La arquitectura ha hecho obras magnas, monumentales, de un tamaño impresionante, por grandes y por pequeños. La Sagrada Familia es la iglesia más grande, sí, pero algunas son de un tamaño tan reducido que tiene columnas de solo 20 centímetros de diámetro.
Esta última capilla tiene además otra particularidad, tiene dos nombres. ¿Por qué? Porque a lo largo de su historia se ha venerado allí dos santos, un hombre y una mujer. Se trata de la ermita de Sant Antoni o Santa Bárbara.
Bien protegido
Declarada bien cultural de interés local, esta pequeña iglesia es, además un portal a uno de los lugares más bonitos de la Serra de Montsant y uno de los puntos de partida hacia algunos de los senderos más impresionantes del Parque Natural de la Serra de Montsant.
Todo esto la hace tan característica como única. Originalmente conocida como ermita de Santa Bárbara, se cree que su construcción se remonta a tiempos anteriores a la colonización de la región, cuando estas tierras eran habitadas por eremitas. Fue precisamente el ascetismo el que dio origen a este espacio, muy influido siglos después por la cercanía de la Cartuja de Escaladei.
Una iglesia, dos nombres
Hasta el siglo XV, la ermita permaneció bajo la advocación de Santa Bárbara, de allí esta denominación. Sin embargo, en 1559, Fray Llorenç Julià, un eremita que vivía en la zona, lo cambió todo.
El clérigo decidió erigir un altar dedicado a Sant Antoni de Pàdua, aprovechando la ampliación de la estructura original. Este cambio marcó una nueva etapa para la ermita, que pasó a conocerse también como ermita de Sant Antoni de Pàdua, nombre con el que es mayormente identificada en la actualidad.
Historia
Estos no fueron sus únicos habitantes. A lo largo de los siglos, esta pequeña iglesia ha sido el hogar de varios ermitaños, como Jeroni de l’Albi en el siglo XVI, e incluso ha sido objeto de disputas legales entre el municipio y la Cartuja de Escaladei.
La iglesia, en su origen, era mucho más pequeña, estaba separada de la casa donde habitaba el ermitaño que se hacía responsable de la capilla, pero en el siglo XIX se produjo la ampliación definitiva: la casa del ermitaño se anexa a la ermita.
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