista tardó en incorporar el cine a su discurso publicitario. Desde Sevilla se produjo El genio alegre, que solo se pudo terminar después del fin de la guerra. Curiosamente, la actriz protagonista, Rosita Díaz Gimeno, fue detenida por sus simpatías republicanas y la sustituyó con diversos trucajes, después de la reanudación del rodaje, la actriz Carmen de Lucio. Uno de los primeros documentales franquistas fue El entierro del general Sanjurjo, dirigido por el portugués Nunes Das Neves y dedicado al general muerto el 20 de julio de 1936. Fernando Delgado fue director de varios documentales. El más significativo es Hacia la nueva España (1938). Los carlistas promovieron su propio cine de propaganda con las películas Con las brigadas navarras (1936) y La toma de Bilbao (1937). A finales de la guerra, el franquismo promocionó el género de la “españolada” de viejas raíces, a través de películas como Carmen la de Triana (1938) con Rafael Rivelles como protagonista y Mariquilla terremoto y otras varias obras realizadas por Benito Perojo, rodadas en Alemania y con Estrellita Castro como actriz principal.

El precursor del NODO

En junio de 1938 comenzó el noticiario oficial franquista llamado Noticiario Español, promovido por García Viñolas y que constituiría un antecedente del NODO. La guerra, en su etapa final suscitó documentales franquistas que transpiraban autosatisfacción como La batalla del Ebro (1938) o La liberación de Barcelona (1939).