Joan Pera (Mataró, 1948) lleva más de medio siglo sobre los escenarios y en este tiempo se ha ganado el reconocimiento del público.

Entre sus doblajes en televisión --Woody Allen o Rowan Atkinson L’escurçó negre, entre otros-- y sus comedias teatrales, se ha ganado el cariño del público catalán. El salto a Madrid nunca lo ha dado. Lo admite, como reconoce que nunca lo ha trabajado.

Mucho éxito y pocos premios

El catalán reconoce que no se trata de que no lo necesite, sino que tiene una falta de ambición más allá de querer subir a hacer una función cada día. Lo ha conseguido. Su última obra, Alguns neixen estrellats, se despide este 15 de agosto del Teatro Condal de Barcelona tras dos años de gira por Cataluña. No superó los récords de La extraña pareja, pero el cariño que le tiene al personaje, al que ya dobló cuando se pasó la serie de la BBC en TV3, se le nota.

El actor indica a Crónica Directo de dónde viene ese afecto por el montaje, y hace un repaso a su carrera que, pese a no estar plagada de premios, sí está repleta del aplauso del público catalán.

Joan Pera y David Olivares en el cartel de 'Alguns neixen estrellats' / FOCUS

--Pregunta: El 15 de agosto es la última función de Alguns neixen estrellats. ¿Es un punto y aparte o el cierre de un ciclo?

--Respuesta: Acabamos el 15 y en principio, no. Cierto que como está todo tan abierto a lo que pueda pasar, nunca se sabe. Y gira tampoco está prevista, tal vez la giremos hasta Navidad. David Olivares seguramente también tiene otras historias e igual se va a hacerlas, pero a mí me encantaría volver a hacerla.

--Ha estado cerca de dos años con la obra, ¿qué la hace tan especial?

--Es de esas comedias que me van como anillo al dedo, el personaje es ideal. No es que sea fácil de hacer, porque es incomodísima, muy ruda, acabo agotado, por la suma de circunstancias del personaje. Tiene esa perplejidad cotidiana, como la realidad que es perpleja. Y a la gente le gusta muchísimo. Es de las veces que la gente más ha reído conmigo. Normalmente, lo hacen al tener este tono de humor.

--Y usted les regala muchas improvisaciones.

--Porque surgen, nunca hemos hecho nada que no saliera encima del escenario. No pensamos antes lo que haremos, nosotros vamos a hacer la comedia y es la comedia y los personajes que tienen vida propia. Pese a que los autores hayan definido a los personajes en sus obras y, a veces, los metan en un cajón, nosotros damos vida a los personajes cada día, y cada día surgen cosas nuevas. Hay días que resbalas, dices una palabra en vez de otra y sale la comicididad.

--¿Cree que ha servido de bálsamo para mucha gente?

--Evidentemente. Es un momento de distracción, relajante. Tenemos la obligación y el derecho a tenerlo. Es básico porque, si no, se nos comerá la pandemia. Para mí la comedia es primordial para todos, también para los actores, con el encuentro con los espectadores, poder reír juntos… La clave del éxito de una comedia es el público, es quien hace que el goce, la diversión, surja.

--Usted además cuenta con el cariño del público, tiene su complicidad.

--Yo siempre busco esa complicidad, pero de manera muy suave y tranquila. Lo que ha de prevalecer es el buen humor, yo soy del buen humor.

--Transmite esa imagen, ¿pero hay un Joan Pera enojado?

--Yo, aunque no quiera, transmito buen rollo. ¡Pero incluso si hiciera un drama! Yo hice un Avaro y fue el más divertido y simpático que se ha hecho, y mira que es un personaje execrable.

--¿Qué le ha llevado hasta aquí?

--Creo que ha sido el ponerme al lado de la gente, es lo único que pretendo: estar a su lado y reírme con ellos. Me encantan las cosas que le pasan a la gente, el humor, el drama, la problemática cotidiana. Woody Allen dice que la comedia es drama más tiempo. Además, me gusta hacerle guiños a la gente.

El actor Joan Pera / EP

--Pese al cariño y el reconocimiento, usted mismo reconoce que no le han dado muchos premios. ¿Es porque hace comedia?

--Te lo contaré con una anécdota. Al principio de la democracia, fui a pedir una subvención para una obra. El conseller me recibió encantado, estaba agradecido de que hubiera ido y cuando le dije que iba a por la subvención me dijo: “Hombre, a usted no se la podemos dar. Usted hace reír”. Las cosas han cambiado, pero esta es la idea: lo que hace reír o no vale o ya tiene suficiente premio. Y de estas te podría contar muchas.

--¿O sea, que no merecen premios ni ayudas porque ya tienen el reconocimiento del público?

