Por fin llegan las vacaciones. Y en verano, se tiende a comer poco y mal. El calor, las continuas idas y venidas a los chiringuitos, el aumento en el consumo de alimentos procesados, cervezas y vino en comidas y cenas a deshoras provocan inevitablemente un déficit en las necesidades nutritivas que acaban desembocando en problemas digestivos, como las digestiones pesadas.
Es en esta época del año donde posiblemente sea más necesario insistir en la conveniencia de llevar una dieta sana y equilibrada. Una mala alimentación puede privar el cuerpo de los nutrientes necesarios. Muchos trastornos de la salud, como digestiones pesadas, hinchazón, flatulencias, colon irritable, reflujos o ardor de estómago, están relacionadas con una alteración de la salud digestiva provocada por un régimen alimenticio con muchas carencias.
¿Qué es la microbiota?
La microbiota intestinal son microorganismos –bacterias, hongos, virus…–, esenciales para el correcto funcionamiento de procesos fisiológicos y metabólicos, que conviven en el tracto digestivo de forma natural y que ayudan a tener mejores defensas y a reducir el riesgo de alergias y de enfermedades autoinmunes.
Se trata de un ecosistema muy complejo que se puede alterar con facilidad por el estrés, una dieta irregular, el consumo excesivo de algunos medicamentos, el tabaco o el alcohol. En estos casos, el consumo de probióticos y prebióticos puede ayudar a regenerar y equilibrar la microbiota perjudicada
Viene la ayuda: los probióticos
Los probióticos pueden ser parte de la solución. Consumidos en cantidades suficientes, influyen en el buen funcionamiento del sistema digestivo. Concretamente, ayuda a reforzar el sistema inmunitario y a digerir alimentos difíciles.
Son bacterias beneficiosas que se encuentran en los productos lácteos y en otros fermentados como el kéfir o el yogur. Estos suplementos alimenticios reestablecen el equilibrio entre bacterias buenas y malas, y reducen y controlan las molestias digestivas.
Los beneficios del yogur y el kéfir
El yogur y el kéfir ayudan a cuidar la salud digestiva gracias a sus exclusivos probióticos naturales. El yogur es una fuente de proteínas ricas en aminoácidos esenciales, indispensables para desarrollar los músculos y es una fuente de calcio, necesario para mantener unos huesos y unos dientes fuertes. El kéfir es una bebida de leche fermentada elaborada con una combinación de bacterias y levaduras que incluso las personas intolerantes a la lactosa pueden ingerir.
Hay opciones como Activia, que además de las bacterias propias del yogur, contienen bifidobacterias, que le diferencian del resto de yogures. Esta tercera cepa de microorganismos supone uno de los grupos mayoritarios de las bacterias vivas que contienen la microbiota. Asimismo, cuenta con más de 30 años de investigación que han demostrado que sus probióticos llegan vivos hasta la microbiota intestinal. De esta forma, se convierten en una forma sencilla y natural de consumir probióticos naturales a diario.
Además, su tipo de consumo es muy versátil. Sientan genial y pueden tomarse en el desayuno con una pieza de fruta o con avena, o de postre en la comida y en la cena.
Activia Kéfir, por su parte, contiene una mayor proporción de probióticos y tiene auténticas levaduras de Kéfir. Gracias a su sabor suave y su textura ligera, también es fácil incluirlo en cualquier comida del día, solo o combinado con otros alimentos.