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El concejal del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, Óscar Ramírez, ha lanzado una propuesta con todo el criterio. Señala que la plaza de los Països Catalans, algo intangible y que forma parte de un proyecto de futuro del indepedentismo, debería cambiar de nombre.
El que defiende Ramírez es el de la Plaza de la Constitución Española de 1978. Con la polarización existente, hay que recordar que esa Constitución, --este domingo se celebró el día de su referéndum, en 1978—logró algo extraordinario: el consenso entre fuerzas políticas antagónicas. Es el momento de ponerlo en valor.