El Valle del Loira conmemora a lo largo de 2019 el quinto centenario de la muerte de Leonardo Da Vinci, el nacimiento de Catalina de Médici y el inicio de la construcción del castillo real de Chambord.
El espíritu renacentista se respira en este magnífico destino turístico. Declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad, sus majestuosos castillos fueron escenarios de grandes hitos que marcaron la historia y el futuro de Francia.
Castillo real de Amboise
Este formidable castillo fue la residencia de los monarcas franceses durante los siglos XV y XVI. Es uno de los más antiguos de la región y el primero de estilo renacentista. Una bella fortaleza construida sobre la encantadora ciudad de Amboise.
Aquí vivió su infancia Francisco I y sus salones fueron testigos de las horas que compartió junto a su admirado Leonardo Da Vinci, que a sus 64 años fue nombrado arquitecto, pintor, ingeniero y organizador oficial de eventos de la corte. Y en este lugar el genio italiano quiso ser enterrado. Con motivo del 500 aniversario de su muerte y para conmemorar su magnífico legado, se ha puesto en marcha un extenso programa de exposiciones y actividades en honor del maestro del renacimiento.
Clos Lucé, la última morada de Da Vinci
A escasos 400 metros del castillo de Amboise se encuentra Clos-Lucé. La última residencia de Leonardo. Su presencia se respira en cada rincón: En su estudio, aquí aseguran, acabó La Gioconda; en los jardines en los que podemos sumergirnos de pleno en el universo más imaginativo del italiano y experimentar con muchos de sus ingenios construidos a tamaño real; en la cocina donde pasaba largas horas charlando con su cocinera Mathurine; en la gran sala Renacentista donde recibía a su querido mecenas Francisco I.
Omnipresente también su figura en la sala de las maquetas: cuatro estancias dedicadas al Da Vinci ingeniero y, en su dormitorio, el lugar donde el 23 de abril de 1519, redactó su testamento y cuyas paredes fueron testigo de su muerte pocos días después.
Chenonceau, el castillo de las Damas
Suspendido sobre las aguas del río Cher, este castillo es uno de los más hermosos del Loira. Su historia está ligada a la de las mujeres que lo construyeron y que lo habitaron. Grandes damas que marcaron el devenir de Chenonceau. Objeto de deseo y de enfrentamiento entre la favorita de Enrique II, Diane de Poitiers y su esposa Catalina de Médici. Brillantes tertulias durante el Siglo de las Luces con Louise Dupin. Hospital durante la Gran Guerra gracias a Simone Menier o todo un referente artístico en la actualidad gracias a la labor de su actual propietaria, Laure Menier.
Sus sublimes jardines o su espléndida galería, levantada por mandato de Catalina sobre el puente de Diane, son una visita imprescindible de esta ruta.
Chambord, la joya del Renacimiento
Construido por Francisco I como símbolo de poder, Chambord es uno de los castillos más espectaculares del Valle del Loira. De arquitecto desconocido, la huella de Leonardo marca el epicentro del chateau materializada en la imponente escalera de doble hélice que preside la innovadora planta en cruz del monumental recinto: 426 habitaciones y 282 chimeneas. Los fastuosos jardines que lo rodean extienden sus límites por el Parque de Chambord, el parque cerrado más grande de Europa, 5.440 hectáreas en las que cabría el mismísimo París.
Hasta el 1 de septiembre el recinto acoge la exposición Chambord, 1519-2019: de la utopía a la obra, 150 obras procedentes de 34 colecciones internacionales o tres páginas originales del Códex Atlanticus de Da Vinci, son solo algunos de los objetos que se podrán ver en esta excepcional muestra que conmemora el 5° centenario de su construcción.
Castillo real de Blois
A orillas del Loira se levanta la ciudad de Blois. Su castillo, residencia de siete reinas y diez reyes, protagoniza poderoso el skyline de la histórica ciudad. En el recinto se observan diferentes estilos que abarcan varios siglos: gótico, gótico flamígero, renacentista y estilo clásico. Sus muros fueron testigos de intrigas, luchas de poder y secretos de la poderosa corte francesa. Fue aquí donde Enrique III ordenó asesinar al duque de Guisa durante la convulsa etapa de las guerras de religión.
En la actualidad el castillo alberga el museo de bellas artes de la ciudad con más de 35.000 obras y hasta el 1 de septiembre acoge la exposición Niños del Renacimiento enmarcada en los actos de celebración del 500 aniversario.
Chaumont-sur-Loire, centro de arte
Con unas inolvidables vistas sobre el Loira y rodeado de naturaleza este bello castillo es en la actualidad un centro de arte y de naturaleza.
Tres citas anuales ineludibles marcan el calendario de Chaumont: Temporada de Arte que este año exhibe obras de doce artistas entre los que destacan las instalaciones de la recientemente fallecida Agnés Varda, mítica figura de la Nouvelle Vague, o la obra gráfica del pintor, poeta, dramaturgo y premio Nobel de literatura en el año 2000 Gao Xingjian. El Festival Internacional de Jardinería, un evento que reúne entre 20 y 30 proyectos de creadores que exhiben su personal interpretación de la naturaleza, y que se ha convertido en todo un referente en el mundo del paisajismo y de la jardinería, y la última cita, Chaumont-Photo-sur-Loire, un encuentro con la fotografía para disfrutar de esta joya del Valle de los Reyes.
Castillo de Villesavin, el encanto de la discreción
Este cautivador castillo renacentista fue construido por Jean le Breton, secretario de finanzas de Francisco I, para supervisar de cerca las obras del castillo de Chambord que se sitúa a escasos kilómetros.
Su fachada armónica con grandes aperturas, salones cuadrados, un bonito palomar o su singular museo de las bodas y costumbres hacen de este recoleto palacio una parada sorprendente y diferente en esta majestuosa ruta.
Chartres, el triunfo de la luz
Como broche final, proponemos una parada en Chartres para recorrer sus encantadoras calles medievales y su imponente y enigmática catedral. Declarada Patrimonio Cultural de la Unesco desde 1976, esta obra maestra del gótico francés ha sido testigo de siglos de historia. Sus hermosas vidrieras con 800 años de antigüedad y su enigmático laberinto hacen de este templo un lugar único.
Cada año las ciudad ofrece un sensacional espectáculo de luz y sonido al caer la noche, Chartres en Lumiéres, una manera diferente y mágica para disfrutar de este fascinante patrimonio.