Fernando Botero (Medellín 1932) siente devoción por los toros, y así lo refleja en sus pinturas, donde el artista sostiene que crea campos de color. "Los toros existirán siempre. Habrá algún lugar en los que se prohíba, pero los toros existirán siempre, porque forman parte de la cultura española y universal", sentencia en una entrevista concedida a Efe con motivo de su nueva exposición en Madrid.
Esa veneración tiene su raíz en su juventud, cuando su tío le apuntó a una academia de tauromaquia, lugar que abandonó rápido tras ver que le gustaba más verlo desde la barrera: "Ahí empezó mi afición por el dibujo y la pintura, porque empecé muchos cuadros de toros, a lo mejor soy pintor por eso", recuerda Botero, que también ofreció su visión sobre el futuro de esta práctica en España.
Exposición de Botero en la Marlborough
Botero, uno de los artistas más cotizados del mundo, expone sus últimos cuadros de mujeres desnudas, toreros, bodegones, familias y bebederos en la Galería Marlborough de Madrid dos décadas después de su última exhibición en la ciudad. Pinturas que se exhibirán desde la perspectiva amable que ha caracterizado al artista colombiano en anteriores colecciones.
"En general mi pintura toca temas amables, como la historia de la pintura con Tiziano, Botticelli, Velázquez, porque la pintura se hace para dar placer, más que todo", explica. "Pero digamos que hoy la filosofía y la mentalidad de los artistas ha cambiado, y todo el arte que produzca placer lo consideran sospechoso, algo que es absurdo; pero bueno, es parte de la mentalidad de hoy", reflexiona afligido Botero.
Ubicación de la Galería Marlborough en Madrid
Sin modelos
Las esculturas del artista pueblan ciudades de medio mundo, que representan paquidermos, toros, manos o mujeres gordas. Se trata de obras figurativas que no son un calco de la realidad, ya que Botero no se considera un pintor naturalista.
"Nunca he trabajado con modelos ni he puesto una naturaleza muerta encima de la mesa para pintarla. Todo me viene de la imaginación, nunca he querido ser prisionero de la realidad. Yo no quiero copiar una fruta, tengo una idea de esa fruta y me es suficiente para crear un mundo irreal, que me interesa más que el real", indica.
Voluptuosidad y contornos esféricos
De esa manera, cuando se realiza un recorrido a través de sus creaciones, rebosantes de luz y color, da la sensación de que el mundo se detiene. El pintor mantiene en el espacio un tiempo pasado con sus escenas de mujeres voluptuosas, con sus figuras desnudas o sus personas con contorno esférico, los niños regordetes…
Sus creaciones suelen tener un origen cotidiano, escenas de familias colombianas en las calles, amigos bebiendo en un bar o en el burdel, casi todo hace recordar el mundo mágico descrito por Gabriel García Márquez en sus obras. "Estoy muy cerca de mi país, aunque no vaya con frecuencia, está en mi imaginación. Todos mis cuadros están hechos de Colombia, leo la prensa colombiana y estoy enterado de todo por mis amigos. Soy colombiano de pasaporte y de alma, y en los últimos años en Colombia está descendiendo la violencia, y me hace sentir optimista". Destaca su sentimiento “muy colombiano” pese a vivir en Europa.
Cerca del mar
Fernando Botero reside actualmente en Mónaco además de tener sendas residencias en Grecia e Italia, ya que su estado de salud le apremia a vivir cerca del mar.
Pinta todos los días desde que se despierta, a todas horas. Sin embargo, da por finalizada su etapa como escultor, a pesar de que el próximo marzo estrena una exhibición de dieciséis esculturas en Hong Kong.
Ir a exposiciones es perder el tiempo
La exposición en la Marlborough coincide con la feria de Arte Contemporáneo (ARCO). El artista colombiano ha mantenido que no va exhibiciones porque pierde el tiempo.
"Cuando voy a algo es para ver alguna obra maestra a un gran museo, como al Prado, porque quiero ver pintura que me produzca felicidad y placer. Creo en las artes plásticas, no en el reemplazo de las artes plásticas; las performances o el vídeo arte son otra cosa", ha finalizado Botero, argumentando como broche final que “cuando uno está frente a Las meninas no necesita que nadie le explique qué es eso, porque es la belleza".