El británico Alan Moore es uno de los escritores de cómics más importantes de los últimos 40 años. Tanto es así que algunas de sus obras siguen sentando cátedra e inspirando a creadores tanto del Noveno Arte como del Séptimo, ya que tanto el cine como la televisión han buceado en sus creaciones.
Un buen ejemplo de ello es la premiada serie de HBO Watchmen, surgida como secuela de la trama que en los años 80 Moore ideó y David Gibbons plasmó sobre el papel. Sin embargo, al guionista no solo no le importa nada relacionado con el cine, sino que reniega de lo que se está produciendo, especialmente en todo lo relacionado a los largometrajes sobre cómics de superhéroes.
Productos infantiles para adultos
“Hace varios años dije que pensaba que era una señal realmente preocupante que cientos de miles de adultos hicieran cola para ver personajes que fueron creados hace 50 años para entretener a niños de 12 años. Eso parecía hablar de una especie de anhelo de escapar de las complejidades del mundo moderno y volver a una infancia nostálgica y recordada. Eso parecía peligroso, infantilizaba a la población”, argumentó recientemente en una entrevista para Deadline en la que también hablaba de su nuevo proyecto The Show.
Y no solo se quedó ahí, Moore fue más allá al asegurar que las películas de superhéroes han arruinado el cine e incluso la cultura. Tanto es así que él mismo reniega de uno de los más aclamados cómics que se han escrito sobre Batman: La broma asesina, en el que el autor le otorgaba un especial protagonismo al Joker.
No se lava las manos
A pesar de estas declaraciones en las que arremete contra los productos cinematográficos que han pervertido los cómics que realizara hace unas décadas con el objetivo de entretener a “la clase trabajadora”, Alan Moore considera que él mismo ha formado parte de la tendencia. A fin de cuentas, cómics como Watchmen u otras incursiones en productos de menor repercusión como WildC.A.T.S. dieron una excusa al público adulto a lanzarse a los brazos de aquellas historietas que leían cuando solo eran unos niños, ya que estaban aderezadas con una pátina de seriedad.
“La mayoría de la gente equipara los cómics con las películas de superhéroes ahora. Eso agrega otra capa de dificultad para mí. No he visto una película de superhéroes desde la primera película de Tim Burton Batman. Han arruinado el cine y también la cultura hasta cierto punto”, concluyó el autor de novelas gráficas como From Hell o V de Vendetta.
Su Batman favorito
En esa misma entrevista, Moore aseguró que su Batman preferido era el de la serie protagonizada por Adam West en los años 60 porque se tomaba el personaje a broma. Sin embargo, también aseguró que no había visto ninguna película de superhéroes desde la adaptación que realizó Tim Burton en 1989, lo que no deja de ser contradictorio.
Este rechazo no es de extrañar si se tiene en cuenta que Moore no solo se ha pronunciado de este modo en la reciente entrevista, sino que nunca se ha caracterizado por hablar bien de las adaptaciones cinematográficas de sus obras.
Críticas feroces
La primera adaptación fue From Hell, en la que se cuenta la investigación de los asesinatos de Jack el Destripador en el Londres decimonónico. El guionista no vio con buenos ojos el protagonismo de Johnny Depp porque se alejaba de su concepción del personaje: un agente de policía llamado Dorset. Lo cierto es que la calidad de la película se quedó muy lejos de la del cómic.
Poco después Hollywood filmó La Liga de los Caballeros Extraordinarios, a la que calificó de lamentable porque solo se parecía en el nombre. Y no anduvo muy desencaminado, ya que la trama difería mucho de lo que se había publicado en papel.
¿Dónde están los anarquistas y los fascistas?
Más calidad tuvo la versión de V de Vendetta protagonizada por Natalie Portman, pero en este caso, el autor británico expuso que “la novela es específicamente acerca de dos grandes cosas como el fascismo y la anarquía”.
“Esas dos palabras, fascismo y anarquía, ni siquiera son mencionadas en la película. Fue convertida en una suerte de parábola de la era Bush por gente tan asustadiza que ni siquiera se animó a situar la sátira política en su propio país”, explicó.