Si retrocediéramos un siglo hasta la Barcelona novecentista nos encontraríamos en una ciudad inmersa en un profundo cambio de identidad. Una urbe que aún conservaba su fisonomía medieval mientras avanzaba hacia la ansiada modernidad; en donde la opulencia de la emergente burguesía industrial contrastaba con un denso tejido social anclado en la pobreza y la desigualdad. En este catártico contexto histórico “las fotografías de Adolf Mas retratan una Barcelona en plena transformación desde una perspectiva sociocultural, artística, política y urbanística”, afirma Carmen Perrotta, investigadora documentalista, profesora de Historia del Arte y comisaria de la muestra “Adolf Mas. Los ojos de Barcelona”.
“El relato gráfico que construye el fotógrafo –prosigue— nos permite escudriñar en una realidad que estaba mutando su piel de manera contundente. El conocimiento de su legado fotográfico es fundamental para la correcta interpretación de ciertas dinámicas vinculadas con la Ciudad Condal de comienzos del siglo XX”.
Una vocación inesperada
Nacido en una acomodada familia solsonense, nada hacía pensar que Adolf Mas Ginestà (Solsona, Lleida, 1860-Barcelona, 1936) acabaría haciendo de la fotografía su profesión. Estudió Derecho y ejerció, como su padre, de procurador durante dos años, pero algo le hizo dar un giro inesperado a su vida y a su carrera. Hacia 1890 se trasladó a la capital catalana dejando atrás una existencia estable y un prometedor futuro laboral. Como explica Perrotta en las primeras páginas del catálogo: “Tan enigmático como su traslado a Barcelona resulta su proceso de formación como fotógrafo”. Fueran cuales fueran las circunstancias de este imprevisible cambio de rumbo, el caso es que desde entonces su trayectoria, vital y profesional, transcurrió vinculada al devenir de la gran metrópoli, la misma que el escritor Eduardo Mendoza describió en su famosa novela La ciudad de los prodigios.
Aquella época de febril renovación también impregnaba al vibrante universo artístico y cultural de la Ciudad Condal. En el verano de 1897, en los bajos de la Casa Martí, un inmueble diseñado por Josep Puig i Cadafalch, se inauguró el legendario café Els Quatre Gats. Durante los seis años que permaneció abierto se convirtió en epicentro de artistas e intelectuales y núcleo de referencia del Modernismo catalán. Allí se celebraban certámenes literarios, exposiciones, espectáculos o tertulias y era frecuentado por figuras de la talla de Antoni Gaudí, Pere Romeu, Miquel Utrillo, Santiago Rusiñol, Isidre Nonell, Ramon Casas y Pablo Picasso, que realizó en el mítico local su primera muestra individual en febrero de 1900. Mas documentó con sus fotografías el interior del establecimiento, al que acudía asiduamente, y estableció contacto con su ilustre clientela, especialmente con Ramon Casas, con el que mantuvo una estrecha amistad durante décadas.
El nacimiento de la nueva Barcelona
Con la puesta en marcha del Plan Cerdà (1860), diseñado por Idelfons Cerdà, se “pretendía mejorar las condiciones de salubridad de una ciudad que se ahogaba encerrada en sus viejas murallas, ofreciendo otro modelo de urbe, articulada por un trazado regular de calles anchas y espacios verdes”, explica la comisaria. Un ambicioso plan de reforma que fue modificando paulatinamente el aspecto del área metropolitana desde distintos frentes. Adolf Mas demostró tener una visión pionera al fotografiar muchos de los edificios que se alzaban en el incipiente trazado del Eixample: las casas Amatller, Batlló, Macaya, Dupont, Lleó Morera y el palacio Simón en la calle Mallorca, por citar solo algunos.
El solsonense no solo registró con su cámara estas modernas construcciones, además quiso constatar la memoria de una ciudad que desaparecía ante sus ojos. En ese sentido, elaboró un nostálgico relato visual de la destrucción del entramado arquitectónico en el que se construiría la futura vía Laietana, la céntrica avenida barcelonesa sometida actualmente a una nueva reestructuración.
El Archivo Mas, memoria de España
Mas no solo fue el fotógrafo de referencia del Modernismo, también fue pionero del reporterismo gráfico en Cataluña, un gran retratista y el fundador del célebre Archivo Mas. Un espléndido catálogo gráfico creado en 1900 con el objetivo de inventariar las numerosas fotografías de bienes artísticos realizadas por gran parte de Cataluña. A esta ingente colección se sumarían, algunos años después, las imágenes tomadas por distintos lugares del territorio español tras recibir, en 1915, el encargo de constituir un repertorio iconográfico de toda España de cara a la Exposición Internacional de 1929. Además ideó un exhaustivo sistema de producción y catalogación de todo el material fotográfico generado (que a su muerte ascendía aproximadamente a unos 100.000 negativos) para facilitar su consulta en las salas del archivo.
El éxito de este excepcional registro histórico forma parte de los valiosos fondos del Institut Amatller d’Art Hispànic. Para Carmen Perrotta no se trata “simplemente de un fondo fotográfico, es una obra monumental desarrollada a lo largo de más de 30 años, en la que una idea vanguardista surgida con fines lucrativos se materializó sin perder de vista la importancia de formar y divulgar un imaginario visual sobre un patrimonio cultural compartido”.
“Adolf Mas. Los ojos de Barcelona” recupera el valioso legado del fotógrafo catalán y reivindica su excepcional labor documental de la Barcelona de principios del siglo XX. La exposición, organizada en colaboración con el Archivo Mas de la Fundació Institut Amatller d’Art Hispànic, se podrá ver en la KBr Fundación Mapfre hasta el próximo 8 de mayo.