Uno de los retos de la sociedad actual es caminar hacia un futuro donde estén cada vez más incluidos los colectivos desfavorecidos y puedan desarrollarse en todos los ámbitos de la vida. El ámbito laboral es uno de los más importantes ya que constituye la mejor forma de integración para personas con diversidad funcional, víctimas de violencia de género, personas en riesgo de exclusión social y jóvenes desempleados de larga duración.
Pero la integración es un campo muy amplio y complejo que depende de muchos factores. La completa y eficaz inserción de los colectivos vulnerables en el mundo laboral sólo es posible desde la normalización. Eso significa valorar y tratar a las personas por sus cualidades y capacidades. No solamente porque tengan una determinada discapacidad o vivan una situación personal excepcional. Por eso, en este camino hacia una sociedad inclusiva, el papel y la capacidad de implicación de las empresas es clave.
Iniciativas para la inclusión
El proyecto Incorpora es un buen ejemplo de cómo las iniciativas empresariales para la integración ofrecen oportunidades que mejoran la vida de los integrantes de estos colectivos. Se trata de un programa impulsado por La Caixa, que nació hace 12 años con el objetivo de mejorar la integración sociolaboral de las personas en situación o en riesgo de exclusión social, generando oportunidades de ocupación en la empresa ordinaria con apoyo y seguimiento por parte del personal técnico del programa.
La compañía Ndavant, que ofrece servicios de mantenimiento y limpieza, se ha unido a Incorpora para desarrollar un nuevo proyecto de integración socio laboral. La empresa ha asumido el compromiso de acoger las prácticas de las personas formadas en varios centros de la provincia de Barcelona con el fin de ofrecer contrataciones a quienes hayan obtenido una buena valoración en las prácticas.
En la iniciativa también participa la asociación Insercoop, ofreciendo una formación teórica de limpieza, a medida, para personas procedentes de colectivos vulnerables, ya sea porque tienen el certificado de discapacidad, el certificado de exclusión social o por ser mujeres víctimas de violencia de género.
Bienestar laboral y social
Para llevar a cabo este proyecto de la manera más eficiente, Ndavant cuenta con la Unidad de Apoyo a la Actividad Empresarial que se encarga de acompañar, orientar y guiar a las personas que han sido contratadas, una vez realizado el programa de prácticas. Olga Giner, responsable de la Unidad, valora de manera muy positiva el éxito del programa: “Todo este esfuerzo tiene su recompensa ya que de las 18 personas que se acogieron a las prácticas en varios centros de Ndavant, ocho fueron contratadas y cinco de ellas lo siguen estando a día de hoy”, señala.
Para Giner, lo más importante es el bienestar laboral, ya que a través de él la integración y el desarrollo a todos los niveles es más fácil. “Además, no sólo hacemos un seguimiento dentro del puesto de trabajo sino que también tenemos protocolos de actuación para la detección de casos de vulnerabilidad”, apunta.
Colectivos más vulnerables
Una vez que la Unidad de Apoyo a la Actividad Empresarial recibe la notificación de que alguien ha sido contratado se activa el seguimiento en algunos ámbitos esenciales: “La vivienda, la familia, los vínculos con otras entidades, su red social y su nivel económico son las áreas en las que centramos el seguimiento para establecer las actuaciones pertinentes”, dice Giner.
“Nos centramos en tres colectivos principalmente, --prosigue-- mujeres víctimas de violencia de género, personas con diversidad funcional y las que forman el colectivo en riesgo de exclusión social. Estas últimas pueden tener problemas de adicción, estar en situaciones de pobreza o incluso presos en su primera etapa de tercer grado”.
Con perspectiva de género
Además, la unidad tiene muy presente que el 80% de su plantilla son mujeres. Por eso contempla su ámbito de actuación desde una perspectiva también de género. “Cuando se detecta un caso de violencia de género actuamos como nexo entre la víctima y otras fundaciones para derivarla a profesionales especializados”, explica Giner.
El absentismo laboral también puede ser una señal de que alguien tiene problemas. En estos casos, Giner la unidad intenta detectar el origen para establecer una coordinación, tanto con servicios internos como públicos para ayudar a la persona a conciliar con el trabajo sin tener que ausentarse.
Otra oportunidad
Leonor es una chica que en un momento dado de su vida se encontró en una situación de riesgo de exclusión social y que fue detectada a tiempo para acogerse al programa de prácticas. Este es uno de los casos de éxito que hay detrás del esfuerzo y la dedicación coordinados de este proyecto. Según Leonor, esta experiencia le ha cambiado la vida: “Si no hubiera sido por esta oportunidad ahora mismo sería imposible que tuviera esta situación laboral”.
Después de las prácticas fue contratada y ahora está en una situación más estable, se siente tranquila y con ganas de seguir trabajando en la empresa. “En las prácticas aprendí muchísimo y ahora estoy en una situación que hace un tiempo ni me hubiera imaginado, estoy muy contenta”, explica.