El titán de los medios de comunicación norteamericanos Roger Ailes (Warren, Ohio, 1940 – Palm Beach, Florida, 2017) lo tenía todo para ser un campeón de la reacción: republicano de extrema derecha, antisemita, antifeminista, energúmeno con tendencias al matonismo, carente de cualquier escrúpulo moral a la hora de defender su América, marido infiel, acosador sexual de sus propias empleadas… Una joya, vamos. Pero también un personaje a lo Charles Foster Kane que a la fuerza debía llamar la atención del sector audiovisual: Movistar estrenó hace un par de semanas la serie The loudest voice (La voz más alta), que expone sin piedad las miserias morales del sujeto, al que da vida brillantemente Russell Crowe (como el hombre está un poco ceporro últimamente, ha bastado con un cojín y mucho maquillaje para que se parezca notablemente al original).
La voz más alta muestra en todo su esplendor la cruzada personal de Roger Ailes contra el progresismo en general y el progresismo en Estados Unidos en particular. Estamos hablando de un tipo que fue asesor de comunicación de Richard Nixon, Ronald Reagan y George W. Bush; no contento con semejante historial, también le echó una mano a Rudy Giuliani, el expeditivo alcalde de Nueva York. Y antes de morirse aún tuvo tiempo de echarle una manita a Donald Trump en su campaña presidencial.
La serie empieza en el momento álgido de la carrera del señor Ailes: 1995, cuando el magnate Rupert Murdoch -otro que tal, recordemos que el espléndido guionista británico Dennis Potter llamaba Rupert al cáncer que se lo acabaría llevando al otro barrio- le encarga la creación del canal de televisión Fox News, que Ailes convierte, con gran éxito de audiencia, en su particular respuesta a la civilización. Como arma al servicio de lo más retrógrado del partido republicano, Fox News --parece mentira que Murdoch financie también a Los Simpson-- se dedicó desde el principio a interpretar las noticias a su manera, a potenciar una actitud agresiva contra la seudo izquierda que hay en Estados Unidos y a contratar a los peores bocachanclas del mercado para presentar los programas. La América rancia y bruta se hizo asidua a Fox News de inmediato.
La voz más alta describe a la perfección a uno de esos personajes que han venido a este mundo a hacernos la vida un poco más desagradable de lo que ya es. En su maldad, el tipo resulta fascinante, ¿para qué negarlo?, pues es gracias a gentuza como él que los medios de comunicación pueden seguir aspirando a ser el cuarto poder. Comparadas con Fox News, cadenas españolas como Intereconomía o 13 TV parecen moderadas y casi objetivas.
A Roger Ailes, que se las daba de padre y marido ejemplar, le encantaba meter mano a sus empleadas más atractivas, motivo por el que fue acusado de abusos sexuales en 2016 y despedido por Murdoch ese mismo año. No aguantó mucho después del cese, aunque pilló un finiquito de cuarenta millones de dólares. Murió en 2017, una semana después de haberse caído en casa y golpeado la cabeza, accidente que, agravado por la hemofilia que padecía, se lo acabó llevando por delante. ¿Fue Roger Ailes un ser despreciable? Probablemente, pero esa clase de gente suele ser más interesante para la ficción que personajes como Vicente Ferrer o la madre Teresa de Calcuta. Prueba de ello es esa excelente miniserie que es La voz más alta.