--Claro. ¡Usted ya tiene gente!

--Pero, por ejemplo, usted y Paco Morán batieron récords con La extraña pareja.

--Si, pero no piensan en darte un premio. Eres un punto y aparte, estás en el Olimpo. Pero como decía Capri, “no sé si me han dado muchos premios en la vida, y si me los han dado, no sé donde están”. Pero lo cierto es que no es necesario, el premio es que la gente te salude y te dé las gracias por los años que les has hecho reír.

--¿Esperaba llegar hasta aquí cuando era pequeño?

--Yo siempre quise ser actor e ir haciendo, pero no he tenido grandes visiones de ser un gran actor. Siempre lo fui, en el colegio, en la parroquia, en el instituto… Soy tan feliz en el escenario que no necesito nada más, ni premios. Yo cuando era joven estaba tan feliz haciendo funciones los domingos por la tarde… Sólo necesito esto.

--¿Y el joven Joan Pera, el joven actor, tenía ilusiones de hacer grandes dramas y ser alguien en la escena?

--No. No esperaba llegar a ningún momento especial. Y ahora también, si hoy, mañana, el próximo mes, puedo hacer función, me vale. Tampoco he sido de esas personas a las que le esperan un montón de proyectos, sólo ir haciendo. No sé, tal vez sí esperaba salir en una comedia. La cosa esta ambiciosa de querer ir a Hollywood nunca la he tenido.

--Se acercó al convertirse en el Woody Allen español

--Sí, pero no he ido nunca a Madrid, por ejemplo. Tampoco me ha preocupado, por eso. Yo lo que quiero es que la gente venga a mi función.

--¿Por qué cree que no ha ido a Madrid?

--No sé. Tampoco lo he luchado. Alguien puede decir “porque no te hizo falta”. No me hizo falta porque lo tenía, lo que yo quería que era que la gente me viniera a ver. Ser conocido aquí o allá es una anécdota, y tampoco pretendo ir por otro sitio. Si viene fluido, estupendo, pero no he forzado la máquina, como tampoco he luchado por los premios.

Joan Pera durante 'Alguns neixen estrellats' / DAVID RUANO

--¿Da pereza?

--No, es que las cosas han de venir fluidas, a la que lo fuerzas, nunca sale bien. Se ve forzado.

--Y ahora terminó de rodar El Metralla?

--Eso fue una comedia que hice hace años y que no fue bien, que a veces pasa. Uno no te hace caso y, de repente, viene un descerebrado que te dice que hará de esto una película. Uno piensa que no lo hará nunca, y lo hicieron. Acabamos de rodar hace una semana y ahora pienso: ¿a ver qué haremos de todo esto?

--¿Pero usted es más del cine o del teatro?

--Me encuentro más a gusto en el teatro, por su propia dinámica. Ir, encontrarse con la gente, haremos una pequeña obra de arte, o como lo llames, y mañana la función será diferente. El cine tiene mucho de esperar la iluminación, esto, lo otro. El cine es esperar. En cambio, en el teatro, llegas, haces tu función, si hay gente que me espera los saludaré al salir, y al otro día, más. En el cine, esperas, filmas y luego la película puede tardar dos años en estrenarse y vete a saber.

--En el cine y en la televisión sí ha participado mucho a través del doblaje. Ha doblado a personajes míticos, no sólo a Allen, Rowan Atkinson o Jack Lemmon… ¿Cuánto se ha quedado usted de ellos y qué le ha añadido a ellos?

--El doblaje lo que tiene es que me lo tengo que creer y darle un toque para ver cómo lo haría. Woody Allen sí me dijo “has puesto más de lo que yo pongo”. Yo lo negué, pero en el fondo era verdad, pero me lo creía y funcionaba. Pero el doblaje es una técnica, un oficio, una repetición. A un artista le enseña mucho. Ves un proyecto muchas veces y te vas empapando. A veces, al acabar un doblaje e ir al teatro, a mi personaje le pongo algo que me ha gustado del que acabo de doblar. Pero, sobre todo, te lo tienes que creer. Nunca es imitación, es lo que te sugiere el actor y lo pasas por tu filtro.

--¿Y le duele cuando se critica al doblaje y se lo denosta?

--Me duele por dos razones. Una, porque gracias al doblaje y las traducciones hay una cultura occidental extraordinaria, y si no existiera, perderíamos la democratización de la cultura. Y dos, es que gracias al doblaje la gente ha aprendido mucho el catalán, y se ha extendido mucho más.

--¿Y qué proyectos tiene?

--Por ahora, ninguno. El Metralla está por estrenar y tengo un proyecto para la temporada 2022-23, pero todavía no está claro. Pero vamos, la temporada que viene me esperan.