El Ayuntamiento de Barcelona ha anunciado que ha acabado de restaurar la Fuente de Hércules, la más antigua de Barcelona con finalidad ornamental. Este elemento, coronado con un monumento al héroe griego, fue instalado hace más de dos siglos, en 1802.
El reacondicionamiento ha supuesto una inversión de 72.000 euros para el consistorio, que ha tenido que limpiar la superficie y quitar el óxido que se había formado. Entre otras intervenciones, también se han impermeabilizado algunos componentes y restaurado los medallones de mármol de mármol de la fuente, que está situada en la calle Còrsega, en el barrio de Gràcia.
Ha quedado ‘como nueva’
El gobierno municipal ha sacado pecho ante el resultado de los trabajos en la fuente, que ahora “luce como nueva”, ha asegurado. Las obras han ido a cargo de la Dirección de Servicios de Arquitectura Urbana y Patrimonio de la ciudad.
El material con el que se esculpió esta fuente decorativa, que se erigió con piedra de Montjuïc, tiene una desventaja: que es muy poroso. Con el tiempo, ha ido absorbiendo residuos de hierro que se encontraban en el propio agua que salía de los surtidores de los leones y caía por las escalinatas, que se habían oxidado.
Tres emplazamientos
La fuente, diseñada por el escultor Salvador Gurri y esculpida por Josep Moret, ha pasado por tres ubicaciones en sus más de dos siglos de historia. La fuente fue instalada originalmente cerca de la Ciutadella, en el antiguo paseo de l’Esplanada, con motivo de la visita del rey Carlos IV.
Posteriormente, fue reubicada al lado del ya desaparecido Palau de Belles Arts, al final del paseo Lluís Companys. Finalmente, llegó a su sitio actual con las remodelaciones de 1928 motivadas por la Exposición Internacional que se celebraría en Barcelona un año después.