El sector del doblaje, como casi todos, tuvo que detenerse cuando el Gobierno decretó el estado de alarma por el coronavirus. A pesar de ello, fue la primera rama artística que echó a andar cuando la situación mejoró. Fue en mayo, en las primeras fases de desescalada, apenas un mes y medio después del inicio de la reclusión domiciliaria en todo el país, y lo hizo con fuertes medidas sanitarias que han ralentizado el proceso. Ahora, con todo en marcha otra vez, los profesionales prevén un notable descenso del trabajo tras el verano por la disminución de rodajes en EEUU a causa, también, de la pandemia.

Actores de doblaje, directores y técnicos han tenido que adaptar su trabajo a estos tiempos de pandemia. Por ejemplo, se les toma la temperatura antes de entrar en el estudio; cubren el micrófono con un papel telado, que van cambiando; el gel hidroalcóholico y las mamparas son ya elementos habituales en todas las salas; los intérpretes desinfectan su zona después de cada intervención, y las tablets sustituyen ahora los guiones en papel (más difíciles de limpiar). En general, todo este proceso provoca una evidente y “engorrosa” (pero necesaria) ralentización del proceso, según las fuentes consultadas.

 

 

Vuelve el doblaje tras la crisis del coronavirus (02/06/2020) / EP

Adiós a las intervenciones en grupo

Uno de los principales motivos de la lentificación del proceso de doblaje es que el coronavirus se ha llevado por delante las intervenciones grupales. En general, todas las escenas se hacen de manera individual, pero había una excepción: los ambientes o ad libs. Se trata de las palabras sueltas, frases cortas, risas, toses, exclamaciones y llantos que se escuchan generalmente de fondo, por ejemplo, en un acto con mucha gente, como un bar, una ceremonia o un evento deportivo. Ahora también se hacen de uno en uno.

Los ambientes son una buena puerta de entrada en la profesión, pero no es una tarea que hagan solo los principiantes. La directora y actriz de doblaje Maria Lluïsa Magaña explica que, con la eliminación de los grupos, estos actores “se sienten solos”, mientras que “el director tiene mucho trabajo”, porque repite muchas veces la misma escena. Por no hablar de los técnicos de sonido, que deben armar un rompecabezas con cada intervención. “Los ambientes ahora son una locura, un encaje de bolillos”, confirma la también actriz de doblaje y directora Lola Oria. Antes se reunían hasta cuatro personas en el atril.

Un parón en el doblaje a final de año

En la misma línea se pronuncia el actor de doblaje y director Bruno Jordá. Confirma que “las películas se alargan”. “Media jornada más”, calcula Lola Oria. Aunque depende del tipo de producto. Las series que se emiten en plataformas de streaming como HBO se estrenan de forma simultánea en todo el mundo, por lo que el margen de actuación es muy pequeño. De hecho, “algunas series se iniciaron dobladas y se terminaron en versión original subtitulada (VOS)”, explica Jordá. Netflix avisaba a los suscriptores de la situación, y ofreció las versiones en VOS para los fans que no podían esperar. 

En ocasiones, los profesionales han recibido presiones para terminar un capítulo “como fuera”, desde casa. Y la regulación del teledoblaje es uno de los deberes del sector a partir de ahora. Asimismo, algunas producciones pensadas para su exhibición en el cine se han lanzado en otras plataformas o no se han estrenado. “Algunas series se retrasan; ahora doblamos lo que se rodó antes de la pandemia”, añade Lola Oria. Sin embargo, vaticina “un pequeño parón” a la vuelta de vacaciones motivado por la disminución de rodajes en EEUU. “El 90% de las cosas que doblamos son de allí”, concluye.