El movimiento #MeToo hizo resquebrajar los fundamentos de la masculinidad “tóxica” --representada por el hombre blanco, poderoso y fuerte-- pero la identidad masculina sigue siendo todavía un concepto complejo de definir. ¿Qué se entiende por masculinidad en un mundo cada vez más globalizado, donde las identidades de género están en constante cambio? A esta pregunta quisieron responder los organizadores de Masculinidades: Liberación a través de la fotografía, una exposición de fotografía contemporánea que puede verse online estos días en la web del museo Martin Gropius Bau de Berlín.
“Con las ideas sobre masculinidad bajo un escrutinio creciente y términos como masculinidad 'tóxica' y 'frágil' llenando cada vez más columnas en los periódicos, era necesario hacer este ejercicio de investigación”, explica la comisaria de la exposición, Alona Pardo. La muestra explora cómo se ha forjado, codificado y construido socialmente la idea de masculinidad, desde los años 60 hasta la actualidad, a través de la obra de una cincuentena de fotógrafos reconocidos, como Richard Avedon, Robert Mapplethorpe, Peter Hujar o Rineke Dijkstra.
Teaser de la exposición "Masculinities: Liberation through Photography" / BARBICAN CENTRE
“Queríamos subrayar la pluralidad de lo que significa ser hombre hoy en día. Poner de manifiesto que la identidad no es algo fijo, sino cambiante, que está condicionado y construido a partir de construcciones sociales especificas”, remarca la comisaria de la exposición, convencida de que en los últimos años hemos asistido a un auge de “nacionalismo masculinista” caracterizado por líderes políticos mundiales (como Trump, Putin o Erdogan) que se proyectan como hombres “fuertes”, en contraposición al movimiento #MeToo.
La pérdida de masculinidad
Una de las estrategias más usadas por los fotógrafos a la hora de abordar la masculinidad es cuestionar la idea estereotipada del cuerpo de héroe (soldados, boxeadores, atletas, cowboys...) como imagen de la identidad masculina. Un ejemplo es el británico John Coplans, cofundador de la revista Artforum, quien durante los últimos años de su vida se dedicó a auto-explorar su propio cuerpo. El resultado es una serie de fotografías en gran formato en las que su cuerpo aparece desnudo, sin cabeza y con el órgano sexual escondido entre las piernas. “Lo que estamos viendo en realidad es la idea del envejecimiento, que para la identidad masculina significa pérdida de masculinidad. Los hombres empiezan a perder esa idea de fuerza física, agresión y asertividad que viene con el cuerpo”, explica Pardo.
Otro artista que se he ha atrevido a cuestionar los estereotipos de masculinidad es el fotoperiodista alemán Thomas Dworzak. Aprovechando su estancia en Afganistán tras los ataques del 11S , Dworzak se adentró en los pocos estudios de fotografía abiertos en la ciudad de Kandahar. El régimen talibán prohibió la fotografía por considerarla iconoaclasta, pero pronto se dieron cuenta de que necesitaban estudios donde tomar fotos para los carnets de identidad. En estos estudios, Dworzak encontró retratos de soldados talibanes posando frente a la cámara en ropa de calle, los ojos pintados con kohl, sujetando flores o metralletas. Estas fotografías, hechas a escondidas, “contradicen nuestra idea occidental de soldado talibán”, dice Pardo. “Son fotos coloridas, más bien femeninas, que no reflejan el modelo patriarcal, misógino y opresivo que esperamos de una sociedad masculinizada como la afgana”, añade.
Por otro lado, hay artistas que han enfocado su obra a denunciar la jerarquía impuesta por el hombre blanco heterosexual sobre la mujer u otras masculinidades sin voz. Es el caso de Richard Avedon, autor de The Family, una serie de 69 retratos en blanco y negro de diferentes políticos, militares y empresarios de EEUU que le encargó la revista Rolling Stone en 1976 para reflejar la imagen del poder americano: blanco, heterosexual y masculino.
Sociedad más tolerante
La americana Karen Knorr también reflexiona sobre este tema en la serie Gentlemen, realizada a principios de los 80. En ella, Knorr se dedica a retratar el interior de los clubs exclusivos para hombres del barrio de St James, una área de Londres asociada con el poder político. Knorr captura el ambiente de estos elegantes salones, decorados con cuadros de hombres de la nobleza y el Estado, “alimentando la idea de poder masculino como derecho divino”, comenta Pardo.
Otro de los estereotipos asociados a la masculinidad es la del padre de familia autoritario o ausente. Es de lo que se burla el fotógrafo holandés Hans Eijkelboom en su serie de fotografías en blanco y negro Con mi familia, realizada en 1973. La serie muestra diferentes familias de un barrio residencial de Amsterdam donde la figura del padre ha sido sustituida por la del artista, perpetuando la imagen del padre que está fuera trabajando mientras la mujer se queda en casa con los niños.
Cuestionando también la masculinidad tradicional, el fotógrafo Peter Hujar, amigo de Susan Sontag y uno de los referentes de las corrientes contraculturales y la liberalización sexual de los 70 y 80 en EEUU, dedicó una parte de su obra a fotografiar el ambiente en los Cristopher Street Piers de Nueva York. En sus fotografías aparecen hombres de todas las razas y colores exhibiéndose y flirteando sin complejos en los populares muelles sobre el Hudson, que durante esa época se convirtieron en un “espacio seguro para ser quien querías ser”, explica Pardo.
“Para salir de la marginación y ser parte del mainstream tienes que tener visibilidad. Y lo maravilloso de la fotografía es que puede reproducirse, circular y difundirse no solo en papel sino en internet”, insiste la comisaria. Y añade: “Es importante que los fotógrafos continúen su labor de documentar, realizar y publicar imágenes que nos muestren diferentes maneras de vivir. Así nos convertimos en una sociedad más tolerante y agradecida con los demás”.