Símbolo como los pantanos de la España de la autarquía económica y la hambruna, el Estado de Franco levantó casi un millar de silos y graneros. En 1986 cayeron en desuso como almacenes de cereales. Tras cesiones y traspasos a comunidades y ayuntamientos, ventas y subastas, el Ministerio de Agricultura todavía conserva 25 de estas denominadas “catedrales del campo”. El Fondo Español de Garantía Agraria (Fega) las vende en adjudicación directa por unos 10 millones de euros.
Mastodónticas, de hasta 30 metros de altura, de hormigón y un marrón amarillo luminoso, son visibles desde 20 kilómetros de distancia. Especialmente en las mesetas castellanas, Aragón, Extremadura y Andalucía. Son 663 silos y 275 graneros que, estratégicamente distribuidos por toda España, llegaron a albergar 2,7 millones de toneladas de cereal.
Son edificios racionalistas, de líneas puras y cuadradas. Siempre contienen un pequeño elemento de expresión de régimen. “Su mantenimiento era ruinoso y su deterioro imparable”, aseguran fuentes del departamento de Luis Planas. A pesar de que la ley encargó a los alcaldes su cuidado y custodia como los vértices geodésicos de cada municipio, no era un activo preciado para los consistorios.
Reconversiones variopintas
Muchas de las joyas del monopolista Servicio Nacional de Productos Agrarios (SENPA) fueron cedidas o endosadas hace años a las autonomías aprovechando un decreto del 2004, como las de Bellpuig y Agramunt en Lleida. La mayoría han sido vendidos en subastas por hasta más de un millón de euros a cooperativas y empresas relacionadas con el mundo agrícola. Es el caso del espectacular silo de Medina del Campo (Valladolid), los sevillanos de Utrera, Marchena y las Cabezas, los de Montijo y Don Benito en Extremadura o el de Alcalá de Henares, primero de la gloriosa Red Nacional de Silos.
Algunos de estos edificios mastodónticos han sido rehabilitados para los usos más variados y variopintos: muesos, teatros, centros de recepción de visitantes, bibliotecas, hoteles e incluso balnearios y residencia de estudiantes. Como el de Bello (Teruel), junto la laguna de Gallocanta, convertido en un hotel rural con encanto y telescopio, o el de Estella (Navarra), hoy un hotel de lujo. El de Nueválos (Zaragoza), junto al Monasterio de Piedra, tiene nueva vida como galería de arte, el de Albuera (Badajoz) como Casa Consistorial y el de Berdún (Navarra) como rocódromo.
Gangas históricas
Los últimas 25 de estas estructuras, alargadas y sencillas, que llegaron a despertar el interés de famosos ingenieros y arquitectos del siglo pasado como Le Corbusier y Mendelshon, se ofrecen en adjudicación directa por poco más de 10 millones.
Se encuentran en su mayoría en Aragón, Castilla y León y Extremadura, en las provincias de Badajoz, Cáceres, Granada, Huesca, La Rioja, León, Palencia, Segovia, Soria, Teruel, Valladolid y Zaragoza. Todo son facilidades. Los adjudicatarios, según el pliego condiciones del Fega, pueden aplazar el pago hasta diez años y abonar en el primero solo el 10% como garantía.
Por 735.661 euros puede adquirirse el de la episcopal e histórica Burgo de Osma (Soria), por 669.205 el de Trujillo (Cáceres), cuña de conquistadores, y por 613.129 el de la señorial Don Benito (Badajoz).
Son los más caros. Pero si alguien quiere albergar algo o a sí mismo en un monumento con pedigrí franquista y agrario, puede adquirir por el valor de un piso medio los graneros de Binéfar (Huesca) por 354.775 euros, Sahagún (León) por 220.258 o Santo Domingo de la Calzada (la Rioja) por 177.273. Incluso los hay más baratos, 168.028 euros o Daroca (Zaragoza) por 102.351.
Bienes de interés cultural
Sin llegar al caso de los miles de castillos medievales, en varias localidades han surgido asociaciones de Amigos de los Silos, como la valenciana de Burjasot o en la monumental Mérida, donde se plantea declarar el macrogranero como Bien de Interés Cultural.
Una asociación sin ánimo de lucro, Proyecto Silos, agrupa a estudiantes de arquitectura de España, Portugal e Italia que abogan por “poner en valor” el patrimonio y realizan propuestas de intervención con la idea de rehabilitarlos “de forma sostenible”, porque “lo que se ha hecho hasta ahora en España suele ser bastante agresivo”. Con un objetivo similar arrancó en 2014 en Sevilla la web divulgativa silosygraneros.es.
"Mi familia no era de agricultores, pero tengo clavada su imagen con cierta nostalgia cuando mi padre nos llevaba a ver a los abuelos a Villalpando (Zamora). Era imponente", recuerda el historiador Isidro Tena.
En algunos foros se han propuesto, con seriedad y sin ella, como tumba museo del dictador, sin necesidad de hacerlo público para evitar exaltaciones o exhumaciones extemporáneas. Pero Sánchez no lo baraja.