La pandemia del Covid-19 ha provocado la suspensión del 80% en los enlaces matrimoniales previstos para este 2020. Según datos de la Federación Española de Profesionales de la Fotografía y la Imagen (FEPFI), integrada en la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA), se han cancelado cuatro quintas partes de las 170.000 bodas previstas, a lo que habría que añadir que "se han retrasado comuniones --unas 300.000-- y bautizos --alrededor de 400.000-- así como cualquier otra celebración grupal”.
La caída de este segmento de la actividad ha redundado en unas negras previsiones para los profesionales del sector. Por cada boda, un profesional de fotografía y vídeo se embolsa entre 1.500 y 3.000 euros, por una comunión entre 300 y 500 euros, y por un bautizo entre 100 y 500, en función del tipo de reportaje.
En conclusión, estos profesionales prevén una caída de facturación de un 90%, unos 400 millones de euros, agravada por la prórroga del Ministerio del Interior de la caducidad de los DNI hasta 2021, una actividad que genera unos 40 millones adicionales al sector. Un panorama, sin duda, complicado para un sector que agrupa a 17.000 profesionales en toda España.