El cuerpo humano ha sido una constante fuente de inspiración a lo largo de la historia del arte. Desde las primeras representaciones del arte rupestre hasta nuestros días, absolutamente todas las disciplinas le han concedido un merecido protagonismo. Los integrantes de la mítica agencia Magnum tampoco han escapado a su inagotable influjo.
Existen infinitos enfoques de abordar el tema, casi tantos como miradas tras el objetivo. Para Montserrat Pis Marcos, comisaria de la exposición, nos encontramos ante unas obras que “abordan el cuerpo desde una perspectiva más artística que fotoperiodística y por lo tanto ofrecen una visión diferente de la agencia”.
La evolución de este tema recurrente entre sus fotógrafos, desde la década de 1930 hasta nuestros días, es el tema que aborda Magnum. El cuerpo observado. Una exposición formada por más de 130 obras firmadas por 14 de sus miembros entre los que se encuentran la española Cristina García Rodero, Eve Arnold, Antoine D’Agata, Bruce Gilden, Philippe Hallsman, Susan Meiselas o Alessandra Sanguinetti.
Esta interesante muestra, que se podrá disfrutar en las salas de la Fundación Canal hasta el próximo 28 de marzo de 2021, es el resultado de la colaboración de la fundación con Magnum Photos y el Sainsbury Centre y forma parte de la programación de PhotoEspaña.
Antropología visual
La fama, la identidad, la sexualidad, los rituales, el voyeurismo o la performance. Son muchos los aspectos desde los que afrontar la imagen del cuerpo como forma de expresión, valiéndose de distintas técnicas y estilos narrativos como el retrato colaborativo, el modernismo o el realismo mágico.
Por ejemplo Cristina García Rodero, la primera fotógrafa española de Magnum, recorrió durante casi tres décadas numerosos lugares de nuestra geografía investigando y documentando las tradiciones y manifestaciones religiosas. “He intentado fotografiar el alma misteriosa y mágica de la España popular, con pasión, amor, humor, ternura, rabia, dolor y verdad”, explicaba ella misma. Esta combinación de ritual pagano y cristiano se vale del cuerpo no solo para escenificar la ceremonia sino además como vehículo para transmitir la memoria.
Antoine D’Agata siente un especial interés por cómo es la vida de las personas que viven en los límites de la sociedad: Prostitutas, drogadictos, sin techo… Este autor entiende la fotografía como militancia y ensaya con nuevos métodos de trabajo, incluso él mismo explora esos márgenes físicos a través del sexo y las drogas con su propio cuerpo.
Philippe Halsman fue el autor de numerosas portadas de la revista LIFE. En una de ellas, especialmente célebre, se ve a Salvador Dalí saltando junto a varios gatos. Cuentan que durante esta sesión de fotos, que duró varias horas, se tuvo que lanzar repetidamente a los resignados mininos hasta lograr la toma perfecta.
A Halsman le debió fascinar el resultado porque durante seis años pidió a sus modelos que saltaran ante la cámara. “Cuando el sujeto salta, en un repentino estallido de energía, supera la gravedad, no puede controlar a la vez sus expresiones sus músculos faciales y las extremidades. La máscara cae”, explicaba. Por extraño que parezca todo el mundo accedió a tan singular petición: Marilyn Monroe, Grace Kelly, Dean Martin, Audrey Herpburn, Richard Nixon o Aldous Huxley brincaron ante su objetivo dando lugar a lo que definió como Jumpology, que se podría traducir como Saltología, y cuyo resultado recopiló en un libro publicado en 1959.
El precio de ser una estrella
Una maravillosa serie de fotografías en blanco y negro de Eve Arnold, fruto de un encargo de la revista LIFE, indaga en el día a día de la actriz Joan Crawford en la cúspide de su carrera. Durante dos meses la fotógrafa registró la rutina diaria de la estrella para preservar su glamurosa imagen. “Cuanto más veía de ella, más compleja me parecía y más me desconcertaba”, explicaba Arnold. El trabajo testimonia el sacrificio al que debía someterse la diva en la cima de su legendaria carrera y la obsesión por mantenerse en ella. Unas imágenes honestas, y en ocasiones crudas, que nos desvelan la faceta más humana y desconocida de la actriz.
La particular interpretación que hace Bruce Gilden de los siete pecados capitales en el mundo de la moda buscaba romper los códigos visuales vigentes en la época. La fotografías que se pueden ver en la exhibición pertenecen al proyecto titulado Fashion Magazine, que la agencia puso en marcha en 2005, y que consistía en invitar a sus miembros a crear su versión personalizada de una revista de moda. Gilden apuesta por el blanco y negro en gran formato para ejecutar su particular interpretación del poder, la adicción, la fama o el culto al cuerpo. Alguna de las imágenes expuestas fueron tomadas en el funeral de un miembro de la Mafia, sin que ninguno de sus asistentes se percatara de que estaban siendo fotografiados. Un método de trabajo un tanto arriesgado.
A Tim Hetherington le interesa la dimensión humana de la guerra, la búsqueda de la expresión de los sentimientos. Las tres obras expuestas pertenecen al proyecto llamado Los soldados durmientes. Alec Soth indaga en la decadente idea del amor idealizado; Bieke Depoorter expone algunos de los retratos de Ágata, una bailarina de striptease, en un ejercicio de narración conjunta; Olivia Arthur y Susan Meiselas exploran la sexualidad en ámbitos y situaciones radicalmente opuestos; Alessandra Sanguinetti, Miguel Rio Branco, Herbert List y Werner Bischof completan el elenco de autores que configuran este conjunto de imágenes donde la visión del cuerpo refleja los aspectos íntimos de sus protagonistas, más allá de una mera labor documental.