La sequía se ha instalado en Cataluña, que sufre la situación más grave de los últimos 50 años. Esta anomalía climatológica ha obligado a la Agencia Catalana del Agua a decretar el estado de excepcionalidad, una medida que afecta a unos seis millones de personas de un total de 495 municipios.
Hace más de dos años que no existe un régimen normal de lluvias. La sequía es un fenómeno recurrente en la cuenca mediterránea, pero con el cambio climático hay cada vez más episodios y son más largos e intensos.
Cambio de modelo
Este reto obliga a una nueva gestión del ciclo integral del agua, el elemento básico para la vida. Es necesario un cambio de modelo para redistribuir y ampliar las fuentes de aprovisionamiento y asegurar su suministro de forma continuada. Es hora de tomar decisiones y acciones que hagan más sostenible la gestión y el uso de un recurso natural insustituible. El cambio climático está convirtiendo la excepcionalidad en la norma.
El Día Mundial del Medio Ambiente, que como cada año se celebra el 5 de junio, es una buena oportunidad para reflexionar sobre cuál es la mejor solución y acelerar su aplicación. Aigües de Barcelona apuesta firmemente por una transición ecológica hacia modelos sostenibles, locales y resilientes. Promover la economía circular, proteger los ecosistemas y la biodiversidad es el camino para luchar contra la emergencia climática.
Agua de proximidad para no depender de la lluvia
La Agencia Catalana del Agua estima que el cambio climático provocará una reducción del 22% en la disponibilidad de recursos hídricos en el litoral catalán en 2050. Ante esta situación, Aigües de Barcelona considera que la mejor solución para hacer frente a la escasez hídrica estructural y a los episodios de sequía es la reutilización del agua regenerada, aquella que sale de las depuradoras y se somete a un tratamiento adicional para que se pueda volver a usar de acuerdo con un modelo circular.
El agua regenerada permite asegurar la disponibilidad y calidad de los recursos hídricos sin depender de la lluvia o de la extracción de agua de recursos superficiales y subterráneos. Además, contribuye a proteger y restaurar la biodiversidad y los ecosistemas y reduce la huella hídrica humana de los usos finales del agua porque es un agua de proximidad, accesible y estable. La reducción de la huella hídrica en los usos del agua puede llegar a ser del 99% en comparación con otras fuentes convencionales gracias a la circularidad intrínseca de este recurso. A nivel energético, la demanda de energía del agua regenerada es hasta tres veces menor que la de la desalinización. Por eso es la opción más sostenible.
Nueva combinación de recursos
Aigües de Barcelona regeneró en 2022 un total de 50 hectómetros cúbicos (hm3) de agua, es decir, el equivalente al consumo de agua durante un año de casi 1.250.000 personas. En la actualidad, se está destinando agua regenerada desde la estación de regeneración del Baix Llobregat aguas arriba del río hasta Molins de Rei para ser reutilizada como agua prepotable. De esta forma, se aporta agua regenerada al río para que la planta potabilizadora de Sant Joan Despí la capte aguas abajo y la trate de nuevo para convertirla en agua potable y seguir el ciclo del agua.
En un año normal, el 95% de los recursos de agua para la metrópolis de Barcelona están vinculados a la climatología, es decir, agua superficial y subterránea, mientras que el 5% es agua de mar desalinizada. En una situación de sequía como la actual, el 19% del consumo corresponde a agua superficial (ríos, principalmente), el 23% es agua subterránea (pozos y acuíferos), el 33% agua desalinizada y el 25% agua regenerada. Esto significa que, para garantizar la resiliencia hídrica de las ciudades, hay que diversificar y encontrar la combinación más sostenible de los diferentes recursos de agua incorporando, sin duda, el agua regenerada.
Garantizar la resiliencia hídrica de las ciudades
Para hacer frente a este reto, la colaboración público-privada es esencial. Esta cooperación ha sido clave en grandes desarrollos de la metrópolis a lo largo de su historia como, por ejemplo, el plan Cerdà y la gestión de las aguas residuales del plan Garcia Fària, que dio lugar a la reforma del sistema de alcantarillado.
Por eso, Aigües de Barcelona, junto con la Administración, impulsa actuaciones primordiales basadas en la reutilización del agua regenerada. Un claro ejemplo es el Plan Director de agua regenerada metropolitano, en colaboración con la Administración y los usuarios potenciales de agua. Una pieza estratégica para garantizar la resiliencia hídrica del territorio. Asimismo, bajo el paraguas de los fondos Next Generation, la compañía ha propuesto un proyecto para incorporar a la región metropolitana 180 hm3 de nuevos recursos con mayor resiliencia (60 hm3 de aguas regeneradas, 45 hm3 de desalinización y 45 hm3 de recursos locales del Llobregat y el Besòs).
Además, la compañía está distribuyendo, a diferentes ayuntamientos metropolitanos, agua regenerada procedente de las estaciones depuradoras del Baix Llobregat y de Gavà-Viladecans para usos urbanos, como la limpieza de alcantarillado, viaria y de contenedores, y el riego de zonas verdes.
El cambio climático requiere respuestas sostenibles. Se necesitan soluciones innovadoras. Es hora de dibujar un futuro en el que tener agua dependa más de nosotros mismos que de lo que cae del cielo.