Los cómics de Archie y sus amigos son una institución en Estados Unidos desde principios de los años cuarenta, pero nunca han gozado de mucho éxito en España, donde los distribuía en los sesenta la mexicana editorial Novaro sin conseguir que el lector nacional se interesara mucho por las andanzas de aquella pandilla de adolescentes de un pueblo imaginario, Riverdale, a cuyo instituto acudían todos en masa. El principal impacto del universo Archie en nuestro país tuvo lugar en 1969, con el súper éxito pop Sugar, sugar, interpretado por una banda fantasma que atendía por The Archies. Cabe añadir que el triunfo sin paliativos de Sugar, sugar no contribuyó en lo más mínimo a generar interés por los comics de Archie, Betty, Verónica y el resto de la pandilla, a los que los aficionados a los tebeos en general consideraban unos merluzos excesivamente americanos cuyas aventuras, a medio camino entre el humor, el costumbrismo y una cierta angustia adolescente eran muy difíciles de tomar en serio.
Riverdale prueba de forma brillante que a Archie y al resto de merluzos se les podía dar una vuelta de tuerca perversa para conseguir una propuesta interesante y un pelín majareta
El estreno de la serie Riverdale prueba de forma brillante que a Archie y al resto de merluzos se les podía dar una vuelta de tuerca perversa para conseguir una propuesta interesante y un pelín majareta. Se trataba de explorar la cara oscura de la pandilla --como hizo en su momento Frank Miller con Batman-- y meterla en una turbia intriga criminal en su hábitat natural, el instituto en el que hacen como que estudian mientras las hormonas rigen su conducta. En Riverdale, los personajes son los mismos que en el comic original. Archie sigue debatiéndose entre la adorable Betty y la coqueta Verónica, pero no deja pasar la oportunidad de acostarse con la señorita Grundy, que en los tebeos solo es una maestra que intenta sacar lo mejor de sus alumnos. Kevin se ha convertido en el mejor amigo gay de Betty. La reina de la clase pudo haber asesinado a su hermano gemelo durante un paseo en barca...
El concepto no es del todo nuevo. Previamente, hemos visto adaptaciones oscuras de cuentos clásicos. Pero es de admirar la idea (aparentemente) peregrina de recurrir a un material tan ñoño como el de los tebeos de Archie para plantear un misterio de ambiente juvenil --excelentemente rodado, por cierto-- al que se puede enganchar gente de cualquier edad. A tenor de lo visto en el episodio inicial, lo que podría haber sido una absoluta estupidez y un intento fallido de mejorar lo inmejorable puede ser una serie que merezca la pena seguir. Veremos.