Han pasado los meses y nos acercamos al final. Al final del plazo que los negociadores de la Operación Chamartín se dieron a sí mismos. Seis meses. Y junio es el mes final. Si el calendario está bien hecho, porque con tanto silencio y tanto ocultar lo que están tratando uno duda ya del mes que le toca salir a la luz para que los ciudadanos lo conozcan. Pero todo se verá. Y se analizará. Y se juzgará. Y se criticará. Lo vamos a ver. En compañía de los ciudadanos a quienes se les ha ocultado la negociación de una obra que a algunos les va a cambiar la vida. ¿Para bien? Permítannos que lo dudemos.
Se comenta por la rivera del Manzanares que en las negociaciones se ha producido un enfrentamiento serio. Ha sido, dicen, entre las entidades públicas Adif y ayuntamiento. Las que deberían ir de acuerdo para defender los derechos de los ciudadanos que les han votado. A los del ayuntamiento sólo, porque a los de Adif no les ha votado nadie. Ahí está al mando el hermético Juan Bravo, hombre de Gallardón en sus obras municipales, con todo lo que conlleva ser de Gallardón. Luego nos ocuparemos de Adif.
Porque antes está el ayuntamiento. La alcaldesa, Manuela Carmena; su marido, el arquitecto Eduardo Leira; el concejal de Urbanismo, o como se llame ahora, José Manuel Calvo; y los veteranos del ayuntamiento, Enrique Bardají y Eduardo Mangada. Todo un ramillete de arquitectos. Los viejos arquitectos dominadores del ayuntamiento en el siglo pasado y el nuevo y el actual concejal, José Manuel Calvo. Todos a una, pero no sabemos a cual. El concejal Calvo, engreído por el cargo, altanero ante la prensa “a vosotros no os diré nada”, se pasea por las alfombras como si hubiese construido el Palacio Real. Pero no se le conoce obra alguna, ni un corral. Sólo tiene una tesis doctoral con un titular indescifrable, El Poblado Dirigido de Caño Roto. Dialéctica entre morfología urbana y tipología edificatoria. Esa tesis revela su admiración entusiasta por las prácticas urbanizadoras del franquismo del pasado. Franquismo puro. Urbanismo dictatorial. A lo peor quiere edificar, según esas teorías, en el norte de Madrid. Pero, en su altanería, olvida que quien nombra también destituye; y que quien vota puede renegar en la próxima convocatoria. Por ignorar al ciudadano. Por despreciar y no servir al votante. Suele ocurrir.
En las negociaciones se ha producido un enfrentamiento serio entre Adif y ayuntamiento, las que deberían ir de acuerdo para defender los derechos de los ciudadanos que les han votado
En Adif quien ordena y manda es Juan Bravo. Conoce el mundillo. Fue la mano derecha de Gallardón en el soterramiento de la M-30. Manejó presupuestos y ampliaciones sin pasar por la Junta de Gobierno municipal. Hizo y deshizo lo que no está escrito junto a su jefe y amigo Ruiz-Gallardón. Adif es la escuela de donde han salido muchos de los que hoy dirigen el Gobierno y la vida de esta España nuestra. Los servicios prestados en Adif han servido para ascensos. Veamos algunos: cuando el accidente del tren Alvia con destino a Santiago de Compostela el 24 de julio de 2013, víspera de la fiesta gallega y española de Santiago, ya estaba el posterior director de Mantenimiento y Explotación, Alfonso Ochoa, que antes había sido Director de Operaciones e Ingeniería de la Red de Alta Velocidad. Fue quien firmó el cambio de proyecto entre Orense y Santiago. Isabel Pardo de Vera trabajó en el tramo entre Orense y Santiago entre los años 2007 y 2011. Hoy es la directora general de Adif Alta Velocidad. Carlos Díez Arroyo, exdirector de la línea de alta velocidad del Noroeste de Adif, hoy es el director de la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria. Andrés Cortabitarte, hoy investigado, era el jefe de seguridad de Adif; tras el accidente, le dieron la subdirección de Desarrollo Tecnológico e Innovación de Adif. Todos han hecho méritos para ascender. Todos han esquivado distintas responsabilidades en el accidente. Y, se supone, han sido vistos, muy bien vistos, por sus jefes.
Seguimos. Repasemos el Ministerio de Fomento, Renfe, e Ingeniería y Economía del Transporte (Ineco). Lo más destacado es el ascenso del que fuera Secretario de Estado de Planificación e Infraestructuras del Ministerio de Fomento, Rafael Catalá. Ahora es el ministro de Justicia del Gobierno de España. Aunque esté reprobado por el Congreso de los Diputados, sigue de ministro. Durante su ejercicio como Secretario de Estado se puso en servicio el tren Alvia y se desconectó el sistema de seguridad ERTMS. Pero el 24 de julio de 2013 estaba desconectado el sistema de seguridad y el Alvia iba más rápido. Con el sistema de seguridad (que se desconectó), los túneles y las curvas, el tren parecía un mercancías lento. Sin el sistema de seguridad, más velocidad; y el accidente. Ahora le echan la culpa al maquinista. ¡Ay, señor!
Seguimos. Quien presidía Renfe, Julio Gómez-Pomar, ahora es Secretario de Estado de Infraestructuras, Transporte y Vivienda. Manuel Niño González fue director general de Ferrocarriles de enero de 2012 a marzo de 2013. Firmó el 11 de junio de 2012 la puesta en servicio del material rodante. Hoy es Secretario de Infraestructuras, preside la Agencia de Seguridad Ferroviaria y la Sociedad Estatal de Infraestructuras del Transporte Terrestre (SEITTSA). Como presidente de Renfe nombraron a Pablo Vázquez, antiguo presidente de Ineco, empresa pública responsable de la homologación del tren conocido dentro de Renfe como Frankenstein y de la evaluación de riesgos de la línea Orense-Santiago. Ya no está. Dejó el puesto y la presidencia del Consorcio de empresas encargadas de construir el AVE La Meca-Medina. Ahora es Director General del Colegio Universitario de Estudios Financieros (CUNEF). Y Ana Pastor, entonces ministra de Fomento, ahora es la tercera autoridad del Estado como presidenta del Congreso de los Diputados.
Las familias de las víctimas del accidente de Angrois esperaban una comisión técnica independiente y otra de investigación parlamentaria. Antes se defendían claridades y esas comisiones. Ahora no. Ahora hay secretos. No al poder, pero sí al ciudadano. Negocian así
Todos han tenido éxito. No los muertos y heridos de aquel accidente, ni sus familias. Olvidados. Enterrados o dolidos. Sin comisiones independientes. Ni las atenciones de Fomento-Adif que se esperaban. Éxitos sin incordiar. Silencios. Opiniones que se perfeccionan. Incluso el ministro actual, Íñigo Joaquín de la Serna, ha cambiado de opinión. De apoyar a las víctimas del accidente, cuando era alcalde de Santander, ha pasado a no recibirlas como ministro de Fomento. Se quejan.
Pues algunos de aquellos personajes son los que hoy negocian en secreto desde el Ministerio de Fomento y Adif, bajo el mando del inaccesible Juan Bravo. Negocian con el Ayuntamiento de Madrid las condiciones de la gran obra de Madrid, de la gran obra de Europa: la Operación Chamartín. Algunos de ellos deciden el futuro de Madrid. Conviene conocerlos. Saber quiénes son y qué han hecho. Hubo 80 muertos y más de 150 heridos en la curva de A Grandeira, en Angrois, cerca de Santiago de Compostela. Las familias esperaban una comisión técnica independiente y otra de investigación parlamentaria. Antes se defendían claridades y esas comisiones. Ahora no. Ahora hay secretos. No al poder, pero sí al ciudadano. Negocian así. Con Juan Bravo a la cabeza de Adif.
Mientras tanto, Distrito Castellana Norte (DCN) espera. Ya dice el arquitecto de DCN Richard Rogers en El País que “lo más importante es crear un distrito de negocios vibrante con usos mixtos” y que “con el proyecto Castellana Norte, Madrid dice al mundo que ha vuelto”. Veremos en qué condiciones. DCN espera. Se baten los representantes de los ciudadanos. Entre ellos. Pero el negocio parece seguro. Con el ayuntamiento y Fomento-Adif encontrados y en secreto, más negocio y más seguro.
Con estos personajes, habrá quien gane, y lo descubriremos. Habrá perdedores, y los encontraremos. También quien haga lo que debe, y también lo contaremos.