Es la fotografía más famosa de la literatura española. La imagen fundacional de la Generación del 27. La instantánea que lacró icónicamente la estela del grupo poético. Ahí están Rafael Alberti, Federico García Lorca, Juan Chabás, Mauricio Bacarisse, Jorge Guillén, José Bergamín, Dámaso Alonso y Gerardo Diego, en el homenaje a Góngora, poeta elegido como estandarte de todo lo nuevo. Junto a ellos, dos representantes del Ateneo de Sevilla, la institución organizadora de las veladas literarias: su presidente, Manuel Blasco Garzón, futuro ministro de la República, y el responsable de la sección de literatura, el doctor José María Romero Martínez.
Del documento lo sabemos hoy todo. O casi todo. La foto se tomó hace ahora noventa años en Sevilla. En concreto, sobre las doce de la noche del viernes 16 de diciembre de 1927 en el salón de actos de la Sociedad Económica de Amigos del País, lugar de las jornadas porque la sede del Ateneo estaba ocupada con preparativos de la cabalgata de Reyes. La visita de “los jóvenes literatos de vanguardia” atrajo, en realidad, a poco público. “Cuarenta o cincuenta personas”, según Dámaso Alonso, quien anota la presencia allí de cuatro damas: “Habían entrado allí por equivocación, sin duda, y se escurrieron como cuatro anguilas en un momento en que yo me bebía un vaso de agua”.
Pero, frente a lo que generalmente se cree, no hay una única foto oficial de la Generación del 27. Ni, por supuesto, las hizo el mismo autor. En realidad, existen tres imágenes diferentes, aunque todas atrapan el mismo momento: el posado de los participantes en el estrado. Y todas salen publicadas el 18 de diciembre en distintos periódicos de Sevilla. La Unión incluye en portada la instantánea con la firma de Dubois, pseudónimo de Eduardo Rodríguez Cabezas. El reportero gráfico Juan José Serrano es el autor de la imagen que El Noticiero Sevillano publica en el ángulo inferior izquierdo de la página seis. Por último, El Liberal también la lleva en su primera página, aunque sin firma y con un brevísimo pie informativo: “La conferencia de anoche en el Ateneo”.
Un mismo momento, tres perspectivas
Entre las tres apenas hay una leve diferencia: la perspectiva, marcada por la posición de la cámara a la hora de tomar la instantánea. Y para advertir este desplazamiento es especialmente clarificadora la posición de Dámaso Alonso, segundo por la derecha. En la fotografía de Dubois, al autor de Hijos de la ira sólo se le ve medio cuerpo: el poeta está situado completamente detrás de la mesa. Por su parte, en la que toma Serrano, ya asoma una de sus piernas, la izquierda. Por último, en la imagen que El Liberal publica sin firma, Alonso aparece de cuerpo entero. Es decir, los fotógrafos están “hombro con hombro” cuando inmortalizan a los participantes en las veladas en honor a Góngora.
Pero, entonces, ¿quién es el autor de la fotografía de El Liberal, publicada allí sin firma? La imagen coincide milimétricamente con la instantánea atribuida a José Bello Lasierra, Pepín Bello, testigo privilegiado de los días de la Residencia de Estudiantes y, entonces, funcionario del gobierno en la Exposición Iberoamericana de 1929. Pero la crónica periodística sólo recoge el trabajo de los dos reporteros --“La deliciosa velada terminó con muchos aplausos y felicitaciones para todos y con el inevitable fogonazo de los fotógrafos de la prensa local, señores Dubois y Serrano” (El Liberal; sábado, 17 de diciembre de 1927)--, pero no el de Pepín Bello, amigo de los comparecientes.
La instántanea del reportero gráfico Serrano, en las páginas de El Noticiero Sevillano. Dámaso Alonso está tapado parcialmente por la mesa: sólo deja ver su pierna izquierda / ICAS-SAHP
Además, lamentablemente, la Hemeroteca de Sevilla no conserva ni el original ni la placa de vidrio de las fotografías, circunstancia que arrojaría luz al debate sobre la autoría de esa tercera “foto oficial” de la Generación del 27. Otro tanto sucede con la Residencia de Estudiantes, que utiliza una reproducción tomada del libro Gerardo Diego y la poesía española del siglo XX. Allí aparece su procedencia como del "Archivo Gerardo Diego". Siguiendo esta línea, la fundación que gestiona el legado del poeta santanderino conserva una copia de la fotografía en papel de época de excelente calidad, pero también sin firma. En el reverso de la misma, Diego anotó los nombres de los que aparecen en la instantánea, pero no hay rastro alguno del autor.
Pepín Bello
Para colmo, Pepín Bello tampoco aclaró si él fue realmente quién tomó la tercera fotografía. Todos sus testimonios coinciden en que él hizo aquella noche una instantánea, pero con una cámara que no era suya. “Sevilla nos puso el marco para una foto que se ha comentado mucho, que hice yo con la cámara de un fotógrafo conocido mío”, afirma en el libro de José Antonio Martín Otín La desesperación del té. 27 veces Pepín Bello. En otra ocasión, Bello recrea con más detalles ese momento: “Salí a la calle y le pedí a un fotógrafo ambulante su cámara fotográfica. Entré al Ateneo y disparé la foto con un flash de magnesio que llenó toda la sala de un humo blanco que escocía los ojos”, expone en Confesiones con José ‘Pepín’ Bello de David Castillo y Marc Sardá.
Fotografía de portada de Eduardo Rodríguez Cabezas, Dubois, para La Unión. En ella, Dámaso Alonso está completamente detrás de la mesa / ICAS-SAHP
Este último relato de Pepín Bello está lleno de hermosas sugerencias literarias --el fotógrafo ambulante, la nube de magnesio, los ojos...--, pero también de serias incongruencias históricas, justificadas acaso en la displicencia propia de la conversación. Así, por ejemplo, ubica las jornadas en las sedes de la Sociedad Económica del País y del Ateneo o atribuye en exclusiva al torero Ignacio Sánchez Mejías los gastos de las jornadas cuando éstos fueron abonados por la institución sevillana, según reza en su contabilidad. En total, 2.267,60 pesetas, un dineral para la época, que le costó el puesto al presidente de la sección de literatura, José María Romero Martínez.
Otros estudios han identificado de forma salomónica a ese “fotógrafo conocido” con Juan José Serrano, maestro de reporteros gráficos, pero él estaba allí en ese momento e hizo otra fotografía: la imagen publicada por El Noticiero Sevillano. Entonces, ¿le prestó este fotoperiodista a Bello otra cámara de su propiedad? ¿O realmente no era él? Y más preguntas: si la foto la hizo Bello, ¿cómo se llega a publicar en El Liberal? ¿Acaso por Cecilio Sánchez del Pando, entonces fotógrafo de El Liberal, quien publica el mismo día de la instantánea de la Generación del 27 una imagen de la entrega de premios de una coral que tuvo lugar en el mismo emplazamiento? ¿Y por qué lo hace sin firma? Son preguntas aún pendientes de respuesta alrededor de una fotografía ya definitiva, sobre la que Jorge Guillén levantó un verso total: “Juntos ya para siempre...”.