Los admiradores de Manolo García tienen motivos para sonreír ya que el cantante catalán ha confirmado que la próxima primavera verá la luz el que será su octavo álbum en solitario tras formar parte durante años del grupo El último de la fila. Un nuevo trabajo en la música para el que todavía quedan unos meses. Eso sí, para ir haciendo más a mena la espera, esos fieles seguidores siempre pueden acercarse hasta la localidad malagueña de Alhaurín de la Torre donde el artista expone su faceta pictórica menos conocida.

Una muestra (formada por 60 cuadros, 35 dibujos a lápiz y una docena de esculturas) bajo el título Cuerpos Celestes que hasta el próximo 30 de enero se encuentra en la finca El Portón. Sin duda, una oportunidad única para conocer este otro don del artista nacido en el barrio barcelonés de El Poblenou en el año 1955 en forma de pinturas, dibujos y hasta esculturas. Para quien no lo sepa esta no es la primera exposición suya ya que lleva más de una veintena realizadas en todos estos años; además de participar en numerosas muestras colectivas por todo el país.

Su otra faceta

En esta exposición única en Andalucía se puede contemplar los bocetos que realiza Manolo García con una temática natural donde abundan los animales, las montañas o las formas vegetales; todo ello dentro de una serie de obras oníricas que pretenden hacer un homenaje a la naturaleza y alejarse de la tecnología tan presente en el siglo XXI. Una muestra que ya se pudo ver el pasado mes de octubre en el Jardí Botànic dentro del Festival CULTUVIVA de la Universitat de València.

Una vena artística donde también hay hueco para varias esculturas, óleos y dibujos muchos de los cuales están hechos a carboncillo en los pocos ratos libres que le quedaban al cantante durante sus largas giras de conciertos por toda España. Una manera no solo de llenar esos minutos, sino como vía de escape para expresarse y realimentar su música, así como para dar salida a un don que le llevó a estudiar diseño en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Barcelona. Y es que antes de ser músico, Manolo García trabajó para agencias de publicidad. 

Una vida entre pinceles

En el caso de la Manolo García, desde niño esta vis artística a medio camino entre el arte y la música siempre ha sido una constante. Sin embargo, tras esos primeros trabajos como diseñador gráfico decidió decantarse por la música escapando de un mundo que no le convencía del todo y donde el consumo era el protagonista según sus propias palabras. Retomó entonces, ya de forma más profesional, ese hobby que tenía en los veranos cuando cantaba en las orquetas en las fiestas de los pueblos.

Conciertos más improvisados y rurales entre los que despertó en él la curiosidad por dedicarse al mundo de la música (donde lleva ya más de cuatro décadas) y empezar a componer sus primeras canciones. Y el resto es conocido: desfiló por formaciones como Los Rápidos, Los Burros y la más conocida, El Último de la Fila; grupo con el que conocería el éxito junto a su compañero Quimi Portet en los siete discos que publicaron entre 1985 y 1998. Desde entonces encamina una trayectoria en solitario que empezó con el álbum Arena en los bolsillos.

Nuevo trabajo

Mucho ha llovido desde entonces y ahora en la primavera, todavía sin fecha por concretar, será el turno para la salida al mercado del octavo disco en solitario del compositor calatán; trabajo con el que posteriormente inicirá una gira que culminará a finales del próximo 2022. De nuevo Manolo García y toda su banda volverán a la carretera entre los meses de mayo a diciembre, empezando en Valladolid y terminando en Madrid; eso sí, con paradas para ofrecer conciertos en Valencia, Málaga, Barcelona o Bilbao, entre otras muchas cuidades de la geografía nacional. 

Manolo García en una imagen tomada en la grabación de uno de sus discos / MANOLO GARCÍA OFICIAL

Una nueva oportunidad musical (para la que ya están las entradas la venta desde el pasado 13 de diciembre) no solo para dar a conocer los nuevos temas que ya ha grabado, sino para sacar algo de tiempo para su otra vocación. Pequeños esbozos que una vez en su casa, donde posee un pequeño estudio de arte, traslada a sus óleos en forma de obras que hablan de temas como la desigualdad, el ecologismo, la justicia social, el consumismo o el ritmo vertiginoso de una vida en el siglo XXI.