Esas fotos, ese color, esa atmósfera que se ha idelizado, pero que, realmente, existió. Ese color de la Movida es el que trasladó en el momento y para la posteridad una artista, Ouka Leele, que podía exhibir su obra en una galería de arte, pero se la podía admirar también en la portada de un disco de vinilo. Ha sido Bárbara Allende Gil de Biedma, fallecida este martes, poco antes de cumplir 65 años.
Ha sido un icono, pero también una artista reconocida y admirada, Premio Nacional de Fotografía 2005 y Medalla de Plata de la Comunidad de Madrid, entre otros galardones. Ouka Lelee, el nombre artístico que elegió, será siempre, sin embargo, el color de la Movida, la explosión creativa en muchas disciplinas que rompía en la transición y comenzaba a caminar con la democracia. Más allá de la calidad de muchos trabajos artísticos, musicales o literarios, lo que contaba era la capacidad de crear, de comunicar nuevas percepciones y sentimientos. Y el color de todo aquello, las fotografías en blanco y negro coloreadas con acuarelas, eran obra de esta artista que no ha podido superar una larga enfermedad.
Las portadas de discos, de grupos como Ilegales, Los Burros, o Danza Invisible, generaban gran admiración. Ouka Leele exhibió una gran creatividad, con productos que eran mucho más que un soporte musical. Se compraba el vinilo y se hablaba del sentido y del mensaje de la portada, que era motivo de grandes discusiones entre los propios miembros de las bandas musicales hasta que se conseguía el objetivo. Y Ouka Leele sabía escuchar e interpretar.
Ouka Leele tenía clara una máxima, reflejada en muchas de sus entrevistas. El arte se expresa, transmite un mensaje, y el medio no es lo más importante. “Me siento cómoda en todas las disciplinas artísticas en las que yo pueda dar algo. Creo que no es importante el medio, sino la finalidad”, señalaba en una entrevista en Efe en 2019. Se dio a conocer con la fotografía, pero nunca le interesó la cámara fotográfica. “Desde muy pequeña he estado tocando el arte, pintando. La fotografía no la buscaba. De pequeña no me interesaba nada. De hecho, la primera cámara que tuve me la regalaron en la primera comunión, creo, y nunca la usé”, aseguraba en la misma entrevista.
Queda ese color, ese rojo, esos contrastes que transportan de forma inmediata a muchos años de creatividad, dejando un trabajo que ha servido para otros artistas. Una pionera, una artista que supo divertirse y divertir con su trabajo.