Hay muchos modos de entender el arte. Y, de entre todos los posibles, hay uno que lo concibe como si fuera una mercancía de distinción. Encajan aquí las ferias, las bienales, las subastas y el largo convoy de saraos donde la creación se asemeja a una reunión de faisanes. Es lo que sucede en la 42ª edición de ARCO, la feria internacional de Arte Contemporáneo de Madrid, que se celebra entre el 22 al 26 de febrero con el siguiente reparto: las tres primeras jornadas están dedicadas en exclusiva a los profesionales y, a partir de la tarde del viernes 24, abre sus puertas al público.
ARCO es un evento comercial donde lo que realmente importa es vender obras, sumar clientes y cuadrar balances. En esta ocasión, acoge a un total de 211 galerías de 36 países, de las que 71 son españolas. Por término medio, cualquier expositor en los pabellones siete y nueve de Ifema cotiza, por término medio, a 315 euros el metro cuadrado. A este desembolso hay que añadir la cuota de inscripción, el suministro de luz y el acceso a los servicios complementarios, como la sala de reuniones y la publicidad. Hay que vender mucho y bien para no perder dinero.
Atrás quedó la época en la que la cita madrileña se amasaba con arrogancia y dinero y disputaba una plaza en el podio mundial de las ferias artísticas. Pasó la pandemia y vinieron las crisis (éstas para quedarse) y la propuesta se ha visto obligada a ajustar el foco para tratar de convertirse en el gran zoco del arte hispánico, desde España a la América latina, en clara competencia con Art Basel que abrió hace años una sucursal en Miami, en una de las orillas del gran dominador del mercado mundial del arte contemporáneo, Estados Unidos. Se desconocen, año tras año, las cifras globales de negocio de ARCO, pero se calcula que la crisis sanitaria golpeó las ventas con un descenso del 40%.
La edición de 2022, todavía marcada por la pandemia y aterrorizada por el estallido de la guerra en Ucrania, se cerró con buenas sensaciones entre los galeristas y alrededor de 75.000 visitas, –casi la mitad de ellos, profesionales–. Ahora se aspira mejorar los resultados esperanzados en los cuatrocientos coleccionistas que han confirmado su asistencia a Ifema. También en la revitalización de las compras institucionales, de tanto peso en España.
En busca de nuevos aires, la directora de ARCO, la catalana Maribel López, ha optado por alejarse de la fórmula del país invitado y ha encargado a la comisaria griega Marina Fokidis la sección Mediterráneo. Un mar redondo, con diecinueve artistas y una tesis propia de museo. “La idea es estimular un espacio temporal en el que los participantes y visitantes puedan interpretar el tiempo, la historia y la contemporaneidad”, afirma la que fuera responsable del pabellón heleno en la Bienal de Venecia de 2011 y directora de varias bienales, de Tesalónica (Grecia) a Tirana (Albania).
En esta propuesta se han incluido a las españolas Laia Estruch y Asunción Molinos Gordo. También hay espacio para el turco Semiha Berksoy, la croata Sanja Ivekovic, el griego Jannis Kounellis, exponente del arte povera, y las italianas Maria Lai, con una obra muy poética y de recursos mínimos, y la fotorreportera Letizia Battaglia. Completan la nómina la marroquí Safâa Erruas, el argelino Mohamed Bourouissa, la egipcia Iman Issa y la israelí Sigalit Landau, autora de un vídeo sobrecogedor (Barbed Hula, 2000) en el que bailaba sobre su cuerpo desnudo un aro hecho con los alambres de cuchillas que se usan en las fronteras.
Fokidis ha contado en este proyecto con tres asesores: la cineasta israelí Hila Peleg, la artista marroquí Bouchra Khalili y el creador español Pedro G. Romero. Se exhibirán películas, se celebrarán mesas redondas e, incluso, se llevarán a cabo unas intervenciones sonoras “de modo que interrumpan brevemente las transacciones y acciones y se cree un momento colectivo de (escucha), según la organización. Niño de Elche, María Marín, Julio Jara, Tomás de Perrate y José Luis Ortiz Nuevo protagonizan estos pregones que se emitirán a diario, a las 13 horas, desde la megafonía de Ifema. En paralelo, la sección Opening by Allianz apuesta por tomarle el pulso a la escena internacional del galerismo joven, reuniendo una nutrida selección de 17 propuestas presentadas por galerías provenientes de Madrid, Barcelona, Valencia, Marsella, Múnich, Ámsterdam, Cluj-Napoca, Bogotá o Lima, entre otras ciudades. De igual modo, la iniciativa Nunca lo mismo contará con obras de trece artistas de Latinoamérica representados por once galerías de Argentina, Brasil, Guatemala, México, Perú, así como de Alemania y Portugal con representación de artistas de la región.
Al escudriñar el programa general, se descubre que la principal tendencia en los expositores de ARCO es el popurrí. Del resultado queda un paisaje donde el equilibrio entre stands hace más formal la propuesta expositiva. Pintura, escultura, fotografía, vídeo e instalaciones conviven sin cabecear. Los grandes nombres no quitan sitio a los jóvenes. Las galerías también seleccionan con más vocación de atraer al cliente que al público. No abundan las piezas de precio monumental y la mayoría de la oferta se adapta a un mercado que aún tantea, que aún anda medio gripado.
Las galerías españolas de siempre se mantienen como balizas que aún lucen: son los expositores de Juana de Aizpuru, Elvira González, Helga de Alvear, Elba Benítez y Leandro Navarro. Asimismo, incorpora una treintena de espacios internacionales que participan por primera vez, o que vuelven después de años, como Capitain Petzel (Berlín), Contemporary Fine Arts (Berlín), David Zwirner (Londres/París), Mendes Wood DM (São Paulo), Nicolai Wallner (Copenhague), Rüdiger Schöttle (Múnich) y Timothy Taylor (Londres).
A la vista de los hechos, acaso sería aconsejable aceptar, de una vez por todas, que el equilibrio del negocio del arte en España no deja de ser estrecho y las expectativas irremediablemente modestas. Existe, sin embargo, una dinámica alentada por todos de que esta cita es la gran cita del arte en España. La visita resulta estimulante si uno tiene capacidad de asombro y voluntad de rastreo. Pero sigue acumulando mucho material caducifolio. ARCO vive del bullebulle de la expectación amplificada.También es mejor de lo que era. Si no se exagera, resulta imprescindible.