Una cadena de televisión privada se ha hecho eco de una noticia relativa a Madrid pero que, en realidad es de cumplimiento obligado en todo el territorio nacional (y sí, Cataluña está incluida: faltaría más). Las administraciones han convertido la reducción de la velocidad máxima en la estrategia más efectiva para reducir la accidentalidad en vías urbanas, especialmente entre los colectivos vulnerables. El Consejo de Ministros aprobó el 10 de noviembre de 2020 una modificación del reglamento general de circulación que incluye la limitación de velocidad a 30 km/h en vías urbanas de un solo carril por sentido de circulación. De esta manera, el límite de velocidad genérico en las ciudades y pueblos de toda España pasa de 50 km/h a 30 km/h. En función de la vía pública los límites varían:
--En las vías que dispongan de una plataforma única de calzada y acera, el límite será de 20 km/h
--En las vías de un único carril por sentido de circulación, el límite será de 30 km/h
--En las vías de dos o más carriles por sentido de circulación, el límite seguirá siendo de 50 km/h.
Los denominados Vehículos de Movilidad Personal o VMP (patinetes, bicis, skates eléctricos, segways, etc.) no se deberían escapar. Se les debería aplicar las mismas normas de circulación que al resto de vehículos, con la velocidad limitada a 25 km/h y la prohibición de moverse por las aceras y zonas de peatones.
Digo deberían porque todos los barceloneses sabemos que lo anterior es un brindis al sol. Cualquiera que circule andando o en vehículo puede constatar que un gran número de patinetes o bicicletas no respetan los límites de velocidad, ni semáforos ni aceras ni a los peatones ni a vehículos. Si se trata de repartidores, la cosa pasa de castaño oscuro. Nuestra ciudad se ha convertido en una selva en la que los ciclistas y patinetes hacen lo que les viene en gana y suelen entorpecer más a peatones y a coches o motos que beneficiar el tráfico. Son sabedores de que Colau, con su falso buenismo y farisea tolerancia, no hace nada por aplicar la normativa complementaria a la de la DGT. Sin imponer placas de matrícula, cascos, chalecos y seguros obligatorios a los VMP, éstos gozan de una absoluta impunidad. En el fondo esa regulación beneficiaría a todos los barceloneses.
Como abogado estoy notando un incremento de casos de víctimas de accidentes causados por patinetes y bicicletas. Algunos de ellos con lesiones graves. El problema estriba en que una vez causado el problema, el conductor del VMP desaparece a velocidades de vértigo, incluso con violencia para no tener que verse sometido al imperio de la ley.
¿Cuáles serán los motivos de Colau para seguir manteniendo a los ciclistas y patinetes en total impunidad? Si pone las mismas trabas a los VMP que a los conductores del resto de vehículos, no solo dejará de ser 'chupiguay' y tolerante. Es que los ciclistas y patinetes dejarán de molar tanto a los usuarios. Eso de tener que pagar por una placa, por usar casco, por llevar un seguro obligatorio (en el caso de VMP particulares) provocará un desánimo más que previsible entre el personal al que le gusta llegar sudado a todas partes.
Como siempre, Colau y su séquito de aduladores y 'chupasubvenciones' han preferido empezar la casa por el tejado y dejar las cosas a medias perjudicando a propios y ajenos.