Homero, tal vez la celebrity literaria más popular del mundo clásico, ya era remoto para sus primeros lectores. El enigma de su origen ya les interrogaba con interés amarillista. Cuentan que cuando el emperador Adriano se encontraba de viaje por Grecia se detuvo ante el famoso oráculo de Delfos para preguntarle: ¿Dónde nació Homero y quiénes fueron sus padres?, la versión a lo divino de nuestro clásico “¿Y tú de quién eres?”. En el cuento “El Inmortal” de Jorge Luis Borges, nuestro escritor supermiope favorito, fantasea con la existencia de un mundo donde la muerte haya dejado de existir.

El protagonista, en la búsqueda de tal paraje, se encuentra con un tipo tumbado en el suelo como un perro. Va vestido con harapos. Parece que no sabe hablar. Algunos párrafos después descubrimos que ese mendigo asalvajado y displicente no es otro que el propio Homero que vive desesperado por no poder encontrar un final adecuado para su vida. Si atendemos a la hermosa novela gráfica Joe Shuster, una historia a la sombra de Superman (Julian Voloj y Thomas Campi. Dibbuks, 2018) Joe Shuster y Jerry Siegel, dibujante y guionista del extraterrestre filantrópico de calzón rojo, también conocieron algo parecido a ese aciago destino. 

El tebeo empieza cuando un policía que se pasea por un parque de Queens una tarde de 1975. Durante el servicio se encuentra a un anciano andrajoso durmiendo sobre un banco. El policía, imbuido de filantropismo mágico, invita al mendigo a almorzar al dinner de la esquina. El vagabundo acepta y come con ganas. El poli se interesa entonces por su vida y el mendigo le pide papel y lápiz. Lo que dibuja lleva capa y le deja sin aliento. Dibuja con trazo seminal y seguro al superhéroe más icónico del siglo XX. El policía le pregunta cómo ha llegado hasta allí. El largo flashback que sigue es su respuesta y el meollo del cómic

Las bellas viñetas delineadas de este inicio fabulado dan paso a otras ilustraciones todavía más hermosas. El pasado que narra Shuster al policía –y con él a todos nosotros– se nos muestran mediante acuarelas virtuosísimas que desdeñan del cerrojo del rotulador. Viñetas que conocen la tristeza elegante de los cuadros de Edward Hopper. Viñetas que saben del añejo sabor de las estampas de Rockwell y de su reverso sombrío.

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Ilustración de la novela gráfica 'Joe Shuster, una historia a la sombra de Superman' 

La novela gráfica, a la vez que una hermosa colección de dibujos que une la trama con un montón de iconos visuales de la época, es el documental completísimo sobre la génesis y desarrollo del mito de Superman y la indefensión de los creadores frente a la industria cultural. La historia del abuso de las grandes compañías de tebeos sobre sus creadores. Una historia, si atendemos también a las dificultades de los padres del tebeo español, que parece universal. 

El fantástico guión de Voloj es preciso y copioso, atado a los hechos; las evanescentes ilustraciones de Campi, con su aire de ensueño, los hacen volar; ambas se complementan como en una fórmula mágica de peso y ligereza. El resultado es un cómic que con fidelísima dedicación reconstruye casas, redibuja calles, restaura la memoria de una historia que ya no se va a perder, 80 años después de que apareciera el héroe levantando un coche en la portada de Action Comics

Esta historia, como casi todas las historias importantes, también se inicia con una migración. Como Superman, los orígenes de sus creadores también son el extremo extrarradio. Kal-El viene del planeta Kripton, Shuster de Canadá y la familia de Siegel es originaria de Lituania. En el instituto se reconocen como nerds cuando la palabra todavía carecía de la pátina guay con la que brilla en la actualidad. Para refugiarse de bromas y hostias optan por la ficción, claro, versión popular y con grapas. Buck Rogers y Flash Gordon. Las películas de marcianos y la televisión.

Al poco de conocerse deciden empezar a crear un fanzine en el instituto. Después de algunas idas y venidas dan con la tecla para crear a Superman. Contratan a una modelo que le servirá como personaje femenino. Siegel, a la Dante, le pone el nombre de un amor imposible. Acaba de nacer Lois Lane. Para los apuntes de Superman, Shuster opta por una versión ultrahormonada del propio Siegel. El resto es historia. 

Joe Shuster Page 2

Ilustración de la novela gráfica 'Joe Shuster, una historia a la sombra de Superman'

Después de rastrear el origen del personaje pasamos al drama. Un drama irónico, ya que se inicia con el brindis donde los jóvenes amigos celebran la venta de los derechos de su personaje por 130 dólares a una gran editorial. En ese gesto fundacional están a punto de quedarse sin él para siempre. La obra da cuenta de la odisea que supone la recuperación de esos derechos.

Los villanos de esta historia no visten con traje de malla sino de traje y corbata. Los héroes son la common people. Si lo pensamos bien, Superman no es del todo un superhéroe. Sus superpoderes corporales se deben al doping que produce en el organismo de los kriptonianos el sol amarillo que brilla sobre la Tierra. La atmósfera terrestre. No requieren ninguna clase de esfuerzo especial. El verdadero superpoder de Kal-El, tal vez, sea no volverse un tirano, conseguir domar su superioridad racial en un humanismo bienintencionado y tontorrón. Intentar vivir la vida como un ser humano normal. 

En el documental de próximo estreno In the middle of Norway (Mia P. Salazar, Bungard Film) el cantante Jorge Martín reflexiona sobre la doble condición vital que le ha tocado vivir. En verano sale de gira con el grupo indie La habitación roja por un sinfín de festivales, la multitud corea sus canciones con devoción fanática. Durante el invierno trabaja como enfermero de pacientes en situación terminal en el turno de noche de un hospital en el medio de Noruega. Él tiene claro cual de sus dos vertientes es más heroica. El tebeo que nos ocupa también. Sí, el superhéroe es Clark Kent.