El thriller nórdico, ya sea sobre el papel o en la pantalla del televisor, goza de una salud excelente. Hay algo en esos parajes fríos, desolados, frecuentemente nevados, que resulta extrañamente confortable para el lector que disfruta de su dosis de nordic noir en la cama, bien calentito, o en el sofá, a ser posible, cubierto por una manta a cuadros. La nueva serie de Calle 13, Modus, se ajusta perfectamente al género. Basada en una novela de la escritora noruega Anne Holt, cuyos libros publica en España Random House Mondadori, Modus está ambientada en Suecia y narra la investigación llevada a cabo por un policía y una criminóloga entrenada por el FBI, para desentrañar los asesinatos, aparentemente inconexos, que tienen lugar durante la Navidad y que, hasta el tercer episodio, ya se han llevado por delante a una gastrónoma muy popular, presentadora de su propio programa de televisión, y a una buena señora que ejerce de obispo en una iglesia de Uppsala (a la gastrónoma se la han cargado en la cercana Estocolmo).
No se trata aquí de desvelar la identidad del asesino, pues la conocemos desde el principio, ya que no sus motivos: es un tipo joven de mirada siniestra del que lo único que sabemos es que está conectado con una secta de fanáticos religiosos norteamericanos que le indica a quién tiene que eliminar. La hija autista de la criminóloga, Stina, asiste al primer crimen y guarda silencio después de que el asesino la salvara de morir atropellada por un autobús: quien más podría contribuir a resolver el misterio es un enigma en sí misma.
Hay algo en esos parajes fríos, desolados, frecuentemente nevados, que resulta extrañamente confortable para el lector que disfruta de su dosis de nordic noir en la cama, bien calentito, o en el sofá, a ser posible, cubierto por una manta a cuadros
Lejos del ritmo trepidante, más propio de los americanos, de la excelente El puente, Modus es más fiel al estilo nórdico de tomarse su tiempo para desarrollar la trama, consagrándose a explicarnos con pelos y señales la manera de ser de sus protagonistas. El más extraño es, sin duda, el marido de la religiosa: ¿qué le lleva a deshacerse del ordenador de la difunta arrojándolo a un agujero en el hielo? Ésta es solo una de las muchas preguntas que la serie ha planteado hasta ahora. La fundamental es qué pretende la secta de fanáticos eliminando a personas que no parecen compartir nada.
Con su ritmo pausado y su sucesión de crímenes horrendos, Modus es una serie que engancha: lástima que nuestro clima primaveral no contribuya a la fascinante frialdad de la propuesta. Se está rodando en estos momentos la segunda temporada, que debería estrenarse en fecha indeterminada del año que viene.