Woodmere es una tranquila población de la campiña británica en la que la policía no tiene gran cosa que hacer. Hasta el día en que una mujer que columpiaba a su hijo en un parque es apuñalada hasta la muerte por un tipo con sudadera en cuyo rostro no repara prácticamente nadie.
La víctima ejercía la medicina y llevaba una vida discreta desde que volvió de una estancia profesional en Düsseldorf, en el seno de una multinacional farmacéutica. Las sospechas recaen inmediatamente en un esquizofrénico local, cuyo cadáver aparece poco después del crimen. Conclusión: un chalado que había dejado la medicación apuñala a la primera persona que encuentra y luego, en un arrebato de culpabilidad, se suicida arrojándose desde un puente. Caso cerrado.
O no.
Ocho capítulos
El grupito de policías que protagoniza la excelente miniserie británica Paranoid, que puede encontrarse en Netflix, no cree que las cosas sean tan sencillas; sobre todo, desde que empiezan a recibir mensajes anónimos de alguien que les pide que investiguen a la difunta. Así es como descubren que el padre del hijo de ésta, antiguo compañero de trabajo que no quiso saber nada cuando ella se quedó embarazada, ha aparecido ahogado en la piscina de su casa de Düsseldorf. A partir de ahí, la investigación se desarrollará entre la ciudad alemana y el pueblo británico y se irá complicando episodio a episodio, hasta que todo quede meridianamente claro en el octavo y último.
Creada y escrita por Bill Gallagher, Paranoid demuestra que, hoy por hoy, el horror también está globalizado, pues lo que empieza como un suceso en el campo inglés parece involucrar a una corporación farmacéutica internacional con muy pocos escrúpulos cuyo portavoz, un exagente del FBI realmente siniestro al que da vida Danny Huston, da miedo solo verlo (y oírlo).
O sea, nada que ver con Grantchester o las entrañables andanzas rurales de la señorita Marple de Agatha Christie. Añadámosle al invento unos polis atormentados —excelente, como de costumbre, Indira Varma, una habitual de la televisión británica— y unos giros de guion francamente ingeniosos —así como algunos secundarios de lo más inquietantes— y tendremos el retrato de un microcosmos criminal íntimamente relacionado con un macrocosmos de juzgado de guardia.
Resumiendo: una miniserie excelente que los abonados a Netflix harán bien en no perderse